lunes, 27 de julio de 2009

Una librería muy literaria

Después de una serie de días más que perdido de la blogosfera –motivos laborales y personales que han ido minando el ánimo y la disponibilidad de tiempo libre-, me encuentro nuevamente por aquí, y espero que por el club de lectura, para quedarme. Aunque el fin de semana que se avecina también será movido, ya que partimos para Valencia, donde Azote tendrá que trabajar un poco y yo intentaré aprovechar para hacer una visita a las librerías de la ciudad, aprovecho para dejaros una fotito de nuestras últimas adquisiciones. Esta misma tarde hemos descubierto una librería en pleno centro de Málaga, muy cerquita de la Plaza de la Merced, en la calle Frailes, llamada Librería Literaria. Al verla nos ha llamado la atención el cartel que tenía junto a la puerta con la tan apetecible como temible palabra “Liquidación”. Al tratarse de una librería de viejo pensábamos que iba a cerrar, así que hemos entrado para aprovechar el momento buscar algo interesante (¡Carpe Diem!), y he aquí la remesa que hemos conseguido:

  • Trópico de Cáncer y Trópico de Capricornio, de Henry Miller.
  • Fiesta, de Ernest Hemingway.
  • Nuevas historias para leer a plena luz, una recopilación de historias de terror y suspense por el genio del cine, Alfred Hitchcock.
  • La roja insignia del valor, de Stephen Crane.
  • Toda la noche oyeron pasar pájaros, de J. M. Caballero Bonald.
  • Volverás a Región, de Juan Benet.
  • Señas de identidad, de Juan Goytisolo.
  • El prisionero de Zenda, de Anthony Hope.
  • El Gatopardo, de Giuseppe Tomasi di Lampedusa.
En total, 10 libros por 20€, toda una ganga. Charlando después con el librero y con un amigo suyo que le acompañaba, nos ha comentado que lo de la liquidación era una estrategia comercial que usa él de vez en cuando para llamar la atención de la gente. Que de momento no cierra, aunque sólo abre por las tardes. La librería me ha encantado, y tras recibir esta buena noticia, obvia decir que pasaré de vez en cuando por allí para seguir hurgando entre sus estantes con olor a polvo y libros viejos que me encanta y que constituye parte de la dieta de todo buen bibliobulímico. Ya os contaré un poco más sobre la librería en cuanto tenga ocasión de pasar por ella una vez más.

Y ahora, cómo no, ¡feliz lectura!

viernes, 24 de julio de 2009

Sóniechka

La autora rusa Liudmila Ulitskaya publicó en 1996 la novela Sóniechka, aunque no fue hasta hace un par de años que la tradujeron al castellano. Esta breve novela, ganadora en Francia del premio Médicis, nos cuenta en pocas páginas la singular vida de Sóniechka, una joven judía de los Urales que, debido a su fealdad, no se cree con derecho a ser feliz y que encuentra en su precario trabajo en una biblioteca pública, donde devora libros a mansalva como lectora compulsiva, y en el hombre que conoce allí y que llegará a ser su marido, el pintor Robert Víktorovich, su razón de existir.

Poco a poco abandonará el placer que le proporcionaba la literatura, cuyos personajes recrea en su imaginación de forma tan real que es capaz de sentirse más identificada con ellos que con las personas que han compartido su vida hasta entonces: sus padres, sus amistades…, para limitarse a ser la fiel y amable esposa que cualquier marido -de la época en que transcurre la trama de la novela, que coincide con la del régimen soviético y su desmoronamiento durante el pasado siglo- podría esperar. Aunque es mucho más joven que Víktorovich, Sonia se siente afortunada y agradecida de que él le preste atención y haya decidido pasar la vida a su lado. Juntos tienen una hija, Tania, que les trae tantos disgustos como alegrías; entre estas últimas se encuentra la joven Yasia, una huérfana polaca que llegará a compartir su vida con la familia de Sonia, y a cambiar la de ésta.

La verdad es que he leído buenos comentariostanto del libro como de la autora, a la que llegan a comparar con Chéjov. A pesar de su brevedad, aquél me ha resultado un poco lento, la actitud resignada de Sonia ante la vida, aunque comprensible en una mujer de su época, termina por apagar al personaje y convertirlo en una sombra de sí misma. En general me ha transmitido la impresión de ser un cuento que no llega a novela: carece de la frescura del relato y no termina de profundizar en la historia más allá de las pinceladas psicológicas con que esboza a los personajes principales de la misma. En este aspecto sí que entronca directamente con el resto de literatura rusa que he leído hasta el momento,y que ciertamente me encanta por su acercamiento a la psique de los personajes hasta el punto de contemplarnos observando la vida a través de los ojos de éstos, y por el amor desmedido hacia los libros y la cultura que suelen caracterizarles.

Me da la impresión de que el libro no puede ser tan flojo como me ha parecido -según parece la traducción pierde parte del lirismo del original, que el vuelco al francés supo mantener-, y no sé si he sacado una opinión precipitada del mismo, o simplemente lo he leído en un mal momento, en el que no he sido capaz de introducirme como debiera en él y la historia que nos narra. Desde esta perspectiva, os pregunto: ¿habéis leído el libro, o algún otro de la autora? ¿Qué os parecieron?

martes, 21 de julio de 2009

Un nuevo premio

En aras de alcanzar la máxima paz y concordia, y para tranquilidad y solaz de quienes pudieran albergar la más mínima duda sobre mis intenciones al obviar la tan manida perspectiva de género a la hora de englobar, en el plural, a ambos sexos y múltiples sexualidades, he de agradecer a Ale, de Bibliobulímica’s Blog, la concesión del Premio Princess a Homo libris, blog, junto a otros blogs realmente imprescindibles y bloggers de muy buen hacer. Si pasáis por su entrada, encontraréis a los premiados.

Todos los premios tienen sus obligaciones parejas (afortunadamente, estos no sufren el acoso de Hacienda para la tributación del IRPF :D), y las del Premio Princess son las siguientes:
  1. Agradecer al blog que te lo otorgó: Ale, por supuestísimo, muchas gracias por el premio, realmente inesperado y, por ello, más satisfactorio si cabe.
  2. Decir un autor que te encante: ¿Uno? ¿Nada más? Si escribir no cuesta dinero, yo pondría uno tras otro… Bueno, en este caso, va a ser Miguel Delibes, por motivos que ya he enumerado en múltiples ocasiones, entre los que destaco que es, para mí, el mejor autor vivo en castellano.
  3. Nombrar a un autor que nunca leerías: nunca digas nunca jamás, máxime cuando se trata de lectura.
  4. Tu libro favorito: El Señor de los Anillos, por todo el tiempo que he disfrutado con él, sus lecturas y relecturas, opinando y divagando sobre todo tipo de temas en torno al libro, y por todos los valores que alberga.
  5. Algo que te entusiasme: la vida, en su sentido más amplio. Observarla, estudiarla, descubrirla, protegerla… Me encanta la naturaleza, ¿lo he dicho alguna vez? :P
  6. Algo que odies: la prepotencia, y a la gente que se cree superior a otra.
Y ahora la parte buena, he de premiar a otros seis blogs con este premio. Como Ale ya ha citado a algunos que me encantan, me quedan más para repartir entre otros que me gustan, y ahí van:
  • A Isi, de From Isi, porque me encantan sus aproximaciones a los libros, y al fenómeno de la lectura (especialmente la andante, cual caballero de la triste figura), así como sus recomendaciones musicales.
  • Loquemeahorro, con su blog Lo que me ahorro en psicoanálisis, por las risas que provocan sus escritos y el buen humor que la caracteriza y que nos hace pasar tan buenos ratos.
  • Lammermoor y su blog De libro en libro, porque me encantar leer todos sus escritos en torno a los libros y el amor por la lectura, y porque hasta cierto punto me parece que tiene aproximaciones muy similares a como trato algunos temas en Homo libris.
  • A Eva, de La historia en mis libros, porque desprende amor por los libros, y la forma tan amable que tiene ella de acercarnos a las historias e Historia me encanta.
  • A Azote Ortográfico, porque para mí es una verdadera princess, a pesar del miedo que despierta su nombre entre quienes aún no la conocen, para ver si nos deleita en su blog con alguna de las fotografías que, me consta, ha ido sacando últimamente a carteles varios :).
  • Y, por último, porque no suele hacerse y porque realmente lo merece por todas las vivencias que nos cuenta, devuelvo el premio a Ale, nuestra querida bibliobulímica que, como Firmin, tiene un apetito devorador de libros.
Gracias por el premio, y a todos vosotros por estar ahí.

¡Feliz lectura!

martes, 14 de julio de 2009

Inauguramos el club de lectura

Ante todo nos une el amor por los libros. Esta categórica afirmación, que podría parecer pedante si no fuera porque es esencialmente verdadera y estrictamente el fruto de una pasión desmedida por aquéllos, es la que nos ha llevado a un grupo de bitácoras o, mejor dicho, a sus autores, a unirnos en un club con el ánimo de compartir y disfrutar de esta afición mediante la lectura grupal de textos literarios, bien sean libros escogidos individualmente, bien decidamos embarcarnos en la lectura de la obra en conjunto de un determinado autor. Hasta la fecha, las entradas de nuestros blogs con los imprescindibles comentarios de otros compañeros, constituían el hábitat en el que nos desenvolvíamos a la hora de recomendar y descubrir nuevas lecturas. Ahora se les une un grupo de discusión que, esperamos, constituirá el caldo de cultivo de nuevas amistades en torno a nuestra común afición, y un filón gracias al cual descubriremos nuevas lecturas que acrecienten nuestro ya infinito afán de leer todo lo escrito.

Hace apenas unos días nos planteábamos cuál sería la primera lectura que compartiríamos, al menos de forma coordinada, mediante el grupo. De las deliberaciones previas y votación posterior surgieron sendos candidatos en las categorías de autor y libro: Haruki Murakami para la primera, y Tristram Shandy (o, más correctamente, La Vida y las Opiniones del caballero Tristram Shandy) para la segunda. Dado que consideramos al club un ente con vida propia, dispuesto a acoger en su seno a cuantos lectores se animen a participar en él, deseamos brindaros a vosotros, quienes leéis nuestros blogs con frecuencia, y a aquellos viajeros de paso que simplemente estáis aquí por casualidad, la oportunidad de compartir con nosotros vuestras impresiones lectoras.

Por si no le conocéis, Haruki Murakami es una de las voces que con más fuerza está llegando desde Japón. Su obra está impregnada de un carácter personal e intimista, que delata al autor celoso de su intimidad, amante de la música (especialmente el jazz y la clásica) y de los gatos. Quienes le han leído, suelen destacar que existen dos vertientes bien marcadas en su obra. La intimista, que caracteriza a sus libros Tokio Blues, Al sur de la frontera, al oeste del sol o a Sputnik, mi amor, y otra más onírica (para algunos, casi paranoica), en la que sus historias entrelazan la realidad y el mundo de los sueños de una forma indistinguible. A ésta pertenecen La caza del carnero salvaje, Crónica del pájaro que da cuerda al mundo o su novela más reciente, After Dark. Murakami es también autor de artículos y relatos, y de la compilación estos últimos ha surgido su libro Sauce ciego, mujer dormida.

La idea de acercarse a un autor desde un club de lectura creemos que es novedosa respecto a la tradicional de compartir la lectura de un libro, ya que nos permite ser más flexibles con los gustos personales de cada lector y, además, permite que del debate posterior pueda obtenerse una visión global del conjunto de su obra. Por tanto, si os sumáis al club, podréis leer cualquiera de las obras de Murakami (o varias de ellas), y compartir las impresiones que os produjo una vez llegado el momento del debate, que está previsto para mediados de octubre (posiblemente, a partir de los fines de semana del 10 ó 17 de ese mes. De la fecha exacta os informaremos cumplidamente en el propio sitio web del club de lectura).

En cuanto a Tristram Shandy, obra del autor inglés Laurence Sterne, se trata de un conjunto de nueve volúmenes, publicados en un único libro, considerado como una de las mejores novelas cómicas en lengua inglesa. Como al Quijote, esta novela se considera considera predecesora en estilo de la novela moderna y, como aquél, las hilarantes situaciones a las que se ve expuesto el protagonista (que curiosamente aparece y desaparece de la narración de uno a otro volumen), hacen de él un libro divertidísimo. De Tristram Shandy existen varias ediciones en castellano, aunque la que cuenta con mejores críticas, por la excelente y premiada labor de Javier Marías en la traducción del texto original, es la de Alfaguara. Otra alternativa bastante interesante sería la de Cátedra, ya que sus ediciones cuentan con numerosas anotaciones a pie de página y con un ensayo introductorio que pueden ayudar a la comprensión del texto, y es algo más barata.

Por supuesto, tanto los libros de Murakami como el Tristram Shandy pueden obtenerse por diversos medios: comprándolos en una librería, consiguiéndolos en la biblioteca pública, a través del préstamo de amigos, familiares e, incluso, entre participantes del club. Para inscribirse en el mismo, hay que acceder a su grupo de discusión de Google, en la dirección http://groups.google.com/group/bibliolandia. En dicho grupo iremos añadiendo algunas reglas para hacer la experiencia más ágil y divertida, evitando además que se descubran aspectos de la trama de los libros antes de lo previsto, y una vez inscritos, únicamente tendréis que estar atentos a vuestro correo.

Poco más que añadir, o más bien sí, pero por vuestra parte. ¿Qué os parece la iniciativa? Os animamos a sumaros al club, creemos que es posible divertirse aún más con la lectura haciéndola participativa y compartiendo la experiencia. Cuantos más seamos, más nos divertiremos, sin duda. Así que os emplazamos en el club y, sobre todo, en la obra de Murakami y en la hilarante vida y opiniones de Tristram Shandy.

¡Feliz lectura!

jueves, 9 de julio de 2009

Luz de luna

Decía el cantor que la luna ejerce extraños influjos que se contradicen, y no hay quien descifre. Lo cierto es que la luna llena ha atraído al hombre desde tiempos inmemoriales, tanto es así que su influencia en nuestra vida es más que notable (las mareas, los lunáticos, el estar en la luna de los soñadores…). Cuando salgo al campo, de noche, con mis buenos amigos biólogos, no hay nada más maravilloso que oír al cárabo o el búho real ululando, con el leve sonido del viento que acuna las copas de los árboles, y la luna llena que cuelga como un inmenso disco sobre nosotros.

Lo sé. La entrada no trata sobre libros, ni acerca del microuniverso que les rodea. Hoy, porque hay luna cuasi llena -realmente tuvimos luna llena hace un par de días, pero con la saturación de las entradas y del grupo no pude hacerlo con tranquilidad-, vengo a compartir con vosotros una canción, al fin y al cabo, una forma de poesía: todo son palabras. Se trata de Luz de luna, en una de sus numerosas versiones. Ésta, en particular, es la que más me gusta. Viene de la mano y la voz de José Domínguez Muñoz, más conocido como El Cabrero. El gran cantaor flamenco de Aznalcóllar, Sevilla, que la interpreta introduciendo al principio unos versos de Vidala del Nombrador, de Jaime Dávalos. Siempre que la oigo, especialmente cuando es en directo, un temblor profundo me recorre la espalda. Os dejo pues con esta bulería que, cargada de emoción, se hunde en las raíces del sentimiento y en lo más profundo de nuestra consciencia. Espero que la disfrutéis.

Vengo de ronco tambor de la luna
en la memoria del puro animal
soy una astilla de tierra que vuelve
hacia su antigua raíz mineral

Vengo de adentro del hombre dormido
bajo la tierra gredosa y carnal
rama de sangre, florezco en el vino
y el amor bárbaro del carnaval

Yo quiero Luz de Luna,
para mi noche triste,
para pensar divina
la ilusión que me trajiste.
Para sentirte mía,
mía tu, como ninguna,
pues desde que te fuiste
no he tenido luz de luna.

Yo siento tus amarras
como garfios, como garras
que se ahogan en la playa
de la farra y el dolor,
y llevo mis cadenas a rastras
en la noche callada,
que sea plenilunada
azul como ninguna,
pues desde que te fuiste
no he tenido luz de luna.
Estremece oírla, ¿verdad? Buenas noches.

El Barbas

Encontré este cuento en mi ordenador hace unos días. Tendrá algo más de un año, lo escribí rememorando algunas de las historias que oí de niño, y al releerlo no me pareció estar del todo mal, por lo que aquí lo tenéis, sin colorantes ni conservantes.

Los que iban a matar a Manuel, El Barbas, pasaron a buscarle con la primera luz de la mañana. Manuel, que estaba dentro del chambao, preparando los aperos para comenzar la jornada, les oyó llegar porque el Tobías, que era algo cojitranco, resbaló al saltar la acequia que corría paralela al camino. También porque estaba puesto sobre aviso, y sabía que corría peligro quedándose en el pueblo porque estaba en una de esas listas que aquellos días circulaban de mano en mano, señalando la suerte de los que aparecían allí nombrados.

El Barbas, que por aquel entonces no debía contar más de treinta y tantos, tampoco era conocido en el pueblo por este sobrenombre. Manuel era, para todos, el hijo del Luis y la María, y era un buen mozo que pasaba los días faenando en el campo, de sol a sol, y al que le gustaba salir, como a todos, por las ferias patronales de los pueblos cercanos. El apodo se lo ganaría años después, cuando se dejó crecer una larga y espesa barba que le confería un aspecto un tanto adusto, a resultas de una promesa que hizo cuando, dejándose llevar por uno de sus arranques de ira, propinó a su hija tal paliza que don Marcial, el médico, la dio por muerta, y Manuel entre lágrimas, se disponía a entregarse en el cuartelillo. Pero la niña, Isabelita, salvó la vida, y vivió muchos más años que los siete u ocho con que contaba cuando ocurrió aquello.

Lo de estar en aquella lista no era porque Manuel, El Barbas, tuviese el pronto que años después le llevaría a formular la promesa que le impuso el mote, sino porque por sus ideas se había ganado la fama de rojo. La guerra había quedado atrás, pero no lo suficiente como para que quedase olvidado desde qué bando había disparado cada hombre, ya fuesen palabras o balas; y Manuel, que era de los del puño arriba y bien cerrado, ni tras la victoria de los nacionales había sido capaz de quedarse en casa y callado, para disgusto de su madre, que perdió al marido en la contienda.

Con el Tobías venían Fermín, el mayoral del señorito Luis, y Pedro, del que se sabía que era uno de los que iban señalando a dedo a muchos de los hombres cuyos nombres figurarían después en las fatídicas listas. Conforme llegaban al secadero de tabaco, se fueron acercando al ciruelo que crecía en la parte anterior de aquel. Unos lustros después, Manuel, El Barbas, luciéndolas llenas de canas, colocaría sobre sus ramas caramelos para que, la mañana de Reyes, sus nietos recogiesen los dulces e inesperados frutos que lloverían sobre ellos cuando zarandease el árbol.

Manuel tomó la hoz y con paso tranquilo se dirigió a la puerta. Ya se lo había dicho su madre, Manuel, sólo me quedas tú, no te metas en política, no me dejes sola. El José, que entonces era apenas un zagal y trabajaba en su misma cuadrilla, le advirtió, Tu nombre está en una de las listas, Manuel. Pero, a esas alturas, poco podía hacer él para cambiar eso.

Los tres hombres, que se encontraban frente a la puerta, se pararon en seco al verle salir, hoz en mano, el cigarro colgando de los labios. Sé que venís a matarme, dijo, así que id pensando quién se viene conmigo. Arrojó el cigarro a un lado, expelió el humo por la nariz y volvió a hablar. No es tan fácil matar a un hombre que os mira a los ojos, ¿verdad? Fermín, no saques eso que llevas ahí, bajo la camisa, o te sajo la garganta aquí mismo.

Miró Fermín a Tobías, dubitativo, y volvió la mirada a Pedro, que poco después perdería el nombre para ser conocido como El Judas, quien le devolvió sólo miedo en los ojos. Se llevó entonces la mano al sombrero, deseó buenos días a Manuel, y se fue seguido por los otros dos hombres.

miércoles, 8 de julio de 2009

Concurso de relato

Hace un mes leía en Midnight Eclipse una noticia sobre un nuevo concurso de relatos, organizado por Arantxa y Aran en su blog Literatura Youth Fantasy, consistente en escribir un relato de 1 a 4 páginas de longitud en el que aparezca algún dragón, o figure la palabra en dos ocasiones. La fecha límite para presentar los trabajos es el 30 de julio, y ya que ha transcurrido un mes desde que Elwen se hiciera eco del mismo, me ha parecido oportuno refrescar la memoria de aquellos que estén interesados en participar. ¿El premio? Bueno, además de la satisfacción de crear, y el ánimo participativo, lo cierto es que está en juego un ejemplar del libro Eón, el despertar del ojo del dragón, de Alison Goodman, editado por Viceversa, una joven editorial con un afán claro de fomentar la lectura precisamente entre los más jóvenes. Para ello, además de su catálogo, han convocado el Premio AS DE PICAS de novela. Pero volviendo al premio que nos ocupa, si queréis leer las bases completas, pueden encontrarse en el blog Literatura Youth Fantasy.

En cuanto a Eon, lo cierto es que el libro promete. La propia autora nos introduce en la trama en el video promocional que os dejo a continuación.

El Club de los Negocios Raros

Suele decirse que de los tiempos de crisis se sale fortalecido (el caso es salir, claro), y que son idóneos para que surjan todo tipo de negocios e ideas geniales, que encuentran en la necesidad su mejor caldo de cultivo. De ser así, no me cabe la menor duda que el manual perfecto para un emprendedor en los tiempos que corren no sería el típico libro del estilo ¿Quién se ha llevado mi queso?, sino el difícilmente clasificable, pero no por eso menos sorprendente y divertido El Club de los Negocios Raros.

Gilbert K. Chesterton, autor de los inolvidables relatos sobre el Padre Brown o de El hombre que fue Jueves, busca aquí sorprendernos con seis cuentos en los que mezcla, de una forma homogénea y magistral, unas dosis de humor, otras pocas de misterio y una ingente capacidad de sorprender. El Club de los Negocios Raros acoge en su seno a inventores, empresarios y trabajadores independientes, con la única condición de que desarrollen una actividad económica novedosa, que no se haya realizado antes ni se parezca a las existentes (no valen meras variaciones sobre una profesión “corriente”), y que les permita subsistir con ese trabajo. Ante tan singular club, que parece una sociedad secreta debido al común desconocimiento de su existencia, se encuentran Basil Grant, juez ya retirado de la Corte de Londres, ciudad donde transcurre la acción de todos los cuentos, su hermano Rupert, detective que, al lado de su hermano, queda siempre como mero aficionado, y un ingenuo narrador, Charlie, que les acompaña como un buen Watson, y deja constancia de los maravillosos encuentros que tendrán que vivir.

La estructura de los todos cuentos es similar; algún acontecimiento extraño e imprevisto inicia la acción, ante el estupor de nuestro narrador y sus compañeros, se nos plantea el caso, en ciertas ocasiones de un modo que parecería irresoluble, y sólo el ingenio y la singular perspicacia de Basil son capaces de dar al traste con el complot. En ocasiones, Basil nos parece demasiado inteligente (y subrayaría la palabra “demasiado”). Tanto, que nos parece que Chesterton sólo busca la sorpresa final, a toda costa, y que aunque lo consigue en cada ocasión, está jugando un poco sucio. Sin embargo, al final del libro, consigue sorprendernos por partida doble, mediante un caso irresoluble que nos es explicado justo al final del libro, y con un magistral golpe de efecto todos los cuentos quedan atados y bien sujetos en el conjunto de una obra que nos ha divertido durante toda la narración.

domingo, 5 de julio de 2009

Relecturas

Dijo Pío Baroja que “cuando uno se hace viejo, gusta más releer que leer” y, por supuesto, yo no soy quién para contradecir al gran autor vasco, máxime cuando su afirmación tiene todos los visos de cumplirse a rajatabla en multitud de ocasiones. Lo cierto es que yo siempre he encontrado un placer particular en la relectura de aquellos libros que me gustaron en su día, en los que no quise que terminasen e, incluso, en aquellos que no terminaron de convencerme pero me dejaron la sensación de que escondían a mi paladar bibliófilo mucho más que el escaso jugo que fui capaz de sacarles. En definitiva, que soy tan lector como relector, si se me permite la expresión.

Hace ya unos cuantos años, cuando contaba con apenas 10 ó 12, guardaba parte de mi tiempo de lectura para reencontrarme con los libros y cuentos que me habían gustado especialmente. Solía llevar adelante tres o cuatro libros: un nuevo descubrimiento, otro de un autor del que ya me hubiese gustado alguna lectura, alguno más que se terciase y, prácticamente siempre, un libro ya conocido que releer. La verdad es que sí, juventud (y disponibilidad de tiempo), divino tesoro, quién pudiera hacer algo así hoy día. De aquella época recuerdo con agrado el reencuentro reiterado con los cuentos de Edgar Allan Poe, con las aventuras de Holmes, volvía a viajar a remotos lugares junto a los héroes de las novelas que editaba con gran éxito Hetzel un siglo atrás y me divertía de lo lindo con los cuentos espaciales de Asimov y sus libros de divulgación científica. En particular, releí una novelita, La casa de los cocodrilos, del autor alemán Helmut Ballot, unas quince o veinte veces, y hace unos meses encontré un ejemplar de la misma gracias a Internet.

Otro de los libros que leí en aquella época, que he venido releyendo a lo largo de los años y seguiré haciéndolo en lo sucesivo porque, como en cualquier obra maestra, descubrimos en él nuevos guiños del autor, diferentes visiones de los personajes y las situaciones, perspectivas que sólo el paso de los años y la experiencia pueden ofrecernos, complementando la experiencia de la lectura, es El Señor de los Anillos, de J.R.R. Tolkien. La maravillosa aventura de Frodo y sus compañeros se presta tanto a la lectura e interpretación colectivas como al más íntimo de los encuentros.

El camino, de Miguel Delibes, fue un libro al que me enfrenté en el colegio y ya entonces, a pesar de la obligatoriedad de la lectura, me encantó. He vuelto a él en repetidas ocasiones, ya que las aventuras de Daniel, “El Mochuelo”, y sus amigos Germán, “El Tiñoso” y Roque, “El Moñigo” y su primer contacto con la rudeza de la vida y la ineludible muerte me parecen siempre repletas de frescura y la pluma de Delibes inmejorable. No es la única obra del autor vallisoletano a la que vuelvo reiteradamente, ya que se cuenta entre mis autores preferidos, un verdadero maestro de la escritura, como deja constancia el indigno homenaje de mi relato Terruño.

De Hemingway, curiosamente, he releído en varias ocasiones una obra menor suya, El viejo y el mar, tal vez porque me encanta el enfrentamiento de este, no sé si terco o tenaz, pescador con su Moby Dick particular, y la sensación de derrota que pesa sobre cada página del librito. Jack London compartía con Hemingway la visión aventurera de la vida, y la capacidad de superarse a sí mismo, sacándole todo el jugo a la misma. Su héroe Martin Eden es un claro reflejo del pensamiento del autor de Colmillo Blanco y La llamada de la selva. Tanto a estos últimos, como a sus numerosos relatos, he vuelto en repetidas ocasiones a respirar la sensación de libertad y comunión con la naturaleza que transmiten.

En cuanto a Cortázar, Borges y Bioy Casares, posiblemente sean los autores sudamericanos a los que más he leído y releído. Tanto las Historias de Cronopios y Famas, los cuentos de Casa Tomada o Todos los fuegos el fuego (y, por supuesto, releyendo a Poe en la genial traducción del autor argentino) fueron mis mayores reencuentros con Cortázar. A Borges, en El informe de Brodie, El Aleph o Ficciones, entre otros, y a Bioy Casares con La invención de Morel y, junto a Borges, en los cuentos de Bustos Domecq y los Seis problemas para don Isidro Parodi, les debo impagables horas de diversión y conversaciones calladas con sus autores.

Y vosotros, ¿repetís lecturas? ¿Os gusta releer, además de leer? ¿Qué buscáis en las relecturas? En caso contrario, ¿por qué no lo hacéis? ¿Cuáles son vuestros libros de cabecera, de los que podríais recitar incluso párrafos completos?


P.S.: La imagen de cabecera de la entrada la he encontrado en el blog de Pablo Gallo, dedicado a su obra como pintor y artista. La temática de muchas de sus pinturas está relacionada con el mundo de los libros y la lectura, y creo que os va a encantar. De hecho, la fotografía que he usado (acabo de pedirle permiso para hacerlo, espero que tenga a bien concedérmelo), recoge varias de sus pinturas de la serie Relecturas.

El club de lectura

Escribo esta breve entrada para comunicaros que en el Grupo de Google Bibliolandia, que creé para probar su funcionamiento, de cara a organizar nuestro Club de Lectura, acoge entre sus vetustas paredes, cargadas de historia, a varios de los blogueros que querían participar en el mismo, incluido yo mismo, claro está. Si os parece, en tanto decidimos el nombre que le damos al club, y diseñamos algún motivo para colocar en nuestros blogs a modo de publicidad, podéis ir entrando en la web (para escribir creo que necesitaréis una cuenta de Google: las de Blogger, Gmail y demás servicios de la compañía sirven), inscribiéndoos y comentando los autores y libros que preferís para comenzar con la primera de nuestras lecturas.

La forma de organizarnos (creación de temas o discusiones por cada lectura, por ejemplo), podemos ir viéndola también en esta primera discusión que he creado, en la que debatiremos sobre el libro y el autor a leer.

Saludos.

Actualización (5 de julio, 21 horas.):
He incluido en el lateral del blog, justo debajo de los enlaces a otros blogs, un bloque RSS con los últimos comentarios aparecidos en el grupo de Google de nuestro club de lectura. Así es posible ver los últimos cambios que ha habido en el mismo y acceder si alguien ve un comentario de su interés.

sábado, 4 de julio de 2009

Suroeste

Con Al sur de la frontera, al oeste del sol he vuelto a encontrarme con el Haruki Murakami más romántico, más intimista, muy distinto al autor de la que hasta ahora me ha parecido su mejor novela, Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, y muy cercano al de la novela que me lo descubrió, y que posiblemente es su libro más conocido, Tokio Blues, Norwegian wood. Al igual que esta última, Al sur de la frontera… recibe su título de una canción, aunque en este caso no será de los Beatles, sino de Nat King Cole. Ah, y una vez más, el mundo de los sueños y la realidad se entremezclarán con la sutileza que es el sello de calidad del autor.

Aunque el libro me ha gustado, y desde el comienzo me he visto atrapado por la aparentemente sencilla prosa de Murakami, que llega a envolvernos en un ambiente mágico, lo cierto es que su mayor virtud es el peor de sus defectos: se parece en exceso a Tokio Blues, aunque es un trabajo menos redondo, la historia chirría respecto a la de aquel libro, y sus personajes principales, un hombre inseguro, su amor adolescente y el actual, mucho más estable, son “demasiado Murakami”. El autor tiende a la repetición, al autoplagio, y esta falta de originalidad es la que convierte un libro que en sí mismo no es malo, en una lectura idónea únicamente para los seguidores acérrimos del autor nipón.

Mi opinión es que, si no conocéis a Murakami, os acerquéis a él antes con Tokio Blues que con Al sur de la frontera, al oeste del sol. Y que si os gusta el autor en su faceta más personal, no dudéis en descubrir su vertiente más tenebrosa, la de Crónica del pájaro que da cuerda al mundo o, según dicen (y ya estoy deseando adentrarme en él), La caza del carnero salvaje.

La historia que nos ofrece Al sur de la frontera… es la de Hajime, llamado así por haber nacido la primera semana del primer mes del primer año de la segunda mitad del pasado siglo XX; es hijo único y, como tal, se siente desplazado en una sociedad donde abundan las familias con dos o tres hijos. Este alejamiento impuesto a sí mismo le convierte en un niño extraño, apartado de los demás y volcado en la lectura y en una temprana afición al jazz y la música clásica. En el colegio conoce a Shimamoto, una niña con una ligera cojera, hija única también, con la que comparte aficiones, paseos y charlas. Su atracción se ve truncada cuando tienen que separarse al terminar la escuela primaria, y el camino de Hajime le lleva a una adolescencia y juventud difíciles, estudiando y trabajando, apartado de sus semejantes, encerrado en el mundo que el ofrecen sus libros y el jazz. Pasarán los años, y Hajime, ya casado y con hijas, vuelve a encontrarse con Shimamoto, y tendrá que elegir entre su amor del pasado y la seguridad que le ofrece su esposa y su vida actual.

Tranquilos, no os revelo gran cosa. Por desgracia, el libro se vuelve algo previsible en su segunda mitad, sobre todo si habéis leído algo más del autor. En cualquier caso, su lectura es tan adictiva como la del mejor Murakami, engancha y se deja leer en apenas unas horas.

jueves, 2 de julio de 2009

Leyendo juntos

La consecución del Plan Infinito es, por propia definición, imposible de alcanzar. Ni podremos jamás leer todos los libros escritos ni, por supuesto, los que están por escribir. Como dijera el inmortal Borges, “que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mi me enorgullecen las que he leído”, así que, dado el carácter utópico de nuestro plan, no cabe otra cosa que elegir nuestras lecturas de una forma que, al menos de forma personal e intransferible, nos resulten gratas, enriquecedoras y amenas.

Sin embargo, hay ocasiones en las que podemos dejarnos influir por las opiniones de terceras personas. Es el caso del deseo de leer el libro del que nos habla un amigo, conocemos a través de una crítica, o envidiamos a nuestro blog vecino por haber disfrutado antes que nosotros de su lectura, en tanto él (el vecino), nos envidia a nosotros porque aún conservamos la inmaculada inocencia del que está por adentrarse en algunas de las páginas más queridas de su vida.

En los últimos meses, desde que comencé el proyecto tantas veces imaginado como abandonado antes de ser puesto en práctica, hijo bastardo de una página web que ya no está, y que coexistió con los primeros pasos del que es, hoy día, el buscador de referencia, y en particular desde que esta bitácora comenzó a tener vida propia y a pulular por los de aquellos que posiblemente ahora leáis estas líneas, mi lista de libros pendientes no ha hecho otra cosa que crecer, y crecer, y crecer… Además, algunas de las lecturas que recomendáis, y que recomiendo, pasan de blog en blog hasta que son leídos por algunos de nosotros, y vueltos a recomendar, o no. Ante esta situación, y habida cuenta de la expectación que han despertado algunos de los autores sobre los que hemos hablado en los últimos tiempos, en el blog de Elwen, tratábamos unos días atrás la posibilidad de iniciar un Club de Lectura, donde compartir las impresiones que nos causase una determinada lectura. Existen numerosos clubs de este tipo, con sus virtudes y defectos, pero entre estos últimos se cuentan, por ejemplo, que no todos podemos estar interesados en leer un mismo libro, que el libro elegido pudimos haberlo leído tiempo atrás, y no apetecernos releerlo, o que nos falte tiempo para abarcar obras demasiado extensas. Todos estos impedimentos pueden tener fácil solución: no leer el libro, y dejar pasar esa lectura compartida hasta ver si en la siguiente hay más suerte, no releer el libro y comentarlo, o no, a partir de los posos que dejase en nuestra memoria e, incluso, leer el libro más adelante, o en un tiempo mayor al designado, y no entrar en el coloquio en torno a la lectura. Por todo esto, planteé en Midnight Eclipse una opción posible, que no sé si estará explotada, y es llevar a cabo lecturas colectivas de un determinado autor. Os cuento mi idea al respecto.

Cada cierto tiempo (en esta primera propuesta voy a invitaros a una lectura comprendida en un par de meses y medio), se plantearía la lectura de la obra de un autor. Un blog, que actuaría como anfitrión, escribiría una entrada que sirviese como adelanto a la vida y obra del autor, plantearía una bibliografía básica (los libros más conocidos o recomendables del autor, alguna obra apenas conocida pero igualmente interesante…), y establecería un plazo, relativamente amplio, para dar tiempo a leer uno o varios los libros del autor, que podrían ser los de la lista, o algún otro que no estuviese contemplado en la misma. Los blogueros que estuvieran interesados en participar, irían comentándolo en la entrada, y publicando en sus respectivos blogs las reseñas de los libros que fuesen leyendo de este autor.

Aproximadamente una semana antes de la fecha, el blog anfitrión recibiría por correo o mediante comentarios los enlaces a las entradas de cada blog participante, para publicar el día señalado una entrada con una lista de las críticas, reseñas y comentarios de los blogueros que estén participando en el Club de Lectura. A partir de entonces, podría entablarse un debate sobre el autor y su obra, sin entrar, claro está, en detalles sobre la trama, a menos que todos hubiésemos leído la obra en cuestión. Creo que podríamos descubrir parecidos entre distintas obras del autor, espacios comunes creados por el mismo, similitudes o divergencias en las tramas, e incluso la evolución a lo largo del tiempo de su forma de pensar y escribir. El debate podría ser libre, en los comentarios del blog, o conforme pasase el tiempo, crear una lista de distribución, foro o grupo donde escribir, e incluso crear para los comentarios una determinada estructura (por ejemplo, comenzarlos con el nombre de la obra sobre la que vamos a hacer el comentario, para evitar descubrir detalles a quienes no estén interesados en que se les descubra algo antes de leer el libro).

¿Qué os parece la idea? ¿Os animaríais a participar en un club así? Si hay personas animadas, y a menos que se os ocurra algún otro tema o autor, os propondría a Murakami como autor para comenzar con el club, y ya que hubo algunos comentarios sobre la falta de tiempo, dejaríamos todo el verano para leerle, que alguna obra suya podrá caer en el calor estival. Para inicios o mediados de septiembre podría ser una buena fecha, siempre que los exámenes no vayan a interferir en el debate. ¿Hacemos una cosa? Comentad qué os parece la idea, el autor elegido y el plazo, y si vemos un posible consenso en todo ello, nos ponemos manos a la obra con el Club. Si lo veis mejor como un club de lectura habitual, escogiendo un único libro que leer, tal y como nos comenta Isi en Midnight Eclipse, optamos por ese modelo.

¡Feliz lectura!

miércoles, 1 de julio de 2009

Pasajes para después de la batalla

Lectores de la Biblioteca Nacional: enterrados en el mausoleo de la cultura, vagáis por pasillos y salas de lectura como sonámbula hueste de espectros. Examinad la palabra Tumba inscrita en la pared, a la derecha de la entrada, Rue de Richelieu; pensad en que al cabo de un tiempo moriréis de una vez: ¿no sería mejor instilar algo de poesía en vuestras vidas, antes de pudriros también, como los libros y manuscritos que leéis, en otro vasto y crepuscular cementerio?
Hace justamente una semana, Juan Goytisolo recibía el Premio Nacional de Cultura 2009 en su modalidad de Letras Españolas, a su (polémica y demonizada) trayectoria literaria. De los hermanos Goytisolo únicamente había leído hasta entonces a José Agustín, y cuando Azote Ortográfico me comunicó la noticia del premio a Juan (justamente el día de su onomástica), y me habló de Pasajes para después de la batalla, que teníamos además en casa, tomé la firme determinación de leerlo.

Juan Goytisolo, que se define a sí mismo "anómalo como todo creador, y de nacionalidad cervantina", nos ofrece en este paranoico texto una ventana al vacío de la locura, una reflexión en torno al fanatismo religioso y la barbarie xenófoba, una caída libre entre la corruptela política y los terroristas hasta terminar blandamente depositados sobre los movimientos sociales de los sesenta inspirados por el espíritu de Disneylandia. A lo largo del libro acompañamos, asqueados y embelesados a partes iguales, a un héroe de múltiples personalidades que incurre, entre otras tropelías, en el coleccionismo de recortes obscenos, los tocamientos propios y los masturbatorios caninos, recorriendo parques infantiles y cines porno, e imaginando que el barrio parisino de Sentier está siendo invadido en una batalla de ocupación silenciosa por parte de la comunidad musulmana.

Paisajes para después de la batalla seduce con sus capítulos cortos, de recorte de periódico, su realidad entremezclada de ensoñaciones y, sobre todo, su magistral prosa. No resulta, de todo esto, una lectura fácil ni acomodaticia. Por momentos nos preguntaremos qué hacemos leyendo esas páginas para maravillarnos a continuación ante lo magistral del pensamiento de Goytisolo, quien busca mantenernos expectantes, reflexivos, despertar nuestra aversión por un personaje que, a pesar de todo, resulta embrujador. Juega con nosotros haciéndonos partícipes de fragmentos que, unidos, constituyen un todo implacable, dirigido inevitablemente hacia el abismo.

Consoliden su futuro

El nuevo despliegue de misiles de largo alcance por las dos superpotencias rivales y las perspectivas cada vez más claras de una inminente guerra nuclear plantean la dura necesidad de discurrir soluciones radicales, destinadas a garantizar para usted y su familia un máximo de confort y seguridad.

Construyan sin demora, al contado o a plazos, un refugio antiatómico familiar dotado de toda clase de comodidades modernas: dormitorios, living, sauna, discoteca, sala de proyección vídeo. La perfecta insonorización y empleo de placas infusibles sobre los bloques de cemento armado les permitirán disfrutar de sus películas favoritas mientras a unos metros encima de sus cabezas la onda radioactiva barre todo vestigio de vida y arrasa en unos segundos propiedades e inmuebles. Objetivos ultrasensibles, conectados a un circuito de televisión, les tendrán sin embargo al corriente de cuanto sucede y podrán presenciar si lo desean la agonía de sus antipáticos vecinos paladeando conforme a sus gustos una deliciosa bebida fría o aderezando sin prisas su habitual güisqui on the rocks.