jueves, 29 de julio de 2010

Relatividad de valores

En los últimos meses y, más aún, en los días pasados, se ha dicho mucho y variado sobre la fiesta de los toros (el pan y circo de días no tan lejanos, hasta que el fútbol le quitase protagonismo en esta "tierra de conejos" que es España), politizándose el discurso por parte de quienes pretendían abolirlas en Cataluña y más aún, a mi parecer, por el resto de grupos políticos de cualquier parte del territorio nacional. Tanto unos como otros han pecado, a mi parecer, de lo mismo; no recuerdo un revuelo de esta magnitud cuando  se levantó la misma prohibición en Canarias hace dos décadas, pero claro, ahora hay nacionalismos (a todos los niveles, que naciones hay muchas, casi tantas como sentires) en ambos bandos. 

Obvia decir, para quienes me conocéis siquiera un poco, cual es mi forma de pensar a este respecto. En el plano político todos me parecen igualmente interesados, partidarios y poco dispuestos al diálogo. en el cultural, me aterra pensar en cómo se levantan campanas al vuelo hablando de la pérdida del toro de lidia (una raza creada por el hombre) y en pleno Año (fallido) de la Biodiversidad, cuando desaparecen miles de especies de animales y plantas, apenas se levante una voz ni despierte alarma por los fracasos continuados en la preservación de la vida sobre la Tierra. Y ya que de cultura estamos hablando, antes de que piense una vez más en trasladar esta entrada a Andanzas de un Trotalomas en lugar de publicarla aquí, os dejo con un texto de un autor tan o más moderno (y, por supuesto, español) que el usado como defensor a ultranza de los toros, Ernest Hemingway. Hablo, cómo no, de Mariano José de Larra, que nos describe en su artículo "Corridas de toros":
Pero si bien los toros han perdido su primitiva nobleza; si bien antes eran una prueba del valor español, y ahora sólo lo son de la barbarie y ferocidad, también han enriquecido considerablemente estas fiestas una porción de medios que se han añadido para hacer sufrir más al animal y a los espectadores racionales: el uso de perros, que no tienen más crimen para morir que el ser más débiles que el toro y que su bárbaro dueño; el de los caballos, que no tienen más culpa que el ser fieles hasta expirar, guardando al jinete aunque lleven las entrañas entre las herraduras; el uso de banderillas sencillas y de fuego, y aun la saludable costumbre de arrojar el bien intencionado pueblo a la arena los desechos de sus meriendas, acaban de hacer de los toros la diversión más inocente y más amena que puede haber tenido jamás pueblo alguno civilizado. 
Así es que amanece el lunes, y parece que los habitantes de Madrid no han vivido los siete días de la semana sino para el día en que deben precipitarse tumultuosamente en coches, caballos, calesas y calesines, fuera de las puertas, y en que creen que todo el tiempo es corto para llegar al circo, adonde van a ver a un animal tan bueno como hostigado, que lidia con dos docenas de fieras disfrazadas de hombres, unas a pie y otras a caballo, que se van a disputar el honor de ver volar sus tripas por el viento a la faz de un pueblo que tan bien sabe apreciar este heroísmo mercenario. Allí parece que todos acuden orgullosos de manifestar que no tienen entrañas, y que su recreo es pasear sus ojos en sangre, y ríen y aplauden al ver los destrozos de la corrida.

lunes, 26 de julio de 2010

IMM Granatensis

Aunque hasta la fecha nunca las he titulado así, ciertamente de cuando en cuando dejo caer alguna entrada con lecturas pendientes o recientes adquisiciones. Me resultan curiosas porque se trata de entradas que tienen un poco de exhibicionismo y dan pie al voyerismo de quienes queremos saber qué andará leyendo nuestro “bloguero” amigo dentro de poco. También hacen gala, a mi parecer, del deseo de compartir con quienes sentimos afines el placer de abrir un nuevo libro y hojearlo, disfrutar de su portada, del peso de sus páginas, del olor de estas… Sí, puede ser que no todo podamos transmitirlo pero, qué duda cabe, el placer del descubrimiento compartido lo compensa.

Así, desde hace un tiempo tengo pendiente escribir estas líneas. Fue hace unas semanas, durante la última visita que hicimos Azote y yo a nuestra querida “librería de Babel” (por la ingente cantidad de títulos que tienen en cualquier idioma conocido del orbe terrestre) en Torremolinos, cuando encontré un libro cuya lectura me está encantando. Se trata de una guía histórico-artística de la ciudad de Granada, editado originalmente en la década de los años treinta del pasado siglo que he conseguido en su séptima edición, de primeros años de los ochenta. Fue este libro el que me dio la idea de escribir una entrada sobre algunos de los libros de Granada con los que me he hecho en los últimos tiempos. Como veréis, los hay de variados tipos, colores y para todos los gustos.

Como los últimos serán los primeros, que sea Granada, guía artística e histórica de la ciudad quien dé comienzo a nuestra andadura por tierras nazaríes. De los granadinos de la época (hablamos de los comienzos del siglo XX, aunque en bastantes aspectos poco cambiaría de la descripción) nos dice que son:
Fogosos y espiritualmente complicados, cerradamente localistas a veces y, a veces también, por paradoja, dejando escapar su espíritu tras todo valor universal, los granadinos, andaluces ariscos, más amantes de la gravedad que del regocijo, más irónicos que alegres y, cuando alegres, sobrios en su alegría, más concentrados que expansivos, de inteligencia ágil y percepción aguda, ponen su acento sutil y grave en el idioma íntimo de Andalucía, como Córdoba viene a dejar en ella un vago eco romano. Acentúa este carácter un matiz de indolencia en el que apoya un concepto fatalista de la vida, lo que les defiende del entusiasmo inmediato y fácil, tendencia manifestada en refranes y modalidades expresivas del lenguaje.

Este libro, tras introducirnos el medio físico de la provincia, en la idiosincrasia de los granadinos y algunas de sus (nuestras) tradiciones, invita a recorrer la ciudad en diversos trayectos en los que se nos irán descubriendo sus rincones y leyendas, así como los innumerables monumentos que acoge y la historia de sus gentes. Como decía más arriba, me está encantando descubrir aspectos desconocidos de la ciudad, los orígenes de algunos de sus edificios más emblemáticos y a quienes estuvieron detrás de su construcción. Sin duda alguna, se trata de la mejor guía histórica de Granada que he podido ver hasta la fecha, cuya lectura es un verdadero placer literario y en la que las fotografías que ilustran el texto son verdaderas preciosidades.


De la mano de Alberto (un amigo cuya presencia en Andanzas de un Trotalomas es bastante recurrente) llegó a las mías El Real Sitio Soto de Roma, un libro que profundiza hasta niveles realmente increíbles en el devenir histórico de la antigua propiedad rural de los reyes nazaríes que, tras el reparto que llevaron a cabo los Reyes Católicos de las tierras de la Vega de Granada entre sus nobles tras  la reconquista de la ciudad, tuvieron buen cuidado de guardarlas para sí para darle los usos de lugar de recreo y coto de caza. Tiempo después, en fecha indeterminada, se construiría en el lugar un palacete que recibiría el nombre de Casa Real (al parecer, en la época de la regencia de Felipe II aún no existía el edificio), rodeado en aquella época de árboles y jardines exóticos según figura en documentos de Pedro de Aguilar almacenados en el Archivo General de Simancas. Delimitando el sur de aquellos parajes una atalaya, denominada Torre de Roma, continúa erguida entre cultivos y choperas en la actualidad. El libro de José Cuevas va desglosando la historia del Soto y de los municipios cercanos, de las gentes que allí vivieron y del uso que se dio a estas tierras feraces, hoy tan castigadas por el urbanismo y las infraestructuras, recordándonos la singularidad de este entorno y lo necesario que ha sido siempre para la subsistencia de los granadinos, aun en tiempos de hambruna. Acompaña al libro un CD-ROM repleto de documentos que hacen aún más valiosa e interesante la lectura de aquel.

De la última "Feria del Libro Antiguo y de Ocasión" a la que pude acudir en Granada traje conmigo una guía sobre los pueblos de la Alpujarra, territorio este compartido entre mi provincia y la de Almería cuya visita os recomiendo fervorosamente si aún no la conocéis. Se trata de un voluminoso ejemplar (dejo la sombra del libro en la fotografía para que podáis apreciarlo, je, je) que tengo conmigo en Málaga desde hace ya cierto tiempo (como ocurre, por otro lado, con todos los libros que aparecen  hoy en el blog) porque me gusta echarle un vistazo, de cuando en cuando, y descubrir algún lugar pintoresco que marcar en el mapa para futuras escapadas por esta comarca. Como buena guía, la ilustran fotografías en color y blanco y negro que amenizan cualquier ojeada que le dediquemos al libro, bastante interesante en sí mismo aunque, en este caso, os invito a descubrir los pueblos alpujarreños por vuestro propio pie.


Ya que nos encontramos visitando la Alpujarra, podemos aprovechar la visita para descubrir las singularidades geológicas de Sierra Nevada. Para ello, qué mejor que una guía de campo como la que tuvo a bien (al igual que ocurrirá con la siguiente) regalarme Alberto hace algún tiempo. En ella se presentan una serie de itinerarios por el magnífico macizo montañoso gracias a los cuales podremos contemplar algunos de los parajes más hermosos de los parques Natural y Nacional de Sierra Nevada. Es un libro que he disfrutado enormemente este año, como complemento a la asignatura de Medio Físico que he estado cursando y que nos recuerda, a quienes disfrutamos en el campo de todo lo vivo, que la materia que subyace inerte bajo nuestros pies guarda en sí misma una historia de maravillas dispuesta a ser narrada a quien sepa escucharla.

Ya que me es posible, independientemente de vuestra ubicación, de este libro sí os voy a regalar un ejemplar. Editado por la Junta de Andalucía, al igual que ocurre con otras de sus publicaciones, existe una edición en PDF que puede descargarse desde la web. Así que, si gustáis, sois libres de tomar vuestra copia de los Itinerarios Geológicos por Sierra Nevada.

Termino de momento el recorrido por Granada con un momento efímero pero hermoso. Es el tiempo de las orquídeas y estas florecen en muchos de nuestros campos. Cuando llegue la próxima primavera fijaos en ellas, en sus delicadas formas, en lo singular de su apariencia. Esta guía de orquídeas hará más interesante, si cabe, la observación.


Me despido recordando a Granada tal y como la describiera en 1337 el geógrafo y Secretario del Estado Egipcio, Ibn Fadl Allah al-‘Umari,
Granada es una gran ciudad de forma circular y encantador aspecto, en la que abundan los árboles, las aguas, los jardines y los frutos, y poco expuesta a los vientos, por estar rodeada por todas partes de montañas. Sus aguas tienen su origen en dos ríos importantes: el Genil y el Darro; el Genil desciende del monte Soleir, al S. de la ciudad, que es un pico elevado, del que nunca desaparece la nieve, ni en estío ni en invierno, que, por consiguiente, es muy frío, de donde resulta que Granada lo es también en invierno, pues no está apartada de aquel pico más que unas diez millas... Tiene fuentes de agua abundantes y árboles de especies variadas; particularmente, las manzanas y cerezas de Balbeck difícilmente pueden encontrarse iguales en el mundo entero, pues son tan bellas y tan dulces que de ellas podrían extraerse miel; también hay nueces, castañas, higos, uvas, fresas, bellotas, etc. en la sierra se encuentran plantas medicinales parecidas a las de la India y una hierba que se emplea como remedio, que los botánicos conocen muy bien, y que no se encuentra ni en la India ni en otras partes.

martes, 20 de julio de 2010

Últimas lecturas

Últimamente siempre llego tarde. Tarde, como el conejo blanco de Alicia, como los “buenos” en la vida real o como las medidas contra la crisis. Comento tarde vuestras entradas, demoro las mías y respondo cuando puedo a los comentarios. No es algo buscado, ciertamente, aunque la verdad es que todo parece alinearse de forma tal que dificulta que pueda sentarme a escribir unas líneas con tranquilidad. La última sorpresa ha sido el “fallecimiento” de mi ordenador. Un portátil con sus seis añitos de edad que, a pesar de su sufrida existencia (la de horas continuadas de trabajo que habrá vivido el pobre), debería haber durado unos añitos más. Así me hallo, sin ordenador, de prestado, pergeñando a vuelapluma una entrada que saque del hastío al blog –y, por qué no, también a mí mismo- y vuelva a estar operativo después de esta prolongada ausencia.

Lo cierto es que en los últimos meses he leído mucho y poco a un tiempo. Como bastantes de vosotros, imagino, por otro lado. Con los exámenes a la vuelta de la esquina no había otra opción que devorar apuntes y libros de texto y dejar un poco de lado los que nos hacen soñar, aunque sea de otro modo (a pesar de que algunos de aquellos, no estrictamente de texto, sí que querría traerlos al blog en algún momento). Sin embargo, algún libro que otro ha caído y, de unos pocos, no quería dejar pasar la oportunidad de decir algo sobre ellos.


De su último viaje a tierras capitalinas, Azote vino con un libro bajo el brazo. Se trataba del último de Labordeta, que aún figuraba como "preventa" en algunas librerías con presencia en Internet. Ya sabéis por alguna anterior entrada de mi buena disposición respecto a las palabras de este multidisciplinar autor. En Regular, gracias a Dios, hace un recorrido autobiográfico desde su infancia hasta la actualidad, cuando se encuentra luchando contra un cáncer que poco a poco le va minando la salud, e incluso las ganas de vivir en una batalla que arrostra con ánimo preñado de algo de resignación. El libro me gustó mucho, y en cierto modo me recuerda a los diarios de Lorenzo, el personaje de Delibes que nos deleitó como cazador, emigrante y jubilado, aunque en este caso se trate de la vida del propio autor y su prosa, aunque ágil y emotiva, quede algo lejos de la llana elegancia del vallisoletano. Un libro, en cualquier caso, recomendable para quienes gusten de conocer un poco más a fondo a Labordeta y, por qué no, para disfrutar reconociendo o aprendiendo sobre la visión que de España y Aragón tiene este hombre comprometido.

Del blog de Alienor salí, como suele ocurrirme cuando visito la mayor parte de vuestros blogs, con la lista del Plan Infinito engrosada en unos cuantos títulos. Uno de los últimos se adelantó a buena parte de mis lecturas ya que los temas que trata me apasionan y justamente acababa de examinarme de una asignatura muy relacionada con aquellos (Medio Ambiente y Sociedad). Estoy hablando de El desajuste del Mundo, de Amin Maalouf, un libro “muy yo”, como acertadamente afirmaba Alienor en los comentarios a su entrada (¿tanto de mí dejo traslucir por aquí, o soy un pesadísimo contertulio? Je, je, je…). Con un estilo claro, muy didáctico y ameno, Maalouf analiza el “choque de civilizaciones” que se ha producido con más fuerza que nunca en las últimas décadas y el abismo que se abre entre oriente y occidente en nuestros días. Las heridas no sanadas del “socialismo real” y un capitalismo que ha permitido crecer a Europa y EEUU casi sin límite (no más que el de una crisis que con cordura se podría haber evitado) y que empieza a ser el motor de una naciente y, a todas luces, imparable China, nos han alejado de un mundo distinto, que tuvo su momento de gloria pero que ha quedado lastrado por los tabúes, los extremismos y la falta de referencias: el del islamismo. Maalouf nos presenta un panorama estremecedor, donde todos podríamos aprender los unos de los otros ya que, en conjunto, nos complementamos a la perfección pero que, en un ejercicio de alarde de escasa visión, nos empeñamos en agravar con nuestras insalvables diferencias. El desajuste del mundo (Cuando nuestras civilizaciones se agotan) es un ensayo imprescindible, que me ha encantado y cuya lectura recomendaría junto a Colapso, de Jared Diamod, como ejercicio de reflexión sobre el estado de nuestras civilizaciones.
Quienes conviven con un felino saben de sus particulares costumbres, de sus filias y fobias y cómo, a pesar de los pesares, terminan haciéndose con un hueco en nuestro corazón comparable únicamente a lo marcado de su personalidad. Muchos de sus hábitos son heredados, instintivos, y bastante alejados de la percepción que, como humanos (tendentes, además, a humanizar también a nuestras mascotas) tenemos de ellos. ¿Por qué se roza nuestro gato con la pierna cuando llegamos a casa, qué le hace rodar sobre sí mismo y mostrarnos su vulnerable barriga o cuál es el motivo de que “amase” nuestra pierna mientras ronronea y de dispone a tumbarse? Las respuestas a estas y otras muchas preguntas que pueden surgirnos cuando vemos a nuestros mininos nos las ofrece Desmond Morris, el zoólogo, en su libro Observe a su gato, un divertido tratado etológico (absolutamente divulgativo, que no os asuste el calificativo) sobre el gato doméstico.

Y ahora, os dejo, pendiente de localizar una próxima lectura y con la esperanza de ponerme al día con las entradas (propias y ajenas).

¡Feliz lectura!

martes, 6 de julio de 2010

Canción de Hielo y Fuego

Escuchando las canciones que integran el single de adelanto del nuevo disco de Blind Guardian me he encontrado con que  tanto el título como la letra invitan a pensar en Invernalia, en el perverso Juego de Tronos y, por supuesto, en el Muro de Hielo que nos separa de las salvajes tierras del norte. Habida cuenta del historial de los alemanes en lo tocante a la influencia de otras obras de literatura fantástica lo cierto es que no resulta de extrañar.


"War of Thrones"


Nothing will grow here
Icy fields - blackened sorrow
Legacy of a lost mind
Feed my void
What you're waiting for.


I'm too late,
It is more than a game.
The river reveals
Now I'm in between these lines.
I cannot escape it seems
Sail on, my friend.


[Est:]
All I ever feel is
All I ever see is
Walls they fall
When the march of the others begins.
All I ever feel is
All I ever see is
Rise and fall
When the War of the Thrones shall begin.


While I sit there in silence,
Come and talk to me.
I can't free my mind
It is all I'm begging for.


While I sit there in silence,


Will it ever end?
Will I find what I'm longing for?
Will I ever walk out of shadows so grey?
I'm condemned, I am hallowed
Icy fields they won't hurt anyone


Will you walk with me?
Any further.
There at world's end.
It's me,
I sing.


I cannot escape it seems
Sadly I sing.


[Est.]


Away,
Watch the river it flows.
Now and ever
I cannot believe in more.
And now my time will come
Carry on.


Will I ever learn from the past?
Will I fade away?
Will I ever stay where the shadows will grow?
There is luck at the gallows
I will free my mind
Soon it will show.


Let it rain,
There'll be no spring.
My dream is a mirror
It reveals a matter of lies.


[Est.]


Leave a fee for the tillerman
And the river behind.


Y "A Voice in the Dark", que nos recuerda a Brandon Stark y lo imprudente que resulta espiar a los mayores.


A sense of denial
Come witness my trial,
The crow has turned into a liar.
I’ll live, I may die,
I’ve failed though I’ve tried
But finally I fly.


It is the fool
Who puts faith in false saviors,
The innocent understands
He’s still falling.


And furthermore
He’s now aware,
“Come spread your wings
Awake now”.


The enemy within
Will soon appear.


You’re trapped in my mind,
Ask for the key.
Don’t search for fine lines
There’s no release.


Though I can feel its presence,
There’s a sign to reveal
Then after allm
I’m sure I’ll keep on falling.


They send a sign
When dead winter will come again,
There from the ruins I will rise.


[Est.:]
Fear the voice in the dark,
Be aware now,
Believe in dark wings and dark words.
The shadow returns,
Fear the voice in the dark,
Be aware now.
Black shadows they hide and they wait
But they soon will return.


It will never be the same,
And nothing remains.
I can’t find a way
But I’m facing it
Oh there will be no savior.


I can foresee all the pain,
They are about to creep in.
“Curse me, hate me, hurt me, kill me”
Oh they will rest no longer.


“Paralyzed and frozen,
Free your mind,
You’re broken,
Paralyzed and frozen.
Learn to roam
Don’t look back”


On stunning fields of mayhem,
I will find no relief.
It’s just a dream
I wish that I could tell you.


The vision fades,
There is no sanctuary.
What will go up
Surely comes down.


[Est.]


In vain,
Still I don’t understand.
So talk to me again,
Why do I fear these words?
What keeps holding me back?


I hear a voice,
It comes from everywhere.
“Now find a way
Cause you’re the key
Begin to understand”.


The descending ends.
Now I know I won’t fly again
On through the mist, I’m facing ground.


[Est.]


¿Qué os parece a los sufridos seguidores (por aquello de la tranquilidad de George R. R. Martin a la hora de publicar) de Canción de Hielo y Fuego? Personalmente, además del homenaje a una de las obras de la literatura fantástica actual más grandiosas, el retorno de los Guardian a un sonido con riffs más agresivos pero manteniendo un toque de rock progresivo bastante marcado me ha encantado. En cierto modo me recuerda a las canciones de aquel "Nightfall in Middle Earth" en el que El Silmarillion de Tolkien fue la máxima referencia.

¡Cuidado! Aunque no lo parezca, el invierno se acerca.

¡Felices lectura y audición!

domingo, 4 de julio de 2010

El año de la liebre

“¿Humor negro ecológico?”, me dije a mí mismo tras encontrarme con esta novelita de poco más de 150 páginas. Ya que este año parece ser el de los autores nórdicos, y debido a que no había leído nada de Paasilinna, uno de los escandinavos de mayor renombre en la actualidad (y cuya obra no entra a formar parte del género negro, que parece ser que es el que está haciendo popular a aquellas letras tras la publicación de la “trilogía” de Stieg Larsson) decidí hacerme con El año de la liebre, novela publicada hace ya treinta y cinco años, traducida a 18 idiomas y que tuvo bastante éxito en su día a nivel internacional ya que, de hecho, fue la que lanzó a su autor a la primera línea de los escritores escandinavos. En la novela me esperaba Vatanen, un periodista al que no gusta su trabajo y una curiosa liebre que le cambia la vida, y aproveché los últimos días de junio para hacerme con ella, tras leer alguna que otra crítica interesante sobre la misma y proceder a devorarla.


Comienza la historia con Vatanen regresando de un llevar a cabo un trabajo junto a un compañero y el atropello de la liebre. Nuestro periodista, ignorando los gritos de su colega, se aleja del coche en el que viajaban para buscar el lebrato herido. Tras encontrarlo, decide que no regresará a su hogar, ni al trabajo, ni a llevar la vida que hasta ese momento había constituido todo su mundo. A partir de entonces se dedicará a viajar por Finlandia en compañía de su liebre, trabajando en lo que buenamente puede y protegiéndola de un modo que podría parecer, a priori, irracional, pero que constituye una ventana a través de la cual podemos observar el alma de este hombre independiente, algo huraño, de noble carácter mas difícil trato.

Lo cierto es que, tras leer el libro, aceptaría antes el calificativo de humor negro para definirlo que el de ecológico. Si ya el humor anglosajón, por poner un ejemplo, puede resultarnos ajeno en nuestras latitudes, el finlandés nos resulta casi, casi, tan lejano como el que podría poseer un selenita en el hipotético caso de encontrarnos frente a uno de ellos. No cabe duda de que las aventuras de Vatanen resultan divertidas, algunos de sus encuentros rezuman ironía y vislumbramos tras muchas de sus acciones un peculiar sentido del humor, pero hay momentos ciertamente crudos en los que, por mucho que intente buscarles la gracia no he llegado a encontrársela. Episodios como el del cuervo que roba la comida de Vatanen y la solución que adopta este, tendiéndole una trampa, o la caza del oso negro a través de los bosques y pueblos de la nevada Finlandia poseen un tinte realmente cruel, de dominio del hombre sobre la naturaleza. Bien cierto es que Paasilinna realiza en El año de la liebre una crítica de una sociedad que despoja al hombre de todo rastro de individualismo, que adocena a los seres humanos en un engranaje perfecto (demasiado perfecto) de producción y consumo, pero esos mismos claroscuros aparecen en la figura de Vatanen. La vida que escoge nos es fácil, pero le permite ser él mismo, con sus luces y sus sombras, inclusive con las contradicciones internas que le caracterizan. Tal vez con ello Paasilinna nos invita a huir, a convertir en realidad esa vida que únicamente nos atrevemos a soñar, pero nos advierte de que en el fondo, lo queramos o no, seguimos siendo hombres, con todo lo bueno y malo que esto trae aparejado.