tag:blogger.com,1999:blog-56151561126662533852024-03-17T19:46:02.960+01:00Homo librisHomo librishttp://www.blogger.com/profile/04085300464041454542noreply@blogger.comBlogger286125tag:blogger.com,1999:blog-5615156112666253385.post-58783254573168841062021-03-27T09:00:00.000+01:002021-03-27T09:00:02.250+01:00Si quisiéramos, les apagaríamos los ojos<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span lang="ES" style="font-family: "Bell MT", serif; line-height: 115%;"><b><span style="font-size: x-large;"></span></b></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span lang="ES" style="font-family: "Bell MT", serif; line-height: 115%;"><b><span style="font-size: x-large;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4HACsXkdOUOlj8kdXoKA5r7W-HVYeYHNB0oBb27nfnMlHp6TBDQSaZAGG6hFm1gWvkQnsWgSl-yiLoiFOhbLmiAE59_vXbCBDoxQXfpfWdYWTmlaekDAw9l9Ueh6PrnZwEvNgYqsL_-P6/" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="606" data-original-width="910" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4HACsXkdOUOlj8kdXoKA5r7W-HVYeYHNB0oBb27nfnMlHp6TBDQSaZAGG6hFm1gWvkQnsWgSl-yiLoiFOhbLmiAE59_vXbCBDoxQXfpfWdYWTmlaekDAw9l9Ueh6PrnZwEvNgYqsL_-P6/w400-h266/image.png" width="400" /></a></span></b></span></div><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span lang="ES" style="font-family: "Bell MT", serif; line-height: 115%;"><b><span style="font-size: x-large;"><br /></span></b></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span lang="ES" style="font-family: "Bell MT", serif; line-height: 115%;"><b><span style="font-size: x-large;">E</span></b><span style="font-size: 12pt;">l eco de los pasos se superponía al ruido de las
pisadas, acompasadamente, como una melodía en sordina, rebotando contra los
muros de ladrillo y hollín de la calle, y resonando entre las temblorosas farolas
de gas que apenas eran capaces de magnificar la húmeda neblina en la
invisibilidad de la noche. Al fondo oímos un ruido y, conforme avanzamos, una
sombra se hizo cada vez más oscura, más tangible. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span lang="ES" style="font-family: "Bell MT",serif; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES;">Tenía, pudimos verla al llegar a su altura, el mismo
rostro anodino de todas las anteriores, y la fofa barbilla temblaba sobre el amorfo
montón de trapos que constituía su vestido. Yo, abrigado por del caro paño,
envuelto en cinco vueltas de blanca bufanda, no sentía el frío ante la
expectación que sentía por aquello que estaba por venir. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span lang="ES" style="font-family: "Bell MT",serif; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES;">En la cara pintarrajeada se abrió un pozo con el brocal
medio derruido y volcó sobre nosotros su aliento de pútridas palabras. Repitió
la propuesta ante el silencio de mi amo. Por única respuesta éste me sacó a mí,
y fue gozoso ver cómo al contemplarme sus ojos se deshacían de su etílica
turbidez y parecían despertar por última vez a la vida. Venida de la nada, los
periódicos os dirían al día siguiente quien era. Sobre hacia dónde iba, yo
mismo se lo dije, me hice entender tras una lucha intestina, desentrañando sus
más íntimas pulsiones. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span lang="ES" style="font-family: "Bell MT",serif; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES;">Terminado el trabajo, muerto el placer, la gamuza me acaricia
deshaciéndome de los pegajosos e infectos humores, y regreso al bolsillo
sintiendo cómo mi amo desliza junto a mí un paquete de papel encerado, blando y
cálido. Nos alejamos varias calles y aguzamos el oído hasta que la noche nos trae
remotos gritos, el silbato delator, las carreras que no buscamos esquivar, que
tratamos de atajar volviendo sobre nuestros pasos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span lang="ES" style="font-family: "Bell MT",serif; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES;">—Soy médico—dice entonces mi amo con voz de autoridad.
Esta noche, he de reconocerlo, su temple me despierta admiración.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span lang="ES" style="font-family: "Bell MT",serif; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES;">—Gracias a Dios. Venga, venga, por favor. Han encontrado
a otra. Necesitamos confirmar el fallecimiento antes de que se llegue la
prensa.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span lang="ES" style="font-family: "Bell MT",serif; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES;">Benditas linternas que apartan la vaporosa niebla, que la
constriñen y destierran fuera de los muros de ladrillo y de las oquedades
reparadas con ripios, que arrojan las tinieblas hasta los márgenes de la escena
a la que hemos vuelto para contemplar nuestra obra dibujada sobre los adoquines
cubiertos de negro. Sin ellas, aunque nos abalanzásemos a la vía, ¿cómo íbamos
a ver?</span></p><div><br /></div><i>
La imagen original puede encontrarse <a href="https://www.piqsels.com/es/public-domain-photo-fwtzi" rel="nofollow" target="_blank">aquí</a>.</i>Homo librishttp://www.blogger.com/profile/04085300464041454542noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5615156112666253385.post-74888995424154838242021-03-26T07:13:00.003+01:002021-03-26T18:52:52.891+01:00El muelle<p><i>En este 2021, aparte de leer más, me he hecho el propósito firme de volver a escribir. Como lo hacía antes, sin pretensiones pero también buscando mejorar. Aunque no dejan de ser meros ejercicios, creo que también pueden contribuir a revitalizar un poco el blog. Las reseñas de nuevos libros también irán viniendo. De momento, lo que llega es un brevísimo relato.</i></p><p><i>La fotografía es de libre descarga (y autoría desconocida) y puede encontrarse <a href="https://www.pikist.com/free-photo-xajph/es" rel="nofollow" target="_blank">aquí</a>.</i></p><p><i></i></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjuMq7xYHAPBYIpIGeGBGisHE-FSGDVWxiQLnL0z7oE1gpBfjbDklO6F8A_VCGxdpf6YNagT0babb6gaZHs8npRofJMwiW3PFT14MMm2Cb2iy4UgiiCksq0ET-T16ijLVKwutijA9qyH0LJ/" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="888" data-original-width="1280" height="278" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjuMq7xYHAPBYIpIGeGBGisHE-FSGDVWxiQLnL0z7oE1gpBfjbDklO6F8A_VCGxdpf6YNagT0babb6gaZHs8npRofJMwiW3PFT14MMm2Cb2iy4UgiiCksq0ET-T16ijLVKwutijA9qyH0LJ/w400-h278/image.png" width="400" /></a></i></div><i><br /></i><span style="text-align: justify; text-indent: 36pt;">La noche que
llegué a Italia la marea estaba alta y en el puerto se ocultaban bajo las aguas
los oscuros mejillones y las lapas pegadas al maderamen de sus pilares. Crucé
el puente sin saber qué rumbo tomar y vi a lo lejos el bulto oscuro de un
hombre echado sobre unos fardos que aparentaban ser bastante pesados. Decidí acercarme
a él, idiota de mí, esperando obtener algo de información, un poco de
conocimiento sobre en qué lugar pasar la noche, dónde comer o encontrar un
trabajo esporádico en el que ganar unas monedas.</span><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify; text-indent: 36pt;">
</p><p class="MsoNormal"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">El río que
desembocaba junto al puerto brillaba en la noche con un lóbrego resplandor
plateado, como una luna licuada que se arrastrase sobre la tierra serpenteando
desde la distancia. El hombre no soltó prenda y yo, obcecado por la necesidad,
saqué del bolsillo una esquirla de río, fría y brillante, y la hundí en el
vientre del borracho, sintiendo en la mano el denso y cálido flujo de la
fuente, que borboteaba antes de manar como arroyo y acabar muriendo junto al
mar.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">No llevaba mucho
encima. Un puñado de monedas que me eché al bolsillo mientras me alejaba silbando,
buscando dónde descansar.<o:p></o:p></span></p><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify; text-indent: 36pt;"><br /></p>Homo librishttp://www.blogger.com/profile/04085300464041454542noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5615156112666253385.post-55208878948030473372021-02-01T21:53:00.002+01:002021-02-02T06:40:01.364+01:00Entre retos anda el juego<p>Después de muuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuucho tiempo sin escribir por aquí, vuelvo (o trato de hacerlo) comenzando con dos retos para marcar un poco de ritmo y retomar el hábito de escribir. El primero de ellos, los <b>52 retos de escritura para 2021 </b>que nos propone <b>Literup </b>por aquí:</p><p><a href="https://blog.literup.com/52-retos-de-escritura-para-2021">https://blog.literup.com/52-retos-de-escritura-para-2021</a></p><p>Aunque no creo que vaya a escribir los 52 microrrelatos (máxime cuando empiezo en febrero), voy a tratar al menos de cumplir con el reto mínimo de uno al mes, recuperando el de enero en unos días. Los retos de escritura son los siguientes:</p><p></p><ol style="text-align: left;"><li>Inventa un cuento que suceda en las estrellas.</li><li>Escribe un relato protagonizado por tres reinas magas.</li><li>¡Sueña! Inventa una historia corta de fantasía onírica.</li><li>Escribe un relato de amor entre dos especies fantásticas.</li><li>Inventa un cuento basado en alguna de las metamorfosis de Ovidio.</li><li>Haz una historia que suceda íntegra bajo el subsuelo.</li><li>¡Feliz Año Nuevo chino! Esta semana escribe un relato protagonizado por un buey.</li><li>Tus protagonistas estaban en una fiesta de Carnaval y de pronto se han convertido en sus disfraces. ¡A ver esa originalidad!</li><li>Haz una historia en la que la antagonista sea una mantis religiosa.</li><li>Escribe un cuento sin usar la letra «y».</li><li>Escribe un relato que pase de un flashback a un flashforward y haz que el enlace tenga sentido.</li><li>Tu protagonista es una delfina humanoide que pasa la mitad del relato en tierra y la otra mitad en el mar.</li><li>Tu protagonista es de tu color favorito. ¿Qué implica eso en su mundo?</li><li>El solarpunk está en auge. Escribe un relato optimista sobre el futuro de nuestro planeta.</li><li>Haz que tu cuento acabe con: «Eso fue lo último que vi antes de morir».</li><li>Escribe un relato que solo tenga diálogos.</li><li>Escribe un retelling de la historia de Sant Jordi.</li><li>Inventa una historia de terror en segunda persona en el que el/la protagonista sea un asesino/a, y justifica su condición.</li><li>Crea un relato en el que aparezca una madre terrorífica.</li><li>Escribe un fanfic de tu película de animación favorita.</li><li>Haz un cuento de ciencia ficción rural.</li><li>Ambienta tu relato en Sudáfrica.</li><li>Crea una historia en la que aparezca una artista gráfica.</li><li>Inventa una historia que acabe con un cliffhanger.</li><li>Escribe un cuento en el que tu protagonista vea el cielo por primera vez.</li><li>La personalidad de tu protagonista es la de tu animal favorito. Crea un relato sobre su vida en sociedad.</li><li>Escribe una historia en la que el protagonista es un cadáver que habla, pero no se puede mover.</li><li>Haz un cuento en el que en la primera frase de cada párrafo haya una aliteración.</li><li>Crea un relato en el que alguien recibe una videollamada sospechosa.</li><li>Describe el proceso creativo de un cuadro y haz que los elementos pictóricos sean parte de la historia. Por ejemplo, si sale un bosque, que sea relevante en la trama.</li><li>Escribe una historia protagonizada por una bandolera ligona.</li><li>Inventa un cuento en primera persona sobre alguien que observa a otra persona. Intenta que sea lo más subjetivo posible.</li><li>Relata una historia de amor platónico.</li><li>Utiliza las palabras «quebrar», «óleo» y «extinción» en tu relato.</li><li>Inventa una historia de amor que, antes del primer beso, se ve interrumpida por el fin del mundo.</li><li>Narra la batalla entre una maga que domina la electricidad y otra que invoca demonios.</li><li>Crea un cuento que suceda en un futuro posapocalíptico gobernado por cucarachas gigantes.</li><li>Inventa una historia en la que un armadillo viaja a Plutón y crea su propia cultura.</li><li>Narra un cuento en primera persona protagonizado por una persona sorda.</li><li>Relata una historia de amor a distancia.</li><li>Ambienta tu cuento en Osaka.</li><li>Escribe una historia protagonizada por una jinete sin cabeza.</li><li>Piensa qué habría pasado si los dinosaurios no se hubiesen extinguido. Puedes sumergirte en una ucronía si quieres.</li><li>Mezcla en una misma narración a un duende volador, una medusa fantasma y un elemental de hielo y fuego.</li><li>Escribe una historia de terror en la que los animales domésticos se rebelen contra sus dueños.</li><li>Escribe un relato en el que uses un epíteto cada tres párrafos.</li><li>Unas rocas que se comunican con telepatía llegan del espacio exterior. ¿Cómo interactúan con los humanos?</li><li>Escribe una historia en la que existan árboles de Navidad humanoides que decoran personas de plástico.</li><li>Plantea cómo sería una historia de amor que suceda dentro de un videojuego.</li><li>Escribe una historia de amor entre una giganta y una montaña.</li><li>Crea un relato protagonizado por una abuela con superpoderes.</li><li>Escribe una historia en la que la gente tiene como mascotas gatos que disparan láseres por los ojos.</li></ol><p></p><p>y las bases completas, por si os interesa u os llama la atención participar, están en el enlace que incluí más arriba. Los iré publicando identificados con la etiqueta "#52RetosLiterup".</p><p>El otro apartado son los 24 retos de lectura que nos propone la misma web:</p><p><a href="https://blog.literup.com/24-retos-de-lectura-para-2021" rel="nofollow" target="_blank">https://blog.literup.com/24-retos-de-lectura-para-2021 </a></p><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px; text-align: left;"><p><b>Enero</b></p><p>1) Un clásico de la literatura española escrito por una mujer.</p><p>2) Dos cuentos escritos originalmente en inglés.</p><p><b> Febrero</b></p><p>3) Un poemario indie escrito en español.</p><p>4) Una novela romántica.</p><p><b>Marzo</b></p><p>5) Un ensayo escrito por una autora.</p><p>6) Una obra que haya sido llevada al cine o adaptada a serie.</p><p><b>Abril</b></p><p>7) Un libro indie ganador de un premio.</p><p>8) Un libro experimental.</p><p><b>Mayo</b></p><p>9) Un cómic/manga autoconclusivo.</p><p>10) Una space opera.</p><p><b>Junio</b></p><p>11) Un clásico de la fantasía.</p><p>12) Una obra metaliteraria.</p><p><b>Julio</b></p><p>13) Una obra escrita por un autor/a chino/a.</p><p>14) Una obra de ciencia ficción escrita por una autora.</p><p><b>Agosto</b></p><p>15) Un libro de género bizarro.</p><p>16) El inicio de una saga o de una trilogía.</p><p><b>Septiembre</b></p><p>17) Un libro de relatos de una sola autora.</p><p>18) Una novela en la que los animales sean importantes en la trama.</p><p><b>Octubre</b></p><p>19) Una novela corta de terror.</p><p>20) Una novela en la que haya viajes en el tiempo.</p><p><b>Noviembre</b></p><p>21) Un libro autoconclusivo de fantasía oscura o grimdark.</p><p>22) Un relato que tenga más de cincuenta años.</p><p><b>Diciembre</b></p><p>23) Un libro de humor.</p><p>24) Un libro sobre el fin del mundo, pero que sea esperanzador.</p></blockquote><div>Al igual que con el reto de escritura, trataré de recuperar el tiempo perdido y reseñar algún título correspondiente al mes de enero. Por cierto, en la web podréis encontrar algunos ejemplos de títulos para cada uno de los retos y más información sobre los mismos.</div><div><br /></div><div>Bueno, <i>alea iacta est</i>, con esta entrada me comprometo a revivir el blog. ¿Lo conseguiré? Lo iremos viendo durante este año.</div><div><br /></div><div>¡Salud!</div>Homo librishttp://www.blogger.com/profile/04085300464041454542noreply@blogger.com0Málaga, Spain36.7211784 -4.42171989999999948.410944563821154 -39.5779699 65.031412236178852 30.7345301tag:blogger.com,1999:blog-5615156112666253385.post-960347704109744372019-04-02T10:24:00.000+02:002019-04-02T12:45:27.146+02:00Día internacional del libro infantil y juvenil<div style="text-align: justify;">
Vuelvo al blog tras más de dos años sin escribir. Tras casi cinco sin que haya mucho reseñable por aquí. Pero quería compartir el manifiesto #DILI y enlazaros una entrada de mi otro blog:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhqclHphCg889As0mm-kUb6Vgf_J_2jPKpKvfFbRo-SXoaAOfTzpjMMSb8PvaFeMWtqFDu6oMFaKvZhZFk35Jf3J0vw5Dv4597oscm1M11TRkcwIyK4OqkfsnbcmE5SqTBw7t8NV9ZLi1HZ/s1600/dili.PNG" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="810" data-original-width="586" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhqclHphCg889As0mm-kUb6Vgf_J_2jPKpKvfFbRo-SXoaAOfTzpjMMSb8PvaFeMWtqFDu6oMFaKvZhZFk35Jf3J0vw5Dv4597oscm1M11TRkcwIyK4OqkfsnbcmE5SqTBw7t8NV9ZLi1HZ/s320/dili.PNG" width="231" /></a>“¡Voy con prisa!”, “¡No tengo tiempo!”, “¡Adiós!”… Expresiones semejantes pueden oírse quizá a diario, no solo en Lituania -en el centro mismo de Europa-, sino en muchas partes del mundo. Y con frecuencia parecida se oye decir que vivimos en la edad de la abundancia de información, la prisa y la precipitación.<br />
Sin embargo, tomas un libro entre las manos y, de alguna manera, te sientes distinto. Y es que los libros tienen una estupenda cualidad: te inspiran serenidad. Con un libro abierto y sumergido en sus tranquilas profundidades, ya no temes que todo te pase de lado a toda velocidad, sin llegar a apreciar nada. Empiezas a creer que no será preciso lanzarse como loco a tareas de dudosa urgencia. En un libro todo sucede sigilosamente, en orden y según una secuencia. ¿Será tal vez porque sus páginas están numeradas y las hojas al pasar crujen tranquilamente y con un suave efecto relajante? En un libro los acontecimientos pasados se encuentran plácidamente con los que han de venir.<br />
El mundo del libro es muy abierto; su realidad sale al encuentro amistoso con el ingenio y la fantasía, y a veces ya no sabes muy bien dónde -si en un libro o en la vida- has notado de qué manera tan bella caen al derretirse las gotas del tejado nevado, o de qué forma tan encantadora cubre el musgo la cerca del vecino. ¿Ha sido en un libro o en la realidad donde has experimentado que las bayas del serbal no son sólo bellas, sino amargas? ¿Acaso sucedió en el mundo de los libros, o de verdad estabas tumbado sobre la yerba en verano, y después sentado con las piernas cruzadas, contemplando las nubes que surcaban el cielo?<br />
Los libros ayudan a no acelerarse, enseñan a observar; los libros invitan, incluso obligan a acomodarse, pues casi siempre los leemos sentados, poniéndolos en la mesa o en el regazo, ¿no es así?<br />
¿Y acaso no habéis experimentado otra maravilla: que cuando leéis un libro, el libro os lee a vosotros? Sí, sí, los libros también saben leer. Os leen la frente, las cejas, las comisuras de los labios, que ahora suben, ahora bajan; sobre todo, por supuesto, os leen los ojos. Y por los ojos entienden… adivinan… Bueno, ¡vosotros mismos sabéis qué!<br />
No tengo duda de que a los libros les parece muy interesante estar sobre vuestro regazo, pues una persona que lee – sea niño o adulto – solo por eso ya es bastante más interesante que la que se resiste a tomar un libro entre las manos, que la que -siempre con prisa- no llega a sentarse y no tiene tiempo de fijarse en casi nada. Este es mi deseo para todos en el día internacional del libro infantil: ¡Que existan libros interesantes para los lectores y lectores interesantes para los libros! </blockquote>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
Escrito por Kęstutis Kasparavičius<br />
Traducido del lituano por Carmen Caro Dugo</blockquote>
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Y, de paso, como os decía, enlazo una entrada en <i><b>Andanzas de un trotalomas </b></i>que he escrito recomendando algunos libros infantiles relacionados con la naturaleza y el medio ambiente, titulada "<a href="https://trotalomas.wordpress.com/2019/04/02/mi-patria-es-la-infancia/" target="_blank">Mi patria es la infancia</a>". Espero que la disfrutéis y os invito, por supuesto, a compartir lecturas infantiles y juveniles que os gusten o recordéis. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
¡Feliz juego y lectura!</div>
Homo librishttp://www.blogger.com/profile/04085300464041454542noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5615156112666253385.post-59719512715790775362016-08-19T17:08:00.004+02:002016-08-19T17:19:03.648+02:00La noche del lobo<div style="text-align: justify;">
Me acerqué a esta obra de Javier Tomeo de forma casual, tomando el libro entre otros suyos del estante de la biblioteca pública donde descansaba <a href="http://homolibris.blogspot.com.es/2016/05/prestamos.html" target="_blank">desde la última fecha estampada en su ficha</a>. Una lectura sucinta, de breves capítulos, ideal para este periodo que estoy viviendo, en el que no siempre puedo dedicar todo el tiempo que desearía a la lectura (y menos de forma continuada), gracias al cual estoy recuperando el gusto por el relato y la novela corta. </div>
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<br /></div>
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Comencé su lectura en una noche de vigilia y la fui espaciando durante varias más hasta acabar por devorarla como si yo me hubiese convertido también en un licántropo, deseoso de saber más sobre las desventuras (ya que no andanzas, ahora conoceremos el motivo) de Mario, un poeta que todo lo sabe gracias a Internet y a pesar de su vida de retiro a las afueras de un pueblo, e Ismael, agente de seguros que pasaba por allí cuando, ya anochecido, ambos sufrieron una torcedura de tobillo, quedando a unas decenas de metros de distancia, tan cerca y sin poder verse ni ayudarse más allá de la mutua compañía que les ofrecía su diálogo en una oscuridad sólo rota por la luna llena que asomaba de cuando en cuando entre las nubes. </div>
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<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjoiDi6TfgbyoW1aUzujc-35WweVSKSN56-cl6aLNLa6POAqblrj5KFYUqwacaExR5srE_a0xI62eFD4pd9Rvfq9saP54r_3ZFI46Ie0MG82BTmy6-jURrmc7ql509S3Y4zDTiL6M6aaRtk/s1600/nochelobo.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjoiDi6TfgbyoW1aUzujc-35WweVSKSN56-cl6aLNLa6POAqblrj5KFYUqwacaExR5srE_a0xI62eFD4pd9Rvfq9saP54r_3ZFI46Ie0MG82BTmy6-jURrmc7ql509S3Y4zDTiL6M6aaRtk/s320/nochelobo.jpg" width="205" /></a></div>
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Acompañados por la cambiante voz de un cuervo y el eco de otro diálogo nocturno, el de dos grillos que no deberían estar allí en esa época del año, toda la novela se impregna de una sensación de irrealidad que nos alcanza y que comienza a sembrar en nosotros la sombra de una duda. ¿Qué hay de verdad en lo que cuentan nuestros protagonistas? ¿Qué podemos creer de cuanto narra el autor? ¿Qué pensar del cambiante graznido del cuervo, del chirriar intermitente de los grillos?</div>
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<br /></div>
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En el diálogo perenne de la novela, Mario se presenta ante Ismael de una forma distinta a como le conocimos páginas atrás: como un bohemio que se marchó de la ciudad voluntariamente a este retiro de la compañía de los hombres donde, irónicamente, está más en contacto con su cultura que en ningún otro lugar gracias a su conexión a Internet. Mario memoriza todos los datos que lee, profundiza en foros, en blogs, en redes sociales, participando de esa sensación de posesión de la cultura, del conocimiento, que tenemos actualmente en nuestra sociedad moderna e industrializada, a un clic de la Wikipedia y del saber. A dos de poder editarlo y cambiarlo a nuestro antojo. A una vida de aprehenderlo, de hacerlo nuestro y convertirlo en verdadera cultura.</div>
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Ismael, por el contrario, es un hombre de ciudad, de su casa, amante fiel de su esposa que, gracias a las palabras de un Mario licántropo con dentadura postiza pero afilada lengua, podría no guardar, en igualdad, la misma fidelidad a su esposo. O sí, pero en su continuo devenir de pueblo en pueblo vendiendo seguros, no estaría en condiciones de afirmarlo, de poner por ella la mano en el fuego.La luna llena no viene a apartar las sombras de duda, pero sí a alimentar la sospecha.</div>
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Mario e Ismael son dos hombres solitarios, en definitiva, aislados en la incomunicación por más que entre ellos se establezca un diálogo en el que, en algunas ocasiones, únicamente se están escuchando a sí mismos; Su única cercanía es la física, pues toda la novela podría representarse en teatro (y creo que sería una gran obra teatral) y ambos quedarían presentes en todo momento sobre las tablas, pero les separa una inmensa distancia espiritual.</div>
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La novela, como decía, atrapa sin remedio. Con una construcción que apenas notamos, ligera pero poderosa, nos invita a adentrarnos en una realidad que comienza, poco a poco, a parecernos una pesadilla, irreal pero estremecedora. Javier Tomeo me ha ganado para su causa y estoy deseando leer más libros de este autor. Pronto, muy pronto, en cuanto amanezca el día y el sol aleje, hecha jirones, la lobuna oscuridad.</div>
Homo librishttp://www.blogger.com/profile/04085300464041454542noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5615156112666253385.post-71397888011097237532016-05-23T16:18:00.001+02:002016-05-23T16:22:39.141+02:00Los problemas crecen<div style="text-align: justify;">
Cuando somos padres (o vamos camino de serlo), creo que una de las preguntas de mayor calado que nos hacemos es, al margen de las que puedan llegar en tumultuosa avalancha sobre la crianza y educación de los infantes, qué ocurrirá con la pareja. Si es el primer hijo el que llega la situación familiar cambia drásticamente: seremos tres y no solo dos, y las decisiones que tomemos tendrán que tener en cuenta la presencia de ese ser tan dependiente en un principio. Si con nosotros vive nuestro perro, gato o cualquier otra «mascota», posiblemente nos hayamos enfrentado a algunos de los problemas de logística que ahora tengamos que resolver con el pequeño, pero tampoco nos convalidará el «carné de padre» (o de madre) correspondiente. De ahí mi guiño a la entrañable serie de televisión que en España conocimos con el nombre de «Los problemas crecen» (<i>Growing Pains</i>).</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhzIVEWLE_okjNM9qz1_obV1UJ39THCzcGU3sNCaCXJFlCZJjXPM8uLCMs6CiGvzeE-sipVNS6QUSezezOtMEgdiR58JTH3SC-5dWcMNGGMS5BNkiDV_xNEnbyq2_eY4UM2DbQvoiSKFIkG/s1600/growing-pains.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="297" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhzIVEWLE_okjNM9qz1_obV1UJ39THCzcGU3sNCaCXJFlCZJjXPM8uLCMs6CiGvzeE-sipVNS6QUSezezOtMEgdiR58JTH3SC-5dWcMNGGMS5BNkiDV_xNEnbyq2_eY4UM2DbQvoiSKFIkG/s400/growing-pains.jpg" width="400" /></a></div>
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La psicóloga Rocío Ramos-Paul (conocida por su papel de «supernanny» en televisión) y su colega Luis Torres presentan en su libro <i>La pareja en familia</i> un compendio de situaciones, las más de ellas estresantes, ante las que puede encontrarse la pareja con el devenir de los años, especialmente desde la llegada de los hijos hasta que estos abandonan el hogar. Así, mediante el uso de ejemplos prácticos y la presentación de situaciones reales, Rocío y Luis nos llevan de la mano en la resolución de conflictos de pareja: los problemas de comunicación que desembocan en discusiones y falta de entendimiento; la gestión del tiempo, siempre tan escaso y que deberemos organizar como un equipo si queremos salir victoriosos; el papel del resto de la familia, permitiéndoles participar del gozo de la llegada de un nuevo miembro sin que sea traumático para los padres; las relaciones sexuales, tan necesarias en la pareja y que deberemos trabajar si no queremos que se diluyan entre las obligaciones y el cansancio cotidianos; incluso la separación, si a pesar de todos los consejos que nos brindan los autores y del empeño de la pareja, esta no es capaz de resolver los problemas y acortar la distancia que les va separando. </div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjkrAumXW-29D-r2pKfoBQFqUhzgJjuS8j7fZd-KtXbbIO44z7Bse-ilBnczPZfI-Xa8kcAZPYqAMijFUhqU8ykfQni9b13m26gWcBwGjjUld31PlFKlc9p4ankhcS21a_ZhVesSVZp6P03/s1600/AG03762.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjkrAumXW-29D-r2pKfoBQFqUhzgJjuS8j7fZd-KtXbbIO44z7Bse-ilBnczPZfI-Xa8kcAZPYqAMijFUhqU8ykfQni9b13m26gWcBwGjjUld31PlFKlc9p4ankhcS21a_ZhVesSVZp6P03/s640/AG03762.jpg" width="422" /></a></div>
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Me ha parecido un libro de fácil lectura, ameno y que, aunque tal vez hace demasiado hincapié en situaciones cuya resolución parece de Perogrullo, viene a recordarnos, en definitiva, que las relaciones hay que cuidarlas (y no solo las de pareja, ya que lo que nos explica podría aplicarse a buena parte de las relaciones sociales que mantenemos en nuestro día a día, con los matices que correspondan a cada cual). Tal vez lo más interesante es la presentación de ciertas reglas para ayudar a determinar la gravedad del problema al que nos enfrentamos, así como trazar un camino, una serie de pautas que seguir, para buscar una solución consensuada, a largo plazo y que trate de atajarlo de raíz sin pretender hacerlo desde un principio, por la vía rápida, sino preparando el terreno para que el cambio sea estable. Aunque los actos que plantea el libro puedan parecer forzados en un principio, como admiten los propios autores, si nos dejamos llevar por ese rol que estamos configurando estoy seguro de que lo llegaremos a interiorizar y a desarrollar finalmente de forma natural, pues no es otra cosa la que (a mi humilde parecer) plantean estos psicólogos. </div>
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En resumen, una lectura interesante, que posiblemente habría dejado pasar de largo si no fuera porque el libro llegó a mis manos de una forma un tanto inusual (que os describo en las notas al final de la entrada). Lo elegí por el curioso momento en el que llegó a mi vida y lo cierto es que posiblemente vuelva a él más adelante, pues se presta a releerlo o a consultarlo de forma esporádica cuando nos encontremos algo perdidos frente a algunas de las situaciones planteadas. Sin descubrir nada nuevo o que no resulte evidente cuando se ven las cosas con perspectiva, desde fuera o cuando no hay conflicto, posiblemente el libro nos transmite el tipo de mensaje necesario para centrarnos y buscar soluciones cuando nos encontramos dentro de una vorágine destructiva de la que no sabemos salir; ni más ni menos que cuando más necesario nos resulta.</div>
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<b>Ficha del libro:</b></div>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<u>Título:</u> <i>La pareja en familia.</i><br />
<u>Autores:</u> Rocío Ramos-Paúl y Luis Torres.<br />
<u>Editorial:</u> AGUILAR<br />
<u>PVP:</u> 9,99 € (e-book) 16,90 € (papel)<br />
<u>Fecha de publicación: </u>04/2016<br />
<u>Páginas:</u> 300<br />
<u>ISBN:</u> 9788403515611<br />
<u>Temáticas:</u> Consejos para padres.</blockquote>
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<span style="font-size: x-small;"><b>Nota: </b>Conseguí este libro a través de la plataforma <a href="http://edicionanticipada.com/" rel="nofollow" target="_blank">Edición anticipada</a> y les agradezco el envío de este ejemplar. No obstante, como cualquier otra reseña del blog, refleja únicamente una opinión personal (e intransferible :) ) que no pretende complacer a nadie; la idea principal del blog es compartir lecturas y pensamientos en torno a los libros y, por supuesto, disfrutar departiendo y compartiendo con otros bibliófilos de pro. </span></div>
Homo librishttp://www.blogger.com/profile/04085300464041454542noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5615156112666253385.post-82454644866251962662016-05-02T20:22:00.003+02:002016-05-02T20:27:01.658+02:00Préstamos<div style="text-align: justify;">
Hace ya casi año y medio anunciaba <a href="http://homolibris.blogspot.com.es/2015/01/ano-nuevo-entrada-nueva.html">en una entrada del blog</a> que me disponía a dar buena cuenta de tres libros que acababa de sacar de la pequeña biblioteca pública del barrio. Durante 2015 apenas llegué a escribir nada por aquí, aunque lo cierto es que recuperé un ritmo lector que, si bien se alejaba del que mantenía años atrás, sí que venía a ser esperanzador en cuanto a lo que había sido capaz de leer en los últimos tiempos. El blog, como decía, no vino a hacerse eco de estas lecturas, pero sí que fui reseñándolas, o al menos valorándolas, en <a href="https://www.goodreads.com/trotalomas" target="_blank">Goodreads</a>. </div>
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El tiempo, siempre relativo, está devorando un 2016 en el que estoy manteniendo un ritmo algo más discreto y eligiendo lecturas de lo más variopintas. Tanto que si llegase a reseñarlas os podríais preguntar qué me estaba pasando, je, je. Lo cierto es que he continuado con la buena práctica de dar uso a la biblioteca pública, un hábito que tenía casi olvidado y que ciertamente no debería haber dejado de lado nunca. Y son estos encuentro e improvisaciones lectoras los que me dan pie a escribir esta entrada; a recuperar otra buena costumbre que tampoco tendría que haber abandonado.
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Con un sistema de préstamos informatizado es cada vez más frecuente encontrar bibliotecas donde, junto a los libros retirados en préstamo, nos entregan un pequeño recibo impreso en el que figuran los títulos de los libros y la fecha para su devolución. Estos tiques han venido a sustituir a aquellas fichas de préstamo tan entrañables en las que figuraban los datos del libro junto a una cuadrícula en la que, con mayor o menor acierto, el bibliotecario de turno trataba de acertar en uno de los recuadros con un sello de caucho de dígitos rotatorios que imprimiría la fecha límite de nuestra lectura. Sobra decir que raramente acertaba a grabar la fecha limpiamente en él. </div>
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Recuerdo con cariño los libros que pedía en préstamo en la biblioteca del colegio en que cursé la ya casi olvidada EGB y donde contábamos con una ficha de lector que se intercambiaba con la del libro en cuestión cuando lo solicitábamos. En aquel caso, siguiendo el <a href="http://www.alquiblaweb.com/2012/05/30/uso-difusion-y-prestamo-de-las-bibliotecas/">sistema Newark</a>, nuestra ficha era sustituida en el fichero de libros por la del libro retirado y la de este introducida en la bolsita de papel destinada a tal efecto y que permanecía pegada a las guardas del libro. En ella, como decía, se imprimiría la fecha de devolución. </div>
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Otro tanto ocurría con los libros de la biblioteca pública del pueblo, aunque como allí podíamos sacar incluso dos títulos por aquél entonces y la ficha de lector ya no era tal, sino un flamante carné, los datos del préstamo se copiaban en un mamotreto de folios grapados donde se resumían los datos de la operación: Fulanito de Tal, con n.º de lector cual, retira el libro con signatura equilicual con su correspondiente título. Y en la ficha de préstamo del libro, o incluso en la correspondiente bolsita de papel, que solía llevar impresa también la cuadrícula, ¡plaf!, se estampaba la fecha. </div>
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Ya lo hacía por aquél entonces y vuelvo a hacerlo ahora, cuando saco libros de una biblioteca pública que permite leer su historia. Porque, al igual que ocurre con los libros de segunda mano, los libros de las bibliotecas tienen su historia y se nos permite fantasear con ella cuando tenemos suficientes datos para hacerlo. La mala costumbre de doblar las esquinas nos permiten saber si los lectores pretéritos detenían su la lectura entre capítulos o si los leían ordenadamente y solo finalizaban la lectura al acabar uno de ellos. La no mucho mejor costumbre de subrayar o anotar libros que no son nuestros nos permitía saber si algo llamó su atención especialmente. Yo, he de confesarlo, en ocasiones corregí alguna errata anotando la letra, tilde o palabra correctas; eso sí, con lápiz, si sirve en descargo de mi persona. </div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgxVTVfANAKs85uh7VwjCGSvSZr7jy9kGaVcg4-bWx1O9fntbbqhAyac7JCYZABB-8yy1pKAPWIrzvYQZMaK0MSZMjjKd3wQ_9aoAKu1T9rvwyyRn8zOnUBiiWWPxvhMO5vnwfFRQYwiXMh/s1600/20160502_171008.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgxVTVfANAKs85uh7VwjCGSvSZr7jy9kGaVcg4-bWx1O9fntbbqhAyac7JCYZABB-8yy1pKAPWIrzvYQZMaK0MSZMjjKd3wQ_9aoAKu1T9rvwyyRn8zOnUBiiWWPxvhMO5vnwfFRQYwiXMh/s640/20160502_171008.jpg" width="476" /></a></div>
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Una de mis ensoñaciones preferidas cuando de libros de biblioteca se trata viene dada precisamente por las fichas de préstamo o, en su defecto, por las bolsitas de préstamo, si están presentes y siguen siendo usadas. En ellas podemos ver la historia del libro y saber si fue muy demandado en una determinada época —habitualmente cuando fue publicado, cuando estrenaron la película basada en él, cuando murió su autor...— o si durmió en su balda durante años el sueño del olvido, de la inapetencia o del desconocimiento. </div>
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Por ejemplo, a mi lado tengo el libro <i>La loca de la casa</i>, de Rosa Montero (a él pertenece la fotografía que acompaña esta entrada), y puedo ver que en 2003 —fecha de su lanzamiento— fue retirado con cierta frecuencia, una vez al mes salvo en diciembre, y que en 2004 aún todavía lo sacaban con cierta asiduidad, incluso varias veces al mes; puede que en alguna ocasión debido a una renovación, al mediar un par de semanas entre las fechas, y otras desde luego que no, al estar más o menos espaciadas. Después el ritmo lector menguaría, pasando a dos lecturas en 2005 y otras dos en 2006 para acabar en una única en 2007. En 2010, por ejemplo, no lo sacó nadie de la biblioteca, al igual que en 2014. Y este año soy su primer lector. </div>
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La frecuencia de los préstamos dependerá mucho del libro, por supuesto. Recuerdo los días en los que la bibliotecaria de Santa Fe arrancaba uno de estos sobres, repleto completamente de fechas, y pegaba sobre el lugar en el que se adivinaba la marca de pegamento una nueva para comenzar de nuevo con una historia de lecturas que imaginar. Ahora, que estoy disfrutando de esta suerte de ensayo autobiográfico repleto de amor por el oficio de escribir, me decido a recuperar el placer de imaginar —porque «la imaginación es la loca de la casa», como dijera Santa Teresa de Jesús— con él y su historia de lecturas, y de escribir sobre ello.</div>
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¡Feliz lectura!</div>
Homo librishttp://www.blogger.com/profile/04085300464041454542noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-5615156112666253385.post-61643263339130547932015-05-08T13:42:00.000+02:002015-05-08T13:43:40.118+02:00El club de las buenas lecturas<div style="text-align: justify;">
En los últimos meses he llegado a sentirme relativamente satisfecho con el ritmo que he llegado a imprimir a mis lecturas. No es una satisfacción plena, en absoluto, pero sí que puedo considerar meritorio haber vuelto a leer como no lo hacía desde tiempo atrás.</div>
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Algo de mérito tiene la red social <i><a href="https://www.goodreads.com/" rel="nofollow" target="_blank">Goodreads</a></i>, un punto de encuentro entre libros y lectores que ha servido para organizarme y no abarcar demasiadas lecturas a la vez y ha supuesto el aliciente que necesitaba para retarme a mí mismo y para ir descubriendo nuevas lecturas a partir de las actualizaciones que realizan otros lectores.</div>
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A lo anterior ha venido a sumarse la iniciativa de hacer uso de <a href="http://homolibris.blogspot.com.es/2015/01/ano-nuevo-entrada-nueva.html" target="_blank">la biblioteca pública de un barrio aledaño</a> al que ahora nos acoge. Cierto es que tengo en casa numerosos libros esperando ser leídos. ¿Qué puede aportarme entonces una biblioteca pública? Muchas cosas, en verdad. La obligación de no empezar demasiados libros a la vez, tanto por el límite de préstamos como por la fecha límite para devolverlos; la frescura de ir de caza a la aventura, algo que tenía muy olvidado, y que no consiste en otra cosa que dejarse llevar entre los estantes, acariciar los lomos, observarlos, sacar ese libro que te llamó la atención por su título, color o tamaño, observar su portada, hojearlo y, finalmente, volver a dejarlo en su lugar o, por contra, tomarlo y llevarlo con nosotros.</div>
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Sin embargo, nada de esto lo he venido a trasladar al blog. Sigo, no termino de encontrar el motivo, en dique seco. Me apetece escribir, tengo historias que me gustaría contar, se me ocurren ideas pero no termino de encontrar el momento de plasmarlas ni la voz con las que contarlas. De hecho, la primera entrada del año Así que me he planteado enlazar desde aquí <a href="https://www.goodreads.com/trotalomas" target="_blank">mi perfil de </a><i><a href="https://www.goodreads.com/trotalomas" target="_blank">Goodreads</a> </i>por si os interesa, por si queréis saber qué derroteros siguen mis lecturas y, sobre todo, por si os interesa la red social o, si ya formáis parte de ella, queréis decírmelo por si no os he encontrado y agregado como amigos antes.</div>
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Y, con esto, os deseo un fin de semana repleto de buenas y felices lecturas.</div>
Homo librishttp://www.blogger.com/profile/04085300464041454542noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5615156112666253385.post-38710174550704182752015-01-01T12:53:00.000+01:002015-01-01T12:53:02.340+01:00Año nuevo, entrada nueva<div style="text-align: justify;">
Alguna vez he hablado en el blog de la <a href="http://homolibris.blogspot.com.es/2009/01/caza-de-libros.html">«caza» de libros</a>. Recorrer librerías tratando de encontrar ese título que tenemos en busca y captura desde hace tanto. Rastrear Internet en <a href="http://homolibris.blogspot.com.es/2011/03/la-felicidad-es-un-libro.html">un desesperado intento de localizar un libro</a> que deseamos leer y que aparece como descatalogado desde hace tanto tiempo. También hemos tratado en alguna ocasión sobre el instinto que nos hace fijarnos en una determinada portada, en un título, en esa sinopsis que leemos en la contraportada o en las solapas de un libro que vemos en un estante, que tomamos en nuestras manos y que sabemos que vendrá con nosotros lo queramos (y, en verdad, lo queremos) o no. </div>
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Creo, sin embargo, que no he hablado antes por aquí de una forma ciertamente errática, azarosa, que ponía en práctica hace tiempo, para elegir algunas de mis lecturas. Tiempo atrás solía ir mucho más a la biblioteca pública de lo que lo hago ahora. Un hábito que deseo recuperar, por otra parte, ya que creo que nuestras bibliotecas merecen todo nuestro apoyo y que requieren de los lectores para seguir abiertas. El caso es que, con esto de vivir relativamente lejos de la Biblioteca Provincial de Málaga, únicamente de cuando en cuando me animo a acudir a la misma para sacar algunos libros, casi siempre previa consulta del catálogo bibliográfico en línea. A tiro hecho, como suele decirse. Cuando vivía en Granada solía ir a la biblioteca de mi pueblo y a la provincial de Granada, pero es cierto que aquí, en Málaga, teniendo un par de barrios con biblioteca cerca, no tengo perdón a este respecto. </div>
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Volviendo al hilo principal de esta entrada, que, para ser la primera de 2015, ya estoy desvariando demasiado, os decía que tenía una forma particular de elegir algunas lecturas. Se trataba, simplemente, de deambular erráticamente entre las estanterías de la biblioteca, sacando libros al azar, echándoles un ojo, leyendo su argumento, o la breve reseña biográfica del autor, o algunas páginas al azar. Si el libro me llamaba la atención por un motivo u otro, se venía conmigo a casa. Si no, lo devolvía a su sitio y proseguía con mi práctica. De esta forma, podía encontrarme con lecturas abominables o descubrir maravillosas historias. Incluso algún filón-autor habré descubierto así. ¿Y vosotros? ¿Os dejáis llevar por el instinto a la hora de elegir lecturas de algún modo similar?</div>
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El caso es que hace unos días acudí a la biblioteca de la Colonia de Santa Inés. Una biblioteca de barrio pequeñita, ubicada en un edificio encantador de tejas azules y verdes, con apenas una sala de lectura donde, en las estanterías apoyadas contra sus cuatro paredes, podemos encontrar todos los fondos que posee. Pero, incluso así, tiene una interesante diversidad que ofrecer a sus lectores. De esa visita traje conmigo tres libros que constituyeron las últimas lecturas de 2014 y que darán pie a las tres primeras reseñas de 2015 en el blog. En los próximos días las tendréis por aquí, deseando animar esta bitácora que, durante el año pasado, estuvo demasiado silenciosa.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhzqtMLBMGPJVHBpwcoxpTSU6mQnSZuw9CsyZrM_5RAXdLUq7UgbjxSTLgka0U9dfruJsAZZW76DOHW7EzEetoOp1BCTeKk6Z2Q0RNlaSTLAFgFY-yKbT0NbTA-gtpqhInGU9RHT6TkgVCz/s1600/bibliotecaColonia.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhzqtMLBMGPJVHBpwcoxpTSU6mQnSZuw9CsyZrM_5RAXdLUq7UgbjxSTLgka0U9dfruJsAZZW76DOHW7EzEetoOp1BCTeKk6Z2Q0RNlaSTLAFgFY-yKbT0NbTA-gtpqhInGU9RHT6TkgVCz/s1600/bibliotecaColonia.jpg" height="267" width="400" /></a></div>
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Mientras tanto, os dejo en buena compañía. La de la lectura que hayáis elegido para iniciar este día. </div>
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¡Feliz Año Nuevo!</div>
Homo librishttp://www.blogger.com/profile/04085300464041454542noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5615156112666253385.post-46340327582681179492014-08-26T14:21:00.000+02:002014-08-26T14:32:48.285+02:00La mirada, el gato y el reloj<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<i>Allá al fondo está la muerte, pero no tenga miedo. Sujete el reloj con una mano, tome con dos dedos la llave de la cuerda, remóntela suavemente. Ahora se abre otro plazo, los árboles despliegan sus hojas, las barcas corren regatas, el tiempo como un abanico se va llenando de sí mismo y de él brotan el aire, las brisas de la tierra, la sombra de una mujer, el perfume del pan. </i></blockquote>
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«Un siglo», dos breves palabras para designar un largo periodo de tiempo, al menos en la escala de vida humana. Un siglo, decía, ha transcurrido desde que un 26 de agosto naciese en Bélgica el autor argentino y ciudadano universal Julio Cortázar. Aterra medir el paso de un tiempo que vuela, que se escurre entre nuestros dedos como si fuese agua, especialmente si lo hacemos con el inmortal reloj que nos regaló en sus cuentos, instrucciones y garantía de por vida incluidas, pero reconforta el vínculo que mantenemos con el autor, con su obra, su singular visión del mundo y su rompedora literatura. </div>
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En mi caso, podría afirmar que conocí a Cortázar gracias a sus <i>Historias de cronopios y de famas</i> o a ese maravilloso librojuego para adultos que es y no es <i>Rayuela</i>, pero estaría mintiendo. Conocí a Cortázar sin saber que estaba leyéndole a él, pues fue gracias a su genial traducción de los cuentos de Edgar Allan Poe, uno de mis autores de cabecera, uno de mis preferidos durante la infancia. </div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La labor de Cortázar como traductor de Poe fue ingente. Vivía por aquel entonces en París, y el encargo de la Universidad de Puerto Rico suponía un alivio a las penurias económicas por las que pasaba. Tanto fue así que decidió trasladarse a Roma mientras realizaba el trabajo. Tras pasar varios meses traduciendo los originales, Cortázar envió el fruto de su trabajo por barco. En su correspondencia se dirige a Damián Bayón para afirmar: «¡No sabes qué suspiro di al enterarme por tu carta que los paquetes habían llegado! Todo este tiempo estuve temiendo vagamente que alguno de los paquetes se perdiera, y se pusiera verde por la humedad, o una rata se comiera un pedazo… la sola idea de tener que rehacer un pedazo me daba nausea». Transcurría julio de 1954, y por aquel entonces no existía ni tan siquiera la fotocopiadora con la que preservar su trabajo, aunque se me pasa por la cabeza cómo no usó el papel carbón para salvaguardar una copia de tan ingente labor. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pero el envío llegó incólume a su destino y, gracias a ello, los lectores en español tenemos una traducción tan digna de la obra de Poe como la que Baudelaire vertió al francés, además de un Cortázar curtido en la traducción y que tanto aprendió del maestro estadounidense: «traducir a Poe es una gran experiencia, y me he divertido mucho», llegaría a afirmar, aunque su amor por él venía de mucho antes. «Yo desperté a la literatura moderna cuando leí los cuentos de Poe, que me hicieron mucho bien y mucho mal al mismo tiempo. Los leí a los 9 años y por Poe viví en el espanto, sujeto a terrores nocturnos hasta muy tarde, en la adolescencia. Pero Poe me enseñó lo que es la gran literatura y lo que es el cuento». A los nueve años, como yo. Gloriosa coincidencia… </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Hablando de coincidencias, me llama poderosamente la atención lo que llegó a afirmar sobre Poe y Baudelaire. Durante su labor de traducción, contó con el texto de la de Baudelaire como referencia. Conocía su figura, su particular visión sobre la vida y la literatura, y así lo deja a las claras en el libro de conversaciones con Ernesto González Bermejo: </div>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
Baudelaire se obsesionó bruscamente con los cuentos de Poe a tal punto que la famosa traducción que hizo fue un <i>tour de force </i>extraordinario, ya que no era nada fuerte en inglés y en la época no había diccionarios con modismos norteamericanos.<br />
Sin embargo Baudelaire, con una intuición maravillosa, jamás falla. Incluso cuando se equivoca en el sentido literal, acierta en el sentido intuitivo; hay como un contacto telepático por encima y por debajo del idioma. Y todo esto lo he podido comprobar porque cuando traduje a Poe al español siempre tuve a mano la traducción de Baudelaire.<br />
Pero hay más: si usted toma las fotos más conocidas de Poe y de Baudelaire y las pone juntas, notará el increíble parecido físico que tienen; si elimina el bigote de Poe, los dos tenían, además, los ojos asimétricos, uno más alto que otro.<br />
Y además: una coincidencia sicológica acentuadísima, el mismo culto necrofílico, los mismos problemas sexuales, la misma actitud ante la vida, la misma inmensa calidad de poeta.<br />
Es inquietante y fascinante pero yo creo -y muy seriamente, le repito- que Poe y Baudelaire eran un mismo escritor desdoblado en dos personas. </blockquote>
<div style="text-align: justify;">
Lo curioso es que yo pensé lo mismo... y fui más allá. Hace tiempo me rondaba por la cabeza un cuento que no llegué a escribir finalmente. Era, más allá de un relato sobre la doble personalidad, sobre nuestro yo en otros, una historia sobre la figura reencarnada, sobre la literatura como canal de comunicación y de vida más allá de la vida. Porque si para Cortázar Poe y Baudelaire eran una misma persona, <a href="http://homolibris.blogspot.com.es/2011/08/no-conozco-la-mitad-de-ustedes-ni-la.html" target="_blank">para mí Cortázar constituía una nueva vuelta de tuerca a esta idea</a>.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjT5qRzTnLtb21ZgpcPTfuEXj9b5XqKfVTUUtv6yT97oEsFYPWL4Q7bBMbu3jfrkaSZlT-nVae2DJoS4UVKkfNC9cE21TtuqKJlKt75X36fw7HHlCtqOpv0pzd9Lo98IYxR9iyxhf3mjPtB/s1600/Untitled.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjT5qRzTnLtb21ZgpcPTfuEXj9b5XqKfVTUUtv6yT97oEsFYPWL4Q7bBMbu3jfrkaSZlT-nVae2DJoS4UVKkfNC9cE21TtuqKJlKt75X36fw7HHlCtqOpv0pzd9Lo98IYxR9iyxhf3mjPtB/s1600/Untitled.png" height="182" width="400" /></a></div>
<br />
El parecido es más que evidente, ¿verdad? Esa mirada penetrante, esos ojos asimétricos, extraños, llamativos. Genios de las letras que llegaron a tocar las fibras más sensibles en nuestro interior y exploraron como nadie los vastos territorios de la literatura fantástica. Unidos para siempre por unos cuentos y poesías (los de Poe, autor y traductores) que a muchos nos han embelesado y atrapado para siempre.<br />
<br />
En ese cuento mío que no llegó a ser, el escritor, que era uno y todos a un tiempo, adoraba a los gatos. Las miradas felinas pueden no ser tan asimétricas, pero parecen capaces de ver más allá de lo que solemos observar por mor de esta miopía que nos impone la realidad. Imagino a Cortázar con un gato negro con una mancha blanca en el pecho. Acaricia su cuello mientras el gato ronronea sobre sus rodillas, los ojos entrecerrados y lo que podríamos tomar por una sonrisa en los labios. En la muñeca del escritor asoma un reloj, puede que un regalo por su centésimo cumpleaños, marcando siempre la misma hora, como si no le hubiesen dado cuerda, como si no transcurriese el tiempo.<br />
<br />
Como él mismo dijo en «El perseguidor»,<br />
<blockquote class="tr_bq">
Si encontráramos la manera podríamos vivir mil veces más de lo que estamos viviendo por culpa de los relojes, de esa manía de minutos y de pasado mañana...</blockquote>
Leed, leed a Cortázar; parad el tiempo con sus textos, leedlos como si no hubiera un mañana aunque seguirán vivos por siempre.<br />
<br />
Os dejo con tres textos, con tres escritores y con una idea.<br />
<br />
<blockquote class="tr_bq">
<b>Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj</b><br />
<br />
Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj. <br />
<br />
<div style="text-align: right;">
Julio Cortázar, en <i>Historias de cronopios y de famas</i>.</div>
</blockquote>
<blockquote class="tr_bq">
<b> L'Horloge</b><br />
<br />
Horloge! dieu sinistre, effrayant, impassible,<br />
Dont le doigt nous menace et nous dit: «Souviens-toi!<br />
Les vibrantes Douleurs dans ton coeur plein d'effroi<br />
Se planteront bientôt comme dans une cible;<br />
Le Plaisir vaporeux fuira vers l'horizon<br />
Ainsi qu'une sylphide au fond de la coulisse;<br />
Chaque instant te dévore un morceau du délice<br />
À chaque homme accordé pour toute sa saison.<br />
Trois mille six cents fois par heure, la Seconde<br />
Chuchote: Souviens-toi! — Rapide, avec sa voix<br />
D'insecte, Maintenant dit: Je suis Autrefois,<br />
Et j'ai pompé ta vie avec ma trompe immonde!<br />
Remember! Souviens-toi! prodigue! Esto memor!<br />
(Mon gosier de métal parle toutes les langues.)<br />
Les minutes, mortel folâtre, sont des gangues<br />
Qu'il ne faut pas lâcher sans en extraire l'or!<br />
Souviens-toi que le Temps est un joueur avide<br />
Qui gagne sans tricher, à tout coup! c'est la loi.<br />
Le jour décroît; la nuit augmente; Souviens-toi!<br />
Le gouffre a toujours soif; la clepsydre se vide.<br />
Tantôt sonnera l'heure où le divin Hasard,<br />
Où l'auguste Vertu, ton épouse encor vierge,<br />
Où le Repentir même (oh! la dernière auberge!),<br />
Où tout te dira Meurs, vieux lâche! il est trop tard!»<br />
<div style="text-align: right;">
Charles Baudelaire</div>
</blockquote>
<br />
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: right;">
<div style="text-align: justify;">
It was in this apartment, also, that there stood against the western wall, a gigantic clock of ebony. Its pendulum swung to and fro with a dull, heavy, monotonous clang; and when the minute-hand made the circuit of the face, and the hour was to be stricken, there came from the brazen lungs of the clock a sound which was clear and loud and deep and exceedingly musical, but of so peculiar a note and emphasis that, at each lapse of an hour, the musicians of the orchestra were constrained to pause, momentarily, in their performance, to hearken to the sound; and thus the waltzers perforce ceased their evolutions; and there was a brief disconcert of the whole gay company; and, while the chimes of the clock yet rang, it was observed that the giddiest grew pale, and the more aged and sedate passed their hands over their brows as if in confused reverie or meditation. But when the echoes had fully ceased, a light laughter at once pervaded the assembly; the musicians looked at each other and smiled as if at their own nervousness and folly, and made whispering vows, each to the other, that the next chiming of the clock should produce in them no similar emotion; and then, after the lapse of sixty minutes, (which embrace three thousand and six hundred seconds of the Time that flies,) there came yet another chiming of the clock, and then were the same disconcert and tremulousness and meditation as before.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: right;">
«La Máscara de la Muerte Roja», Edgar Allan Poe.</div>
</blockquote>
Podéis encontrar más información en los siguientes enlaces:<br />
<br />
<ul>
<li><a href="http://www.ciudadseva.com/textos/teoria/opin/cortaz4.htm" target="_blank">Conversaciones con Cortázar (fragmentos), en Ciudad Seva.</a></li>
<li><a href="http://confabulario.eluniversal.com.mx/el-traductor-de-suenos/" target="_blank">«El traductor de sueños», en Confabulario, suplemento cultural.</a></li>
<li><a href="http://www.papelenblanco.com/escritores/cortazar-y-el-doble-eran-poe-y-baudelaire-la-misma-persona" target="_blank">«Cortázar y el doble», en Papel en blanco.</a></li>
<li><a href="http://www.lalinternadeltraductor.org/n5/julio-cortazar.html" target="_blank">Julio Cortázar, en <i>La linterna del traductor</i>, revista de Asetrad.</a></li>
<li><a href="http://clubdetraductoresliterariosdebaires.blogspot.de/2014/05/no-tenemos-tiempo-para-tratar-con-gente.html" target="_blank">«No tenemos tiempo para tratar con gente», en el Club de traductores literarios de Buenos Aires.</a></li>
</ul>
<br />
En cuanto a los textos usados, podéis encontrar originales y traducciones en:<br />
<br />
<ul>
<li><a href="http://albalearning.com/audiolibros/poe/lamascara-sp-en.html" target="_blank">«La máscara de la muerte roja», en Alba Learning.</a></li>
<li><a href="http://poemasenfrances.blogspot.de/2006/04/charles-baudelaire-lhorloge.html" target="_blank">Charles Baudelaire, L'horloge, en Poemas en francés.</a></li>
<li><a href="http://www.loscuentos.net/cuentos/other/1/3/" target="_blank">Julio Cortázar, <i>Historias de cronopios y de famas</i>, en La página de los cuentos.</a></li>
</ul>
</div>
Homo librishttp://www.blogger.com/profile/04085300464041454542noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5615156112666253385.post-74476762954647477172014-08-24T09:00:00.000+02:002014-08-24T09:00:04.488+02:00Las manos del padre<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgIQMJSAwKpTV8RRwJsgLxO3jRc4c1Qab9FXQlHWf592oQJ3bkgJzGtyK7y3QkUUqheFb16p5PeomjjmyB4iBaT9KFIhAp8BTGk1HQQpDYX_byqZeuzhDCwuyeb4C_78OuOuk1sw9VOhCh_/s1600/working-hands-photo-by-tony-smallman-2008.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgIQMJSAwKpTV8RRwJsgLxO3jRc4c1Qab9FXQlHWf592oQJ3bkgJzGtyK7y3QkUUqheFb16p5PeomjjmyB4iBaT9KFIhAp8BTGk1HQQpDYX_byqZeuzhDCwuyeb4C_78OuOuk1sw9VOhCh_/s1600/working-hands-photo-by-tony-smallman-2008.jpg" height="376" width="400" /></a></div>
<blockquote class="tr_bq">
<div style="text-align: justify;">
Las manos de mi padre tienen un tacto de madera serrada: hace nada las mías eran engullidas por su recio apretón como los cabritillos blancos del cuento en las fauces del lobo. Las manos de mi padre son anchas, oscuras, de dedos muy gruesos y uñas grandes, con los filos muchas veces rotos. Escarban la tierra recién removida por un golpe del azadón hasta sacar de ella un racimo de patatas. Arrancan cebollas con sus cabelleras de raíces y de barro, palpan delicadamente entre las hojas de una mata de tomates buscando los que ya están maduros y con cuidado de no dañar los largos tallos quebradizos de los que ya se han henchido en la sombra fragante de las hojas pero todavía no empiezan a adquirir color. Las manos de mi padre aprietan la cincha sobre la panza del mulo para que la albarda y el serón no vuelquen con el peso de la carga y tiran sin esfuerzo aparente de la soga de la que cuelga un gran cubo de estaño rebosante de agua, sobre el brocal del pozo. Empuñan hoces, atan con hilos de esparto grandes haces de espigas, palpan el peso y la textura de una sandía para saber si estará roja y reluciente cuando se abra por la mitad con un crujido de la cáscara, arrancan malas hierbas sin que las hieran los pinchos de los cardos ni el líquido venenoso de las ortigas. Las manos de mi padre se juntan en un cuenco del que rebosa el agua cuando se inclina para lavarse en el corral sobre una palangana, y luego se restriegan sobre su cara con un fragor vigoroso, y parecen todavía más oscuras por contraste con la toalla blanca con la que está secándose. Y sin embargo se vuelven torpes, lentas, premiosas, cuando sujeta un bolígrafo o un lápiz entre sus dedos y tiene que firmar algo o que escribir una lista de números, y apenas aciertan a marcar un teléfono, las pocas veces que ha tenido que hacerlo: el dedo índice demasiado grueso no cabe bien en el círculo hueco del dial, y la mano tan poderosa se queda acobardada y retraída ante los botones de cualquier aparato, o se enreda en el momento de pasar las hojas de un periódico o de un libro. Incluso cuando el trabajo y la intemperie las han fortalecido, mis manos no se parecen nada a las de mi padre, igual que mi figura que se ha vuelto desgarbada y flaca en los últimos tiempos no tiene nada que ver con la suya, recia, ancha, sólidamente aposentada sobre la tierra. De pronto soy más alto que él, y mis manos y las suyas hace ya mucho que dejaron de encontrarse. Debería uno conservar el recuerdo de la última vez que caminó de la mano de su padre.</div>
<div style="text-align: right;">
Antonio Muñoz Molina, <i>El viento de la Luna</i>.</div>
</blockquote>
<span style="font-size: x-small;">La fotografía de las manos está tomada del blog <a href="http://redtreetimes.com/2011/07/25/working-hands/" target="_blank"><i>Redtree Times</i></a>.</span>Homo librishttp://www.blogger.com/profile/04085300464041454542noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5615156112666253385.post-87302526624927051522014-08-23T14:35:00.001+02:002014-08-23T14:36:41.805+02:00Balada del que nunca se fue de Granada<div style="text-align: justify;">
Afirmaba Miguel Delibes que una novela se construye en torno a un hombre, un paisaje y una pasión, y
justamente nos encontramos con estos elementos en la última novela de <a href="http://luisgarciamontero.com/blog/" target="_blank">Luis García Montero</a>, <i>Alguien
dice tu nombre</i>. León Egea, un joven estudiante de Filosofía y Letras, permanece en Granada tras acabar
el curso gracias al trabajo de comercial de enciclopedias que consigue en una pequeña editorial. Lejos
quedarán las imágenes de su pueblo natal, sustituidas por las del paisaje de la tórrida ciudad que
acusaba una pertinaz sequía en el verano de mil novecientos sesenta y tres, y que veremos a través de
sus ojos y de su pluma. Porque la pasión de León es la literatura, y su profesor Ignacio, que le brindó
la oportunidad de trabajar en la editorial que publicara tiempo atrás alguno de sus libros, le insta a
observar cuanto le rodea, a desarrollar la mirada del escritor y a conseguir plasmar con lenguaje literario
sus experiencias estivales. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjbfpWVrAQTBrvtE-Tpm8Qqcit0kikQc8JOmnuJL7zIYCrlxcb5emP2o-iFnzEVNMH3yMTe_KTPm8O1aBTNXYZhXUBUckY7djydtV4ND1oLBdhUll1J_INmg0noIeIxn8EGyHjTDmieDSIq/s1600/Tranvias+en+la+calle+Reyes+Catolicos+(Granada%2Bantigua).jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjbfpWVrAQTBrvtE-Tpm8Qqcit0kikQc8JOmnuJL7zIYCrlxcb5emP2o-iFnzEVNMH3yMTe_KTPm8O1aBTNXYZhXUBUckY7djydtV4ND1oLBdhUll1J_INmg0noIeIxn8EGyHjTDmieDSIq/s1600/Tranvias+en+la+calle+Reyes+Catolicos+(Granada%2Bantigua).jpg" height="283" width="400" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A través del cuaderno de León conoceremos las instalaciones de la editorial, sita en la calle Lepanto de
Granada, justo sobre el bar homónimo donde un calendario cambió su función de actuar como notario
del paso del tiempo por la de mudo testigo de una fecha pasada. Nos presentará a Vicente, el comercial
que introducirá a León en el mundo de las ventas de una singular enciclopedia que les llevará a recorrer
capital y provincia, paisaje y paisanaje. Conoceremos a Consuelo, una eficaz secretaria que brindará
a León la oportunidad de realizar un viaje iniciático sin retorno y que constituirá su mayor desvelo.
Recorreremos las calles de una ciudad que enamora a quienes la conocen, la Granada de hace cincuenta
y un años, tan distinta y tan parecida a un tiempo a la que recuerdo de mi propia época de estudiante,
de mi vida en ella. Pero no será Granada el único paisaje de la novela, sino que acompañaremos a León a
su pueblo para recordar sus enfrentamientos con el cacique local, así como conocer a Pedro el Pastor, a
sus padres y a su tía Rosario, su más íntimo refugio. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhp98LSO8uBry33O9qHlgQch7FRTxXy_d6DuetxzxWyeoLuC21pK9vWdaUpGiB9MdiUqy3Ga9VonUhZhFK1X8DJQrizBs2bJgnC4RqMKZ-A3QXjFDi_IXGQ9muMkS7RpX3E8WB8vnWkgSYT/s1600/Acera+del+Casino+(Granada%2Bantigua).jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhp98LSO8uBry33O9qHlgQch7FRTxXy_d6DuetxzxWyeoLuC21pK9vWdaUpGiB9MdiUqy3Ga9VonUhZhFK1X8DJQrizBs2bJgnC4RqMKZ-A3QXjFDi_IXGQ9muMkS7RpX3E8WB8vnWkgSYT/s1600/Acera+del+Casino+(Granada%2Bantigua).jpg" height="320" width="249" /></a>Alguien dijo que quien lee vive muchas vidas, no una sola, y que con cada lectura nos adentramos en un
mundo distinto, en un universo propio. Más que eso, pienso que con cada libro que leemos sumamos
una pequeña neurona a nuestro cerebro literario personal. Incluso varias, si es un buen libro, si tiene
múltiples lecturas o volvemos a él con frecuencia. Estas neuronas no están aisladas las unas de las
otras, sino que van entretejiendo entre ellas una maraña de sinapsis, de axones que nos guían de una
lectura a otra, que evocan lecturas pasadas, que nos invitan a lecturas futuras. Cuanto más leemos, más
enriquecemos este cerebro, más eficiente se torna, más conexiones se establecen entre sus neuronas y
más disfrutamos con la lectura.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Alguien dice tu nombre</i> ha dejado en mi cerebro literario una brillante neurona que se ha conectado de
inmediato con Baroja, con Ganivet, con Marsé. Con la Granada literaria de Irving y con la de Lorca, con la
poesía de este y con la de Alberti. Alguien dice tu nombre es una novela que, os lo aseguro, no deberíais
dejar pasar de largo. </div>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
Buscar libros, leer y estudiar son modos muy útiles de participar en una resistencia. Depende de las
páginas que seleccionemos y de las ideas que seamos capaces de defender. Las costumbres imperantes
son tan penosas como una comisaría saturada de detenidos. Necesitamos buscar otras palabras, otras
miradas, otros sentimientos, aunque después haya que quemarlo todo.</blockquote>
Os dejo invitándoos a leer la novela acompañados por la poesía de Alberti y la voz de Paco Ibáñez.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe allowfullscreen='allowfullscreen' webkitallowfullscreen='webkitallowfullscreen' mozallowfullscreen='mozallowfullscreen' width='320' height='266' src='https://www.youtube.com/embed/0bWhF7Ak9wA?feature=player_embedded' frameborder='0'></iframe></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: x-small;">Las fotografías de Granada las he obtenido de la <a href="http://policiadegranada.com/photo.htm" target="_blank">página de la policía de la ciudad</a>, aunque desconozco quién es el autor. El fragmento pertenece a la novela reseñada.</span></div>
Homo librishttp://www.blogger.com/profile/04085300464041454542noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5615156112666253385.post-58642939320586669322014-08-15T09:00:00.000+02:002014-08-23T14:41:41.836+02:00Subrayados fragmentos estivales...<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgkFmCqgcLWRXXdtVVCaCj56ayci91kLUsPxXyk26x2E44rl1cTYdkM442FliRXHVibLHnXbAhLvtOqvvlUURMesrzI76-V8GqBCUGp7TMjxMJgpevKweh5GRk9UzkIVRapT1E9PfeRPIW3/s1600/BvAtDzzIIAAsffm%5B1%5D.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgkFmCqgcLWRXXdtVVCaCj56ayci91kLUsPxXyk26x2E44rl1cTYdkM442FliRXHVibLHnXbAhLvtOqvvlUURMesrzI76-V8GqBCUGp7TMjxMJgpevKweh5GRk9UzkIVRapT1E9PfeRPIW3/s1600/BvAtDzzIIAAsffm%5B1%5D.jpg" height="400" width="361" /></a></div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
Subrayar o no subrayar, he ahí la cuestión. Debatida una y mil veces, nunca nos ponemos de acuerdo. Algunos amigos subrayan siempre, mientras que otras amigas no lo hacen nunca. Y al revés, amigas que subrayan de cuando en cuando frente a amigos que preferirían cortarse un brazo a trazar con mano temblorosa una línea que macule la página de un libro. Bueno, tal vez sea un poco exagerado, pero el debate está abierto, hay argumentos válidos en cada bando y yo mismo no tengo muy clara mi postura (aunque siempre he sido reacio a subrayar los libros, últimamente hay se dan cada vez más las ocasiones en las que la lectura me impele a hacerlo: <i>Walden </i>es un buen ejemplo de ello, y no soy el único al que le ocurre con este libro. Si no, echad un vistazo <a href="http://andanzasdeunpueblerino.blogspot.com.es/2014/03/walden-de-h-d-thoreau.html" target="_blank">por aquí</a> o <a href="http://unalectoraincorregible.wordpress.com/2014/06/25/walden-henry-david-thoreau/" target="_blank">por aquí</a>).</div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
Pero bueno, esta entrada no quería ser más que un subrayado virtual de otro fragmento del libro al que pertenece el de la fotografía: <i>Alguien dice tu nombre</i>, la preciosa novela de Luis García Montero que <a href="http://homolibris.blogspot.com.es/2014/08/balada-del-que-nunca-se-fue-de-granada.html" target="_blank">no tardaré en reseñar por aquí</a>. He coincido en el tiempo aunque no en la época. El agosto de hace cincuenta y un años durante el puente que divide en dos la monotonía de la, durante este mes, desierta Granada, que tanto contrasta con el bullicio que vivimos en Málaga. Os dejo con el fragmento de esta deliciosa coincidencia.</div>
<blockquote class="tr_bq">
<div style="text-align: justify;">
Unas vacaciones dentro de otras vacaciones son demasiadas vacaciones. Sin clases en la Universidad, sin trabajo en la oficina, sin valor para presentarme en casa de Consuelo, las pareces de mi habitación se han convertido en una cárcel. Puedo salir, andar por el piso, entrar en el cuarto de Jacobo, espiar los cajones de Jesús, pero la cárcel sigue conmigo. Puedo hundirme en una novela rusa, disponer de la estepa, de una batalla, de una historia de amor, pero la cárcel sigue conmigo. Puedo abrir la puerta, bajar las escaleras, salir a la calle, cruzar la ciudad, moverme con el descaro de un perro salvaje, pero la cárcel sigue conmigo. Vaya donde vaya, sigue conmigo. Aplazar el encuentro que se teme o que se desea, romperle el tiempo a una obsesión, supone cerrar cada minuto con los barrotes de una celda.</div>
<div style="text-align: justify;">
La virgen de la asunción no es una fecha grande en mi pueblo. En Villatoga quemamos todo nuestro fervor el día de santiago. La misa solemne, el sermón de don Bartolomé, la procesión, la banda de música que llega de Jaén y la verbena visten de fiesta el calor del verano. Pero el quince de agosto es un día sin fuerza y sin espuma, entre otras cosas porque don Bartolo va siempre a León hacia la mitad del mes para pasar dos semanas de vacaciones con su familia. Alguien que lleva el nombre de mi ciudad debe portarse de forma muy correcta, mejor que nadie, me exigía cuando era niño. Al principio le caí simpático al párroco de Villatoga gracias a mi nombre. Después también empezó a mirarme con precaución, como a todo el mundo. La verdad es que le gusta regañar, imponer respeto, pero tiene corazón, se porta bien con los desgraciados. Mi madre siempre repite que mira y habla con más prudencia que el alcalde. Cuando se va, mandan a un sustituto desde el obispado, un cura de quita y pon, un adorno para los vecinos. Los fieles acuden a misa el domingo por cumplir y después olvidan los compromisos con la iglesia. El miedo al pecado se marcha de vacaciones en el mismo autobús que don Bartolo y regresa con él, doblado entre las sotanas de su maleta. </div>
</blockquote>
¡Salud!Homo librishttp://www.blogger.com/profile/04085300464041454542noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5615156112666253385.post-60384104988626549772014-08-12T22:37:00.002+02:002014-08-12T22:37:50.103+02:00Lectura canicular<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh5C171er3PJYnqbK__aNS41MGRvn1O50JFSHVlR9B4XS4yG5ZEeiYWneth0ggyiv5wss85anU0PUhgGo3-Ut545JLDV2Ll9bE2XoYbwhtS3ATj8vCkpYpSt5reA5a9flQLnHkBTgBtfW3p/s1600/2014-08-10+18.29.16.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh5C171er3PJYnqbK__aNS41MGRvn1O50JFSHVlR9B4XS4yG5ZEeiYWneth0ggyiv5wss85anU0PUhgGo3-Ut545JLDV2Ll9bE2XoYbwhtS3ATj8vCkpYpSt5reA5a9flQLnHkBTgBtfW3p/s1600/2014-08-10+18.29.16.jpg" height="300" width="400" /></a></div>
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Afirma García Montero en su última novela que las tardes de verano son de los niños; que, mientras los padres duermen una merecida siesta, los infantes dedican su tiempo a explorar los alrededores de la casa o del lugar de veraneo, o bien de un extraño peñasco que se yergue en pleno centro de una remota selva virgen, esto último gracias a las páginas de un libro. En definitiva, ocupan sus soledades, cada cual la que le tocó vivir, de la mejor forma que pueden. </div>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
En verano y a la hora de la siesta, los lugares sólo pertenecen a los niños. Yo he vagado mucho por el corral, por el almacén de la tienda, por los olivos, por las esquinas y los campos solitarios mientras mis padres dormían la siesta. Otros niños se acercan a los muelles, saltan por las rocas del espigón, espían las bibliotecas de sus casas o las salas de máquinas y los camarotes de los barcos. Cada soledad depende de las condiciones de su mundo. </blockquote>
<div style="text-align: justify;">
Si me retrotraigo a mi (<a href="http://homolibris.blogspot.com.es/search/label/juvenil" target="_blank">cada vez más lejana</a>) <a href="http://homolibris.blogspot.com.es/search/label/infantil" target="_blank">infancia</a>, encuentro diversas formas de ocupar ese tiempo que nunca me gustó dilapidar en tierras de Morfeo. Antes bien, lo dedicaba a coger la bicicleta y darme un paseo por las choperas de la Vega, a espiar las desiertas calles donde el sol cegador imprimía en nuestra retina, como si de una fotografía quemada se tratase, calles en las que el calor dibujaba vibrantes espejismos de agua corriente. Por la refracción del aire, sí; no tardaría en buscar explicación a tan curioso fenómeno por el amor que profesaba a la ciencia. </div>
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<br /></div>
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De cualquier forma, lo más habitual es que intentase escapar al calor sumiéndome en la gustosa penumbra de una persiana bajada, de una cortina corrida, de un libro abierto. Pocas veces eran lecturas profundas
; no está hecho el verano de Andalucía para leer a Dostoievski: </div>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
Y cuanto agoté las fichas, en espera de nuevos encargos, me encerré en los laberintos psicológicos de Dostoievski. ¿No es una novela más propia del invierno?, preguntó Vicente. Yo intenté ponerme pedante pero me dio la risa. Se trataba de una buena ocurrencia. Sí, tenía razón, Dostoievski era una lectura demasiado fuerte para el calor del verano y para un reloj que parecía una oveja ahogada en una poza. </blockquote>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjEup7dMPzNXy8qY5owlK6VSWnYacvHLrXofZRuQ1NNSt0bUOUT89R30tiP3MQFIVnCzyIrOI3IEMWorcsxp-9sNM9SZ7jjGhOWcv4p-AHMPwzc4gjdVV3iWta8SVBU7b7W10kZp4Ju4Xhg/s1600/estivill.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjEup7dMPzNXy8qY5owlK6VSWnYacvHLrXofZRuQ1NNSt0bUOUT89R30tiP3MQFIVnCzyIrOI3IEMWorcsxp-9sNM9SZ7jjGhOWcv4p-AHMPwzc4gjdVV3iWta8SVBU7b7W10kZp4Ju4Xhg/s1600/estivill.jpg" /></a>Recuerdo con especial cariño los cómics (que por aquél entonces seguíamos llamando tebeos) de Mortadelo y Filemón, de Zipi y Zape, de Superlópez y, muy especialmente, de mi querido Agamenón.</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhAoUBgjwwJOS-gOnZ_i0zw-Nj5WIV6bghCOBrEQJHFFmY_WQlHfqeZ1b68kawf00s7yMR9jW4K4WGQjhFQdLTzkVO39CEYq5ODNUeRKBwapqnOCQLG5BHWNm01OPkTsLuyE3cISrkTUTGS/s1600/jim+boton+y+los+trece+salvajes.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhAoUBgjwwJOS-gOnZ_i0zw-Nj5WIV6bghCOBrEQJHFFmY_WQlHfqeZ1b68kawf00s7yMR9jW4K4WGQjhFQdLTzkVO39CEYq5ODNUeRKBwapqnOCQLG5BHWNm01OPkTsLuyE3cISrkTUTGS/s1600/jim+boton+y+los+trece+salvajes.jpg" height="320" style="cursor: move;" width="217" /></a>También Drácula, Guillermo Brown y sus travesuras, las aventuras de los Mumin, de Jim Botón y Lucas, el maquinista o los misterios de Alfred Hitchcock y los tres investigadores acompañaron aquellas tardes eternas. Todo con tal de combatir el calor y, sobre todo, el aburrimiento de unos días interminables. Ay, el aburrimiento, ¿será un bendito patrimonio de la infancia? Con los años así lo parece. </div>
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<br /></div>
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Llegarían <a href="http://homolibris.blogspot.com.es/search/label/Verne" target="_blank">Verne</a>, Dumas y Salgari, como lo hicieron las<a href="http://homolibris.blogspot.com.es/p/bolsilibros.html" target="_blank"> novelitas «de a duro»</a> que leía mi abuelo y que empecé a devorar también, aunque me gustaban más las de terror y las de ciencia ficción frente a las suyas, del oeste. Con la ciencia ficción vendrían <a href="http://homolibris.blogspot.com.es/search/label/Asimov" target="_blank">Asimov</a> y sus incomparables libros de relatos. Cuando empezaba a refrescar (o lo que nosotros entendíamos por eso) y uno podía salir a la puerta de la calle para sentarse en el escalón de la entrada o en una silla, me encanta adentrarme en sus libros de divulgación científica. Guardo con especial cariño su <i>Introducción a la ciencia </i>en dos volúmenes editado por Orbis dentro de la colección «Muy Interesante. Biblioteca de divulgación científica». </div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhi2nd_I39-9RBG2EXa1MDWi_na8TDqj1UmIRHYnKI3ARzWPAG_aShDCudizYV3yo6lRvPaBHiFf1LHRZiuH_hOh8Kf_CFYre8DzNAG99Qz1F0M4ELSg1udgJUMRD23xrr34xsvxQe7a4jz/s1600/31534173.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhi2nd_I39-9RBG2EXa1MDWi_na8TDqj1UmIRHYnKI3ARzWPAG_aShDCudizYV3yo6lRvPaBHiFf1LHRZiuH_hOh8Kf_CFYre8DzNAG99Qz1F0M4ELSg1udgJUMRD23xrr34xsvxQe7a4jz/s1600/31534173.jpg" height="320" width="206" /></a></div>
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Ahora, mientras el tac, tac, tac, tac, ¡ding! de la máquina de escribir acompaña (no me atrevo a decir que musicalmente) la escritura de este borrador, su sonido me
traslada a aquellos tiempos en los que también ocupaba mi tiempo escribiendo historias de misterio o de aventuras, posiblemente absurdas y que juiciosamente el tiempo ha sumido en el olvido. Me recuerda quién soy, en qué ocupaba aquel gozoso e irrecuperable tiempo de la infancia, aun con todos mis demonios y mis sueños. Y me invita a no descarrilar, a reencontrarme conmigo mismo y con este blog al que di vida un día y que vuelve a la misma, en sazón, con prometeica voluntad. </div>
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¿Pensáis que existe cierta estacionalidad en la lectura? ¿Qué suponen para vosotros las lecturas veraniegas?</div>
Homo librishttp://www.blogger.com/profile/04085300464041454542noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-5615156112666253385.post-39124006874403003562014-07-21T09:45:00.000+02:002014-07-21T10:08:15.484+02:00El indestructible<div style="text-align: justify;">
El pasado viernes me encontraba en el autobús releyendo un libro de artículos de Isaac Asimov cuando, inesperadamente, me topé con un viejo conocido. Un texto que recordaba suyo, aunque en una versión más reducida (si mal no recuerdo, uno de esos condensados del <i><a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Selecciones_del_Reader's_Digest" target="_blank">Selecciones de Reader's Digest</a> </i>que tenía mi padre en casa, y que no había sido capaz de volver a encontrar). Os dejo con él y después os comento un par de detalles.</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhhepHXGonO052eU06LsMjHzaHXKgqXwOxB38DTjLdeh-tSfla__C0TxmEC6yVbJjU1aZ6ni7Bof-gRzGvpZciNKFH4nnM7s9WXGSk616qCUc9mTQtf0LN9m106EpkgNiAJxC6hjlbUHn-v/s1600/isaac-asimov%5B1%5D.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhhepHXGonO052eU06LsMjHzaHXKgqXwOxB38DTjLdeh-tSfla__C0TxmEC6yVbJjU1aZ6ni7Bof-gRzGvpZciNKFH4nnM7s9WXGSk616qCUc9mTQtf0LN9m106EpkgNiAJxC6hjlbUHn-v/s1600/isaac-asimov%5B1%5D.jpg" height="232" width="400" /></a></div>
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<blockquote class="tr_bq">
<div style="text-align: justify;">
<b>El indestructible</b></div>
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Algunos de los cambios más espectaculares que hemos presenciado en el siglo actual tienen que ver con los vehículos para el entretenimiento de los seres humanos.</div>
<div style="text-align: justify;">
De las pianolas se pasó a los gramófonos; de «vaudeville» al cine; de la radio a la televisión. A las películas se les añadió sonido; a la radio, imágenes; y a ambas, el color. Y nadie duda de que podamos ir más lejos.</div>
<div style="text-align: justify;">
Con el láser y la holografía podemos producir imágenes tridimensionales de mayor definición que la que puede ofrecer cualquier fotografía corriente en dos dimensiones. Las modernas técnicas de grabación en cinta nos permiten editar vídeo-cassettes sobre cualquier tema, de modo que el cliente puede reproducir en cualquier momento lo que le apetezca en su propio televisor.</div>
<div style="text-align: justify;">
Cada nuevo invento desplaza a los antiguos en la medida en que el público acude a aquella técnica que le da más. El cine mató al vaudeville, la televisión a la radio y el color al blanco y negro. Las tres dimensiones acabrán sin duda con la bidimensionalidad, y las cassettes puede que maten a la televisión de masas, dirigidas al gran público.</div>
<div style="text-align: justify;">
¿Cuál es la tendencia general? ¿A qué se llegará en último término?</div>
<div style="text-align: justify;">
En cierta ocasión asistí a una exhibición de cassettes de TV y me saltó a la vista lo voluminoso y caro que era el equipo auxiliar necesario para descodificar la cinta, llevar el sonido hasta los altavoces y proyectar la imagen sobre la pantalla. No hay duda de que las mejoras vendrán por el lado de la miniaturización y de la mayor complejidad, que es el mismo proceso que en años recientes nos ha proporcionado radios, cámaras, computadores y satélites más pequeños y compactos.</div>
<div style="text-align: justify;">
Es posible que el equipo auxiliar disminuya de tamaño y acabe por desaparecer. La cassette se convertirá en un objeto autónomo que contenga la cinta y todos los mecanismos necesarios para producir el sonido y la imagen.</div>
<div style="text-align: justify;">
La miniaturización hará que la cassette sea cada vez más manejable y ligera, hasta poderla llevar casi bajo el brazo. Y su funcionamiento requerirá también cada vez menos energía, hasta rozar casi el ideal último de no consumir ninguna.</div>
<div style="text-align: justify;">
Una cassette ordinaria produce sonidos y proyecta luz, porque ese es precisamente su propósito. Pero ¿por qué invadir la esfera de otras personas ajenas a ellos? La cassette ideal sería visible y audible para la persona que la está utilizando, y para nadie más.</div>
<div style="text-align: justify;">
Las cassettes que existen hoy necesitan, como es lógico, una serie de mandos: un botón de encendido y apagado y otros para regular el color, el volumen, el brillo, el contraste y demás. La dirección del cambio será, naturalmente, hacia una simplificación de los controles. En último término habrá un solo botón... o quizá ninguno.</div>
<div style="text-align: justify;">
Cabría imaginar una cassette que estuviese siempre perfectamente ajustada, que empezara a funcionar automáticamente en cuanto uno la mirara, que se parara automáticamente en cuanto uno dejara de mirarla; que pudiera avanzar o retroceder deprisa o despacio, a saltos o con repeticiones, a placer del usuario.</div>
<div style="text-align: justify;">
Qué duda cabe que ése es el aparato de nuestros sueños; una cassette que puede contener información sobre infinitos temas, del mundo de la ficción o del real, que es autónoma, manejable, parsimoniosa en el consumo de energía, perfectamente privada y sometida en gran medida al control de la voluntad.</div>
<div style="text-align: justify;">
¿Será sólo un sueño? ¿Tendremos algún día una cassette así?</div>
<div style="text-align: justify;">
La respuesta es un sí rotundo. No es que la vayamos a tener algún día, es que la tenemos ya; para ser más exactos: existe desde hace siglos. El ideal que he descrito es la palabra impresa: la revista, el libro, el objeto que tiene Vd. en sus manos; un objeto ligero, privado y manipulable a voluntad.</div>
<div style="text-align: justify;">
¿Piensa Vd. que el libro, a diferencia de la cassette que he descrito, no produce sonidos e imágenes? Pues se equivoca.</div>
<div style="text-align: justify;">
Es imposible leer sin oír las palabras en la mente y sin ver las imágenes que producen. Y con la ventaja de que son sonidos e imágenes propios, no inventados por otros.</div>
<div style="text-align: justify;">
Las imágenes y el sonido que ofrecen todos los demás medios de entretenimiento son «congelados», y tienen un nivel de detalle que mejora con el avance de la tecnología. El resultado es que los medios exigen cada vez menos del usuario. Incluso se insertan cuñas musicales y risas pregrabadas para elicitar determinadas emociones en el cliente sin esfuerzo de su parte. La persona a quien le cuesta leer (y a la mayoría le cuesta) recurrirá a estos productos «congelados», y seguirá siendo un espectador pasivo.</div>
<div style="text-align: justify;">
La palabra impresa, por el contrario, presenta un mínimo de información. Todo lo demás por encima de ese mínimo tiene que ponerlo el lector: la entonación de las palabras, la expresión de los rostros, la acción y el escenario han de ser extraídos de estas sartas de símbolos en blanco y negro. El libro es una empresa compartida entre el escritor y el lector, como ninguna otra forma de comunicación puede serlo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Si Vd. pertenece, por tanto, a esa pequeña y afortunada minoría para quienes la lectura es fácil y agradable, el libro, en cualquiera de sus manifestaciones, será para Vd. irreemplazable e indestructible, porque exige participación. Por muy agradable que sea el papel de espectador, participar siempre es mejor.</div>
<div style="text-align: right;">
Isaac Asimov, <i>¡Cambio! 71 visiones del futuro.</i></div>
</blockquote>
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¿Sorprendidos? Conforme leía el artículo (que está fechado a mediados de los años 70 del pasado siglo XX), pensaba en los avances tecnológicos que habían puesto en nuestras manos el <i>walkman</i>, los reproductores MP3 y, recientemente, móviles inteligentes y tabletas que integran todo cuanto este visionario autor reflejaba en el artículo. Todo para llegar al libro, a ese magnífico e irreemplazable instrumento, maravillosa puerta a otros mundos y a todos los saberes. Cuando llegué a ese instante comprendí que había encontrado el texto original que recordaba y que siempre quise compartir en el blog. Un motivo más para sentarme a escribir y recuperarlo (poco ahora, más en poco tiempo), ahora que vuelvo a leer con relativa normalidad y a disfrutar con la lectura, acabando libros, tomándolos por el mero placer de hacerlo.<br />
<br />
¡Feliz lectura!</div>
Homo librishttp://www.blogger.com/profile/04085300464041454542noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5615156112666253385.post-28757643381218703212014-02-23T08:21:00.000+01:002014-02-23T08:23:31.822+01:00Reto: Keep calm and read in English 2014<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEig0Quu_Ri8vLVvNhQVfh2CCpnn-TbtQpW-u2XhnBy8FM_4mZFYaSCLyt8ZvIAz6hDoEyFxR42aGMQpG-sXSfGLt7hE3d3i_NExnttKkr_yIO_T_NQrQqxLRkuz9boiBMqAMAjce8skb-M/s1600/ten_books.gif" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEig0Quu_Ri8vLVvNhQVfh2CCpnn-TbtQpW-u2XhnBy8FM_4mZFYaSCLyt8ZvIAz6hDoEyFxR42aGMQpG-sXSfGLt7hE3d3i_NExnttKkr_yIO_T_NQrQqxLRkuz9boiBMqAMAjce8skb-M/s1600/ten_books.gif" /></a></div>
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Aunque en la última entrada de mi <i><a href="http://trotalomas.wordpress.com/" target="_blank">Andanzas de un trotalomas</a> </i>contaba algunos de los logros que había alcanzado en 2013, lo cierto es que hay una espinita que llevo clavada desde hace años que es más grande y dolorosa que la que aquejaba a Platero en ese memorable capítulo del libro de Juan Ramón Jiménez: mejorar mi pésimo nivel de inglés. Esto, más que un deseo se tornó en necesidad, y lo cierto es que hasta la fecha no he conseguido ni mejorar los suficiente ni romper con la frustrante sensación de que soy un verdadero inútil cuando hablamos de otras lenguas que no son la materna. </div>
<div style="text-align: justify;">
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A diario tengo que enfrentarme con el inglés en el trabajo, y lo hago más mal que bien, aunque la lectura no es el mayor de los problemas ya que los textos técnicos no suelen entrañar una gran dificultad ni de vocabulario ni por los tiempos verbales usados. Así que cuando Isi inició sus Readethones pensé en inscribirme a alguno, aunque finalmente no lo hice, pero la edición de 2014 de este reto de lectura decidí no dejarla pasar y comenzar con la variedad cortita, de 10 libros, que para empezar ya está bien.</div>
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El caso es que he ido posponiendo el momento y, por el camino, he ido incitando a otros amigos de la red a inscribirse, como a <a href="https://twitter.com/mclasartec" target="_blank">@mclasartec</a> o a <a href="https://twitter.com/blogpueblerino" target="_blank">@blogpueblerino</a> (que deberíais seguir en Twitter, igual que a <a href="https://twitter.com/IsiOrejas" target="_blank">@IsiOrejas</a>, no os digo más) mientras que yo iba dejando pasar el tiempo. Se acabó. Isi me dijo que me daría una colleja si el domingo no estaba aquí esta entrada, así que, dicho y hecho, ha sido lo primero que me he puesto a hacer el domingo, antes incluso de desayunar. </div>
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¿No os animáis a compartir lecturas y sensaciones, esta vez en inglés y con un reto por delante? ¡Venga, decid que sí! <a href="http://fromisiblog.articulo19.com/?p=12369" target="_blank">Las reglas están en la entrada de From Isi que os dejo enlazada</a>. </div>
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¡Feliz lectura!</div>
Homo librishttp://www.blogger.com/profile/04085300464041454542noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-5615156112666253385.post-7545027676131472582013-11-22T10:08:00.000+01:002013-11-22T13:28:48.751+01:00El cénit de la vida<div style="text-align: justify;">
Hace 97 años, John Griffith Chaney, más conocido como Jack London, dejaba el mundo de los vivos. Su nombre evoca en mí la aventura en el Klondike, entre buscadores de oro fracasados y lobos hambrientos, lecturas caninas (en todo su espectro semántico) de infancia y juventud. Libros que me marcaron y una forma de ver la vida que, de algún modo, vinculo a las inmensas extensiones que se abren ante nosotros dispuestas a devorarnos o a darnos la oportunidad de nuestras vidas. Son unas tierras como las que Conan, tan individualista como lo fuera London en su juventud, recorre mientras suena esta música en nuestros oídos.<br />
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe allowfullscreen='allowfullscreen' webkitallowfullscreen='webkitallowfullscreen' mozallowfullscreen='mozallowfullscreen' width='320' height='266' src='https://www.youtube.com/embed/mYVTr1u3EYc?feature=player_embedded' frameborder='0'></iframe></div>
<br />
Son las heladas extensiones en las que alguien tan distinto y a la vez tan similar a London, y que marcaría también mi vida, perdió la suya: Félix Rodríguez de la Fuente.<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe allowfullscreen='allowfullscreen' webkitallowfullscreen='webkitallowfullscreen' mozallowfullscreen='mozallowfullscreen' width='320' height='266' src='https://www.youtube.com/embed/u442GzZBagM?feature=player_embedded' frameborder='0'></iframe></div>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe allowfullscreen='allowfullscreen' webkitallowfullscreen='webkitallowfullscreen' mozallowfullscreen='mozallowfullscreen' width='320' height='266' src='https://www.youtube.com/embed/eHH6NCm0KS0?feature=player_embedded' frameborder='0'></iframe></div>
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Os dejo con un fragmento de la lectura que me tiene atrapado estos días y que, con toda probabilidad, me traiga de regreso al blog. Recuperando los orígenes, las raíces, para que el sol del mediodía no nos abrase. Rindiendo un cumplido y necesario homenaje a mis maestros; <i>Lobo de mar</i>, de Jack London.</div>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
—Pero usted que lee a Spencer y a Darwin, y que no fue a la escuela, ¿dónde aprendió a leer y a escribir?<br />
—Cuando estuve al servicio de la marina mercante inglesa. Grumete a los doce años, aprendiz a los catorce, marinero a los dieciséis, marinero de primera y cabecilla del castillo de proa a los diecisiete, con una ambición y una soledad infinitas; nunca recibí ninguna ayuda, ni la menor muestra de afecto de nadie. Todo lo aprendí por mí mismo: navegación, matemáticas, ciencias, literatura y lo que fuere. ¿Y de qué me ha servido? Soy capitán y propietario de un barco en el cénit de mi vida, como tú dices, cuando empiezo a declinar y a morir. Una lástima, ¿verdad? Cuando el sol llegó al mediodía, me abrasó, y como no tenía raíces, me marchité.<br />
—La historia habla de esclavos que llegaron a los más altos puestos —objeté.<br />
—También habla de las oportunidades que tuvieron esos esclavos —contestó, inexorable—. Ningún hombre crea sus oportunidades. Todo lo que hicieron los grandes hombres fue saber cuándo había llegado su momento. El corso lo supo. Yo he soñado tanto como él. Habría sabido cuál era mi momento, pero nunca se presentó. Las zarzas crecieron y me ahogaron. Ten la seguridad, Hump, de que sabes sobre mí más que cualquier otro ser viviente, con la excepción de mi hermano.<br />
—¿A qué se dedica? ¿Dónde está?<br />
—Es cazador de focas, patrón del vapor <i>Macedonia </i>—dijo—. Posiblemente nos lo encontremos en las costas del Japón. Le llaman Muerte Larsen.<br />
—¡Muerte Larsen! —exclamé involuntariamente—. ¿Se parece a usted?<br />
—Muy poco; es un pedazo de animal sin nada sobre los hombros. Tiene toda mi…<br />
—¿Brutalidad? —sugerí.<br />
—Sí, gracias por la palabra; toda mi brutalidad, pero apenas sabe leer ni escribir.<br />
—Y nunca ha reflexionado sobre el sentido de la vida —añadí.<br />
—Nunca —repuso Lobo Larsen con un indescriptible tono de tristeza—. Por eso es más feliz, porque no se ha preocupado por la vida. Está demasiado ocupado viviéndola para andar reflexionando sobre su sentido. Mi error fue abrir un día un libro.</blockquote>
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<a href="http://wp.me/paiJS-Iu" target="_blank">Ver otro párrafo en <i>Andanzas de un trotalomas</i></a>.</div>
Homo librishttp://www.blogger.com/profile/04085300464041454542noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-5615156112666253385.post-21766479602973051802013-11-21T23:58:00.000+01:002013-11-22T10:45:06.281+01:00Libros termómetro<div style="text-align: justify;">
Me ronda la cabeza desde hace mucho un tema que quería tratar en el blog (sí, en este espacio aletargado desde hace ya tanto tiempo en el que nos encontramos), y no es otro que el de los libros y las enfermedades. No libros sobre medicina, no, sino libros que nos acompañaron cuando la enfermedad se hace fuerte en nuestro interior y pasamos algunos días postrados en cama, sin muchas ganas de nada pero, ocasionalmente, con los libros brindándonos una compañía impagable. Por ejemplo, en mi memoria la lectura de <i>Tarzán de los monos</i> se asocia inmediatamente con mi infancia, durante unos días de inverno con mis amígdalas dándolo todo y fiebre elevada. </div>
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Sin embargo, esta prolongada ausencia me ha dado una nueva perspectiva desde la que aproximarme a esta entrada. La del libro o, más exactamente, la de la lectura, como síntoma de la enfermedad, ya no del cuerpo, sino (si se me permite la licencia poética) del alma. Aunque en el pasado me había ocurrido en alguna ocasión que se me atragantaba alguna lectura, nunca me había sucedido como hasta este año. Desde mediados de julio hasta principios de noviembre no he sido capaz de acabar un libro con éxito. Empezaba alguno y lo abandonaba cuando llevaba leídas 20 o 30 páginas. Tomaba otro, e igual. Y así con todo tipo de lecturas y relecturas (pues probé de todo) que no conseguían engancharme, que me dejaban proseguir con mi errático deambular de (no) lector. El desinterés, la desgana, la dispersa actitud mental de tener mil cosas en la cabeza y no aprehender ninguna de ellas que viene dada, en buena parte, por un estado de desánimo provocado por muy diversos factores en los que no entraré ahora pero que, al menos alguno de ellos, me gustaría tocar en <i><a href="http://trotalomas.wordpress.com/" target="_blank">Andanzas de un Trotalomas</a></i>, otro de mis abandonados de este año. </div>
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Curiosamente, hace poco más de un mes pude charlar un rato con uno de los bibliotecarios de la Biblioteca Pública de Granada al que no veía desde hacía mucho. Además de alegrarme de volver a verle tras varios años (y es que, desde que vivo en Málaga, puedo ir mucho menos de lo que me gustaría por esa estupenda y nutridísima biblioteca), estuvimos charlando de la situación del país, ese gran tema de ascensor que ha venido a sustituir a la meteorología. Llevaba conmigo un libro sobre fabricación sostenible y otro de relatos de autores rusos, y me contaba este buen hombre que últimamente procuraba no ver las noticias y, cuando lo hacía, buscaba alguna cadena televisiva o emisora radiofónica que no fuese claramente «del Régimen». Además, me decía, ya no leía novela. Únicamente los relatos conseguían colarse en los intersticios de ese desánimo generalizado que nos invade a los que vemos mala salida de esta crisis de valores en la que estamos sumidos y de la que nadie parece acordarse para ponerle remedio. Justamente en los relatos pensaba yo para intentar combatir mi desidia lectora, aunque tuve que coincidir con él en que la elección de los autores rusos no era demasiado afortunada, por más que sus temas casasen a la perfección con nuestro estado anímico. </div>
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Finalmente, hace un par de semanas, conseguí acabar un libro. Había recurrido a Vázquez Figueroa y a su novela breve <i>El perro</i>, cuya adaptación cinematográfica me gustó tanto cuando la vi de niño. Tras leerlo, he acabado con <i>El amante bilingüe</i>, cuya lectura tenía pendiente desde hacía tanto, con <i>Fugitivo</i>, una novela sobre el mundo del lobo y ahora ando embarcado (nunca mejor dicho) en la lectura de <i>El lobo de mar</i>, de Jack London y deambulando entre animales salvajes con Gerald Durrell. De todo ello os hablaré en una futura entrada, si seguís ahí después de tanto tiempo. </div>
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Entretanto, contadme: ¿cómo os afecta el estado anímico en vuestro quehacer lector? ¿Habéis cambiado últimamente vuestros hábitos lectores? ¿Qué hacéis ahí, insensatos, si llevo meses sin escribir? </div>
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Sea como fuere, muy buenas de nuevo y, como siempre, feliz lectura.
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Homo librishttp://www.blogger.com/profile/04085300464041454542noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-5615156112666253385.post-73654582825907074382013-08-06T10:40:00.002+02:002013-08-06T10:45:42.739+02:00Una lectura ligera<div style="text-align: justify;">
Algo tiene la época estival que invita a dedicarla al ocio, a tomarla con desenfado y con cierto gozoso toque de liviandad. Esta forma de aproximarse a ella alcanza a hábitos de todo tipo; desde irnos de vacaciones hasta dejar dormitar nuestro blog (esto último es algo que, mucho me temo, no puedo hacer más de lo que lo hago ya), desde salir a pasear tranquilamente por las tardes, cuando remite un poco el calor propio de la canícula, hasta ocupar nuestro tiempo en lecturas ligeras que nos permitan evadirnos durante estos días inusualmente prolongados. </div>
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Retomo el blog, después de una eternidad sin escribir en él, para compartir con vosotros un par de recomendaciones literarias muy apropiadas, a mi parecer, para la época que acabo de describir. Son lecturas amenas, divertidas, que atrapan desde las primeras líneas y que, a mi humilde parecer, suponen un modo excelente de olvidar el calor tan digno como un gazpacho, una horchata o un refresco bien fríos. </div>
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El primero de los libros es uno de los que tenía pendientes por reseñar desde hace… ¡un año! En efecto, fue una de mis lecturas del verano pasado y, cosas de la vida, no encontré el momento de traerlo al blog. Se trata de <i><b>Ready Player One</b></i>, de Ernest Cline, y ya os adelanto que se trata de un título que ningún geek amante de la cultura de los años 80 debería perderse. Ya el título evocará en más de uno recuerdos de su infancia o adolescencia: su sola lectura en la pantalla de una de aquellas máquinas recreativas o en el televisor al que conectábamos el ordenador de 8 bits de turno liberaba en nuestro cuerpo grandes cantidades de adrenalina, y es que debíamos mantener alerta todos los sentidos en cuanto nos sumergíamos en el fabuloso mundo repleto de aventuras y acción que nos esperaba tras presionar el botón del joystick. Nos encontramos ante una novela de ciencia ficción ambientada en un distópico siglo XXI en el que la gente prefiere deambular por el colorido universo virtual generado por el videojuego OASIS antes que por la deprimente realidad de un mundo colapsado por el crecimiento poblacional y la destrucción de los recursos naturales. </div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjB6cSRFNlBp4Hv2AwmosfJFz0ZQZTu2Z9CdSqbpmCPTsP8AZCIvAOCpIK2-HsfuehMhakhN_ZKjM3wGrfeeNDypn6LA34-5YpVEYLlBBa_dQ2eb8uMfre2l_r5RLi9OqjG9Jq2iuijglvh/s1600/rpo.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjB6cSRFNlBp4Hv2AwmosfJFz0ZQZTu2Z9CdSqbpmCPTsP8AZCIvAOCpIK2-HsfuehMhakhN_ZKjM3wGrfeeNDypn6LA34-5YpVEYLlBBa_dQ2eb8uMfre2l_r5RLi9OqjG9Jq2iuijglvh/s1600/rpo.jpg" /></a></div>
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El creador de OASIS fue un genio, pero el uso que las grandes corporaciones han dado al videojuego ha ido más allá de la simple diversión. Sin embargo, OASIS es un software que cuenta con su particular huevo de Pascua, y el premio para el que consiga descubrirlo será una inimaginable cantidad de dinero que podría cambiar para siempre el control que sobre OASIS ejercen las grandes empresas. Frente a ellas, Wade Watts, un simple jovencito aficionado a los videojuegos y digno estudioso de la cultura pop de los años 80: la música, el cine, las series de televisión y, por supuesto, los videojuegos de la época no guardan secretos para él. Cuando Watts descubre la entrada al huevo de Pascua no podrá imaginar hasta qué punto va a convertirse en el objetivo a abatir. </div>
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<i>Ready Player One</i> es una novela que casi me atrevería a etiquetar como «juvenil» si no fuese porque para entender sus chistes y juegos, para contextualizar los datos que van apareciendo durante la acción, hay que haber vivido aquella época. No solo eso, hay que ser un verdadero friki que se divirtió jugando al <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Gauntlet_(1985_video_game)" target="_blank">«Gauntlet»</a> o a los juegos de la Atari 2600, que decidió estudiar informática tras ver <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Juegos_de_guerra" target="_blank">«Juegos de guerra»</a> y que hoy puede tener treinta y tantos o cuarenta años. Las continuas referencias a la época no suponen, no obstante, un obstáculo para disfrutar de una novela repleta de aventuras y, en cualquier caso, aprovechar la ocasión para volver a ver, o hacerlo por vez primera, aquellas películas o, como fue mi caso, para instalar un emulador de Atari 2600 en el móvil y jugar nuevamente a aquellos videojuegos que, siendo tan simples en su concepción, estimularon tanto nuestra imaginación. </div>
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Por último, diré de <i>Ready Player One </i>que me ha recordado poderosamente a la maltratada novela-río <i>Otherland</i>, de Tad Williams. Maltratada por Timun Mas, que la editó parcialmente en nuestro país, sin concluir la serie debido a las bajas ventas de la misma, una labor que solo años después Círculo de Lectores se dignó a concluir. Demasiado tarde para mí, he de confesar, que dejé su lectura en el tercer volumen, no porque no fuese una obra merecedora de ser leída, sino porque me resultó desesperante la forma errática en que fue editada. Precisamente ayer me encontré con una nueva novela de Tad editada en castellano (<i>Las sucias calles del cielo</i>) y ya acaricio el momento de poder leerla, ya que su saga de fantasía Añoranzas y pesares me gustó especialmente. Eso sí, cuando sea editada por completo la trilogía de la que constituye el primer volumen.</div>
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La siguiente lectura, que entretuvo mis tardes de rehabilitación de espalda hace un par de meses, es <i><b>El abuelo que saltó por la ventana y se largó</b></i>. La novela del sueco Jonas Jonasson es una de las más hilarantes que he encontrado jamás. Las aventuras de Allan, el vejete centenario que escapa de la residencia el día de su cumpleaños, hilvanan pasado y presente de un modo magistral. Así, si bien nos sorprendemos ante la aguda inteligencia y la templanza del abuelo sueco cuando este se hace con una maleta de millonario contenido, no podemos más que desternillarnos cuando vamos conociendo fragmentos de su pasado y comprendemos que cien años de vida, más aún en el tumultuoso siglo XX, dan para mucho. </div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiVEpX3GBGjAvfBDMbXfsaAl5myXxw4k36ooZ5vtWJGWDP1eStug1PIILeHPI7oINDfsV4r4ED_rqAZDH-v8Q06E2F_OR1csnJxODEfWb2DQ92O6d7BBNVWfn0J_lepYryiRhG08J20Xh79/s1600/abuelo.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiVEpX3GBGjAvfBDMbXfsaAl5myXxw4k36ooZ5vtWJGWDP1eStug1PIILeHPI7oINDfsV4r4ED_rqAZDH-v8Q06E2F_OR1csnJxODEfWb2DQ92O6d7BBNVWfn0J_lepYryiRhG08J20Xh79/s1600/abuelo.jpg" /></a></div>
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La historia, si bien no es nada original (un bueno despistado, amigos pintorescos que va encontrando por el camino, malos malísimos y la policía que no parece enterarse de nada hasta que va atando cabos) daría para el guión de una entretenida comedia cinematográfica. De hecho, su argumento y las risas que en mí ha desatado la historia, me han recordado la lectura de un clásico como <i>Aventuras de un cadáver</i>, de Robert L. Stevenson, otro de los libros que mi memoria guarda catalogados en la categoría de «risas y divertimiento sin fin». Pero los personajes tienen fuerza, y ni tan siquiera la sobria escritura sueca de Jonasson logra eclipsar el carisma de Allan y sus amigos, a los que llegamos a querer. </div>
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<br /></div>
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Desde el momento en que vi la portada de <i>El abuelo que saltó por la ventana y se largó</i> pensé que tenía que leer ese libro. Sin embargo, solo lo comencé cuando <a href="http://www.azoteortografico.com/" target="_blank">Azote ortográfico</a> me recomendó su lectura encarecidamente. Sus carcajadas continuas mientras leía el libro me dijeron más que sus palabras. Si finalmente decidís leerlo, dejad que vuestras risas inunden los blogs. </div>
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<br /></div>
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Feliz verano y feliz lectura.</div>
Homo librishttp://www.blogger.com/profile/04085300464041454542noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5615156112666253385.post-12353019957986775272013-06-05T00:28:00.000+02:002013-06-05T00:28:24.421+02:00Día Mundial del Medio AmbienteFeliz Día Mundial del Medio Ambiente y 115 aniversario del nacimiento de Lorca.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjdUZIJ70DGYRsX1Y-edo6rwJLByooqy6EeR4ZptTPqiGHzJcz_KXO5_NBRYqRTOVEJnYdmkbdoWIfXoUu1cNQxNZ9yeg-jU2EA35_gRt3f4rgGcUX6l__lo0qsL8SZzqfd7iXU0HdLbVgZ/s1600/Calmarza+marzo-2008-038.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjdUZIJ70DGYRsX1Y-edo6rwJLByooqy6EeR4ZptTPqiGHzJcz_KXO5_NBRYqRTOVEJnYdmkbdoWIfXoUu1cNQxNZ9yeg-jU2EA35_gRt3f4rgGcUX6l__lo0qsL8SZzqfd7iXU0HdLbVgZ/s400/Calmarza+marzo-2008-038.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
<b>«Chopo muerto»</b><br />
<br />
¡Chopo viejo!<br />
Has caído<br />
en el espejo<br />
del remanso dormido,<br />
abatiendo tu frente<br />
ante el Poniente.<br />
No fue el vendaval ronco<br />
el que rompió tu tronco,<br />
ni fue el hachazo grave<br />
del leñador, que sabe<br />
has de volver<br />
a nacer.<br />
<br />
Fue tu espíritu fuerte<br />
el que llamó a la muerte,<br />
al hallarse sin nidos, olvidado<br />
de los chopos infantes del prado.<br />
Fue que estabas sediento<br />
de pensamiento,<br />
y tu enorme cabeza centenaria,<br />
solitaria,<br />
escuchaba los lejanos<br />
cantos de tus hermanos.<br />
<br />
En tu cuerpo guardabas<br />
las lavas<br />
de tu pasión,<br />
y en tu corazón,<br />
el semen sin futuro de Pegaso.<br />
La terrible simiente<br />
de un amor inocente<br />
por el sol de ocaso.<br />
<br />
¡Qué amargura tan honda<br />
para el paisaje,<br />
el héroe de la fronda<br />
sin ramaje!<br />
<br />
Ya no serás la cuna<br />
de la luna,<br />
ni la mágica risa<br />
de la brisa,<br />
ni el bastón de un lucero<br />
caballero.<br />
No tornará la primavera<br />
de tu vida,<br />
ni verás la sementera<br />
florecida.<br />
Serás nidal de ranas<br />
y de hormigas.<br />
Tendrás por verdes canas<br />
las ortigas,<br />
y un día la corriente<br />
llevará tu corteza<br />
con tristeza.<br />
<br />
¡Chopo viejo!<br />
Has caído<br />
en el espejo<br />
del remanso dormido.<br />
Yo te vi descender<br />
en el atardecer<br />
y escribo tu elegía,<br />
que es la mía.<br />
<br />
Federico García Lorca.<br />
<br />
<div style="text-align: justify;">
Y la fotografía del viejo árbol, vivo aún, protagonista de uno de los episodios más emblemáticos de la serie de televisión «El hombre y la Tierra», pertenece a mi querido amigo Javier y podéis encontrarla en su blog <i><a href="http://lanaturalezaquenosqueda.blogspot.com.es/2009/04/el-hombre-y-la-tierra-recuerdos.html" target="_blank">La naturaleza que nos queda</a></i>.</div>
Homo librishttp://www.blogger.com/profile/04085300464041454542noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5615156112666253385.post-44078158666195925942013-05-09T20:53:00.000+02:002013-05-09T20:53:21.742+02:00La educación desmantelada<div style="text-align: justify;">
Hay ocasiones en las que todo se confabula para que uno se encuentre con un párrafo como el que sigue durante su última lectura. Un fragmento que me llamó poderosamente la atención en la víspera de la <a href="http://economia.elpais.com/economia/2013/05/09/agencias/1368067365_425109.html" target="_blank">huelga convocada en nuestro país por la educación pública</a>. Un recuerdo de lo que los padres ideológicos de los políticos que nos (des)gobiernan en estos días aciagos le hicieron a nuestro sistema educativo en el pasado y un adelanto de lo que puede esperarnos: la oportunidad para Eslava Galán de escribir <a href="http://www.juaneslavagalan.com/ficha.php?id=73" target="_blank">un nuevo episodio de la desgraciada Historia de España de las últimas décadas</a>.</div>
<blockquote class="tr_bq">
<div style="text-align: justify;">
<i>El atroz desmoche</i>, de Jaume Claret Miranda, demostraba que el franquismo no había infravalorado la universidad. Todo lo contrario; fue siempre muy consciente de su poder. Sus ideólogos entendieron perfectamente que en la tarea de aniquilar el germen republicano para siempre lo más importante era el complemento circunstancial. Para siempre. Y a ello se aplicaron con ahínco. La enconada persecución que sufrieron los profesores universitarios desafectos al Régimen no fue tanto una consecuencia del odio cuanto el resultado de un proyecto concebido con frialdad: la consolidación de un estado de anemia intelectual que sirviese de profilaxis ante el riesgo de futuras infecciones revolucionarias.</div>
<div style="text-align: justify;">
Este minucioso plan contó con la inestimable ayuda de los profesores más mediocres, que vieron en aquella sistemática aniquilación de la excelencia una oportunidad para ocupar cátedras, rectorados, decanatos y ministerios. La sinergia que se produjo entre los depuradores ideológicos y la chusma académica hizo que la universidad franquista fuera durante cuatro décadas una institución fantasma.</div>
<div style="text-align: justify;">
Los datos que presentaba Jaume Claret eran abrumadores. Decenas y decenas de brillantes trayectorias científicas truncadas por la envidia y la ignorancia violenta, catedráticos traicionados por algún discípulo resentido, excelentes profesores, investigadores de primera línea arruinados moral y económicamente por la envidia de algún oscuro colega.</div>
<div style="text-align: justify;">
A la luz de todas estas historias, relatadas en el libro con nombres y apellidos, se comprendía por qué la situación de la ciencia y de la universidad españolas era paupérrima. Nuestro raquitismo cultural, intelectual y científico no obedecía a un ciego y fatal designio del destino, sino al dictado consciente de quienes ganaron la guerra y a la incompetencia coadyutoria de los políticos que vinieron después.</div>
<div style="text-align: justify;">
Al perderse en los primeros años de la Transición la oportunidad de corregir drásticamente esta situación, los jóvenes políticos de la democracia facilitaron al franquismo una de sus últimas victorias: garantizaron que los efectos de ese atroz desmoche llevado a cabo por el Régimen en la universidad perdurarían durante siglos.</div>
<div style="text-align: justify;">
Antonio Orejudo, <i>Un momento de descanso.</i></div>
</blockquote>
También podría haber titulado a la entrada de este fragmento como "Sobre cómo la lectura de un libro te lleva a la de otros", ya que estoy deseando hincarle el diente al ensayo de Claret Miranda. Ya os contaré mi impresión, así como el grato disfrute que he tenido con la lectura de <i>Un momento de descanso</i>.<br />
<br />Homo librishttp://www.blogger.com/profile/04085300464041454542noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5615156112666253385.post-18963472606092059442013-04-09T11:52:00.000+02:002013-04-09T11:52:16.128+02:00Nos quedamos sin SampedroNo me salen más que lágrimas, la garganta se me contrae y las únicas palabras que me vienen a la cabeza son suyas. Descanse en paz, querido maestro.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjmqFhQprhWYHQHWPHs9dNdcjXeQALMj9wykFl39ixpmk9X_klrreoLZOJFJlELV4iIp-4xHWbJn-OthBOKyslOF2cCFVI3lchUR7cYqgZHHR2po8FUo3X1_RZFqZWnXNhQ6C4H-iPR9PRC/s1600/Sampedro01.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="263" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjmqFhQprhWYHQHWPHs9dNdcjXeQALMj9wykFl39ixpmk9X_klrreoLZOJFJlELV4iIp-4xHWbJn-OthBOKyslOF2cCFVI3lchUR7cYqgZHHR2po8FUo3X1_RZFqZWnXNhQ6C4H-iPR9PRC/s400/Sampedro01.jpg" width="400" /></a></div>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
El viejo se despierta, como siempre, antes de amanecer. Allí se levantaría en seguida, para su ronda matinal: pisar la tierra húmeda todavía del relente nocturno, respirar aire recién nacido, ver ensancharse la aurora por el cielo, escuchar los pájaros... Allí sí, pero aquí...
<br />
[…]<br />
El viejo se levanta, se pone el pantalón y pasa a la cocina. No enciende para no delatarse, le basta el difuso claror callejero. Abre el armario: en su despensa del pueblo le asaltaba una ráfaga de olores, cebolla y salami, aceite y ajos. Aquí, ninguno; todo son frascos, latas, cajas con etiquetas de colorines, algunas en inglés. Coge un paquete cuyo rótulo promete arroz, pero dentro aparecen unos granos huecos, medio tostados e insípidos.<br />
En el frigorífico, el queso es un trozo amarillento, blando y sin sabor apenas; menos mal que puede mezclarlo con unos trocitos de cebolla encontrada en una caja hermética de plástico... El vino, toscano, y para colmo helado... Por todo pan, uno de fábrica: <i>panetto</i>... ¡Si al menos pudiera meter mano a una buena hogaza de verdad, del horno de Mario! ¡Qué sopas de leche!... Y eso negro en el cilindro transparente de ese chisme seguramente será café, pero ¿cómo se hace para calentarlo?
Alarma súbita: un despertador en la alcoba. La casa se anima y aparece Renato dando en voz baja los buenos días. Acciona el aparato del café y saca otro artefacto del armario, lo enchufa y pone a tostar dos trozos cuadrados de <i>panetto</i>. Escapa al baño y se oye correr el agua. Aparece Andrea y exclama destempladamente: <br />
-Pero, ¡papá! ¿Qué hace levantado tan temprano?<br />
Sale sin esperar respuesta y tropieza en el pasillo con su marido, susurrándose palabras uno a otro. Se multiplican los ruidos: grifos abiertos, gorgoteo en sumideros, choquecitos de frascos, ronroneo de afeitadora, la ducha... Luego el matrimonio en la cocina, estorbándose ambos al prepararse los desayunos. El viejo acepta una taza de ese café aguado y pasa al baño a lavotearse. A poco entra Renato:<br />
-¡Padre, que tenemos agua caliente central!<br />
-No quiero agua caliente. No aviva.<br />
Renuncia a explicar al hijo que la fría le habla de regatos en la montaña, olor a hoguera recién encendida, visión de cabras ramoneando unas matas aún blancas de la escarcha. Entre tanto, los hijos van y vienen cautelosos desde la alcoba a la cocina, vistiéndose mientras muerden las tostadas salidas del aparato.<br />
<br />
<i>La sonrisa etrusca</i>, José Luis Sampedro.</blockquote>
Homo librishttp://www.blogger.com/profile/04085300464041454542noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5615156112666253385.post-10201178515259234602013-03-24T18:03:00.001+01:002013-03-24T18:03:07.064+01:00Ese desconocido<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://blogs-images.forbes.com/davidewalt/files/2011/04/jules-verne1.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="http://blogs-images.forbes.com/davidewalt/files/2011/04/jules-verne1.jpg" width="245" /></a></div>
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Se cumplen hoy ciento ocho años del fallecimiento de Verne (Julio, en mis años mozos, y actualmente Jules, de un modo más acertado) y, aunque no siempre menciono en el blog este tipo de efemérides, sí que he considerado necesario recordar al ilustre francés en el día de hoy, cuando coinciden en el tiempo este aniversario y una de las lecturas que tengo entre manos actualmente: <i>La isla de Bowen</i>, un sentido homenaje a las novelas clásicas de aventuras, y muy especialmente a las de Jules Verne. </div>
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“Soy el más desconocido de los hombres”. Así se definía Verne a sí mismo en sus últimos días, de un modo tan acertado como triste. A pesar de la relevancia mundial de su obra y del reconocimiento público a su figura, Verne se sentía un incomprendido, atrapado como estaba por una vida personal con la que no terminaba de estar satisfecho y preso de una vida profesional en la que, a su pesar, no había alcanzado algunas de las metas que había deseado con más vehemencia. Todavía hoy el escritor francés es víctima de los prejuicios y estereotipos que se construyeron en torno a él y, así, resulta frecuente encontrar su obra entre la literatura infantil y juvenil, y no tanto entre la de adulto. Si bien es cierto que el público hacia el que dirigió su editor Hetzel la colección «Viajes Extraordinarios» fue el juvenil, no lo es menos que la obra de Verne se lee con deleite de adulto y con una profundidad que escapa, en muchos casos, a esas primeras lecturas que tantos hemos disfrutado de jóvenes. </div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjhBoAzu7N8YZoK8qrkZMikGYYCtCwkQshFlqYAYoqMXny890nHE07o5GDPrUPuzSlBv5BEhjf7pNGfqVQD-4mvLkTJ7UJYjy2b6IMKZvaSjYYLyNYMdL0toHbNhCDfUmNcgdYdOsHKgtTq/s1600/C360_2013-03-24-17-01-49-1.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjhBoAzu7N8YZoK8qrkZMikGYYCtCwkQshFlqYAYoqMXny890nHE07o5GDPrUPuzSlBv5BEhjf7pNGfqVQD-4mvLkTJ7UJYjy2b6IMKZvaSjYYLyNYMdL0toHbNhCDfUmNcgdYdOsHKgtTq/s320/C360_2013-03-24-17-01-49-1.jpg" width="221" /></a></div>
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Hay un par de libros que me gustaría recomendaros hoy. El primero de ellos lo leí hace más de veinte años y me fascinó. Me hice con él un Día del Libro, en un puesto que instalaron en el instituto, y su lectura me ofreció una visión mucho más amplia de un autor cuya vida ya había vislumbrado en las biografías que acompañaban, por ejemplo, a los títulos de la colección «Tus libros» de Anaya, todo un referente de buen hacer en aquella época. Estoy hablando de <i>Julio Verne, ese desconocido</i>, de Miguel Salabert, el que fuera traductor de tantas de sus obras al español. En esta obra, Salabert recorre la vida de Verne y gracias a él conoceremos la difícil relación con su estricto padre, Pierre, y su descocado hijo, Michel; su relación con el mar y la navegación, que después estaría presente siempre en su obra; sus inicios teatrales y el despertar de una vocación literaria que terminaría por constituir su modo de vida. Todo ello aderezado con referencias a sus obras, fragmentos de las mismas y reflexiones en torno a las decisiones que tomó Verne (o le fueron impuestas) a lo largo de su vida. </div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhKSlYYgAF2bQWErKYeLtCiaYplvNGlHWWyL7vM07DUNw59k9k4REjeCZpv0bgjvjD5JkfqXSn4R6cM9T11EfDY_mz-oSc3tOoTkw2hfLmA3hO1JJrNU3n3SPF4J17JMPxyqgkd3opwz4aJ/s1600/C360_2013-03-24-16-59-46-1.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhKSlYYgAF2bQWErKYeLtCiaYplvNGlHWWyL7vM07DUNw59k9k4REjeCZpv0bgjvjD5JkfqXSn4R6cM9T11EfDY_mz-oSc3tOoTkw2hfLmA3hO1JJrNU3n3SPF4J17JMPxyqgkd3opwz4aJ/s320/C360_2013-03-24-16-59-46-1.jpg" width="222" /></a>El segundo título es <i>Sueños de ciencia. Un viaje al centro de Jules Verne</i>, de Jesús Navarro. Este libro fue publicado recientemente, con motivo del centenario de su muerte, y ofrece un merecido acercamiento a la obra del que podemos considerar uno de los mayores divulgadores de ciencia que hayan existido. Porque Verne, en gran parte gracias a las exigencias de su editor, ofreció a los lectores de su época unas obras repletas de vastas descripciones científicas: por sus libros se pasean, como una protagonista más, la física, la química, las matemáticas y, sobre todo, la geografía, la ciencia de moda del siglo XIX. Y aunque algunas de sus argumentaciones hayan podido quedar obsoletas con el paso del tiempo, lo cierto es que en su mayoría estuvieron tan bien fundamentadas que se llegarían a considerar premonitorias, dotando a Verne de un <a href="http://homolibris.blogspot.com.es/2011/06/palabra-de-visionario.html" target="_blank">halo de visionario</a> que, en ocasiones, le ha hecho más mal que bien. </div>
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Personalmente, creo que aprovecharé el tirón de <i>La isla de Bowen</i> para releer algunas de las obras de Verne, leer alguna de sus obras menores que tenga pendientes, así como este par de interesantes ensayos sobre su vida y obra, una vez más. Lo último que leí suyo fue, por enésima vez, su obra más magnífica: <i><a href="http://homolibris.blogspot.com.es/2011/10/la-isla-misteriosa.html" target="_blank">La isla misteriosa</a></i>. Una novela que me marcó poderosamente en mi infancia (la leí cuando tenía diez u once años, no más) y que he releído en varias ocasiones desde entonces sin que me deje indiferente en ninguna de ellas. </div>
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Os invito, pues, a recuperar a Verne de la estantería. A acercaros a él con la mente abierta y dispuestos a asombraros una vez más con las aventuras de sus personajes y con la lírica de la ciencia. Porque no hay viaje más extraordinario que el propulsado por nuestra increíble mente, por su poderosa imaginación y por el afán de descubrimiento que nos caracteriza como especie. </div>
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Por último, me gustaría compartir aquí un par de documentales producidos por la UNED: <a href="http://www.youtube.com/watch?v=INuDaWoB6Fw" target="_blank">Julio Verne. Por los abismos de la imaginación</a> y <a href="http://www.youtube.com/watch?v=6DngJ-ANO0k" target="_blank">Julio Verne. La fascinación de la aventura</a>.</div>
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¡Feliz lectura verniana!
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Homo librishttp://www.blogger.com/profile/04085300464041454542noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-5615156112666253385.post-55030556505816421202013-02-14T09:28:00.004+01:002013-02-14T09:28:56.272+01:00Una de cal y una de arena<div style="text-align: justify;">
Hace solo unos días empezaba (y tal como lo hacía, acababa, pues es obra breve) la lectura de <i>Lo que sé de los hombrecillos</i>, la última novela publicada por Juan José Millás, un libro que había llamado mi atención tiempo atrás aunque, en aquel momento, había dejado pasar la oportunidad de leerlo. Aunque la historia fluye ante nuestros ojos con facilidad y Millás muestra en ella su preclara capacidad de llevarnos por los senderos más tortuosos de la mente humana sin que nos quede otra opción que acompañarle (más bien nos dejamos llevar por su acompasado y bien ajustado discurso), lo cierto es que al pasar la última página mi mente formuló una pregunta: <span style="background-color: whitesmoke; color: #333333; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14.44444465637207px; line-height: 17.98611068725586px; text-align: left;">«</span>Bueno, ¿y qué?<span style="background-color: white; color: #333333; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14.44444465637207px; line-height: 17.98611068725586px; text-align: left;">»</span>. </div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjpTqVzuU_7aRNdl2Jou3ozyxd-PML8J8aPj8m_SexYDJY-givly5CYLknS6VerJaV3f43ofRQ9PD9nnKzANCzDp34kCZT37NAhx6aRTgiX2U2xVtMsN5HYDgWTUQWYZ05DB1rCJUQa_Rb4/s1600/hombrecillos.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjpTqVzuU_7aRNdl2Jou3ozyxd-PML8J8aPj8m_SexYDJY-givly5CYLknS6VerJaV3f43ofRQ9PD9nnKzANCzDp34kCZT37NAhx6aRTgiX2U2xVtMsN5HYDgWTUQWYZ05DB1rCJUQa_Rb4/s1600/hombrecillos.jpg" /></a></div>
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Lo cierto es que las aventuras y desventuras de un viejo profesor de economía prácticamente retirado de la docencia, que irá dejando de lado a su tercera esposa, profesora universitaria también, en aras de vivir unas experiencias de las que desean hacerle partícipe los pequeños hombrecillos a los que únicamente él es capaz de ver, me han dejado completamente indiferente. Lo que podría resultar a priori una interesante revisión de Los viajes de Gulliver, y Millás no pudo ser ajeno a esta forzosa comparación cuando hilvanó la historia, no deja de convertirse en compendio de un lujurioso abandono, de una onanista decadencia, de un sumergirse en lo más abismal y, por ende, oscuro, prohibido y abyecto de los anhelos humanos. </div>
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Lo que sé de los hombrecillos al finalizar el libro es poco más de lo que conocía al empezar su lectura. Pero de Millás sí que sé que podría haber dado más de sí, y es que en cierto modo la lectura me ha recordado a algunas de las últimas novelas de Auster o Saramago que, puede que sobreprotegidas por sus hermanas mayores han visto la luz prematuramente, forzadas quién sabe si por contratos editoriales o por una necesidad de publicar que no estuvo en esta ocasión acompañada por la autoexigencia a la que habitualmente nos han tenido acostumbrados estos autores. </div>
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Cuando terminé la lectura pensé escribir una entrada titulada, justamente, <span style="background-color: whitesmoke; color: #333333; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14.44444465637207px; line-height: 17.98611068725586px; text-align: left;">«</span>Bueno, ¿y qué?<span style="background-color: white; color: #333333; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14.44444465637207px; line-height: 17.98611068725586px; text-align: left;">»</span>, pero finalmente me decidí a esperar, ya que precisamente unos días después iba a reencontrarme con Millás y su obra, y algo me decía que en esta ocasión el encuentro no iba a resultar tan desafortunado. Fue la pasada semana, precisamente, cuando <a href="http://www.azoteortografico.com/" target="_blank">Azote</a> y este vuestro servidor nos dirigimos al teatro a disfrutar de la representación de <i>La lengua madre</i>, una <a href="http://www.publiescena.es/media/pressdoc/311FB/01_021_00023114/lalenguamadre.pdf" target="_blank">obra de teatro</a> inspirada en la <a href="http://noticias.universia.es/vida-universitaria/noticia/2011/03/07/798334/escritor-juan-jose-millas-habla-palabras-universitat-jaume-i.html" target="_blank">conferencia <i>Las palabras</i></a> que se nos ofrece así remozada y adaptada a este nuevo formato tanto por el propio Millás como por el grandísimo actor Juan Diego. </div>
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En <i>La lengua madre</i>, Diego se nos presenta como un conferenciante algo despistado, enamorado de la lengua, que reflexiona y divaga maravillosamente entre el mundo casi onírico, inmaterial, de las palabras, y el tangible que las representa. “El orden alfabético es el único que no se han atrevido a alterar”, declama nuestro conferenciante, preocupado porque a nuestros pies caen el orden social, el político, el moral… ¿Cómo comienzan las catástrofes?, se pregunta, y las palabras se encadenan, nos llevan de la risa al llanto una y otra vez en apenas hora y cuarto, se arrebozan tras símiles imposibles, en un liberalismo que roba toda libertad, en eufemismos como la desregularización que nos venden los mercados (el padre de todos los eufemismos, ese monstruo sin ojos que a su vez nos ha cegado) y que no es más que la privatización de lo “público” (¡ja!) que buscan tantos políticos. </div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgryExRFSEY2Noll1rEp-kbxDJpwnfaqz-QoF-7vho2asB_CZFZv55WROxsGqmLNtJYaj5AglkBkeTQZhbvtNfkjcFQ6RnVLZNfOroPeBVmx5tA80eeVXaigJitNIJ5F_o5fuQeXwJ8e0jH/s1600/lenguamadre.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgryExRFSEY2Noll1rEp-kbxDJpwnfaqz-QoF-7vho2asB_CZFZv55WROxsGqmLNtJYaj5AglkBkeTQZhbvtNfkjcFQ6RnVLZNfOroPeBVmx5tA80eeVXaigJitNIJ5F_o5fuQeXwJ8e0jH/s400/lenguamadre.jpg" width="400" /></a></div>
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Nuestro conferenciante, el viejo profesor de literatura que viaja de su infancia a estos días aciagos que nos ha tocado vivir, no necesita asomarse a la ventana para ver la que está cayendo. Porque, como dice Emilio Hernández, el director de la obra, </div>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
Por eso nuestro hombre en vez de abrir la ventana abre el diccionario, porque allí se siente como en el útero materno, seguro de no encontrarse con un test de estrés, una hipoteca <i>subprime</i>, un <i>cashflow </i>o una prima de riesgo, todo ese lenguaje inventado por los que dominan el mundo para acomplejarnos, y que nos ha dejado huérfanos de la lengua madre que tan ricamente nos alimentaba de su teta y nos daba tanta seguridad. </blockquote>
<div style="text-align: justify;">
Si tenéis oportunidad de verla, no dejéis de hacerlo. Os va a hacer reír y llorar, os va a traer miles de recuerdos de vuestra vida lectora, os va a hacer olvidar la triste realidad que vivimos y os la va a presentar con toda crudeza, porque nos están robando todo, hasta el significado de las palabras. ¿Os imagináis vivir en un mundo donde “madre” sea una palabra huera? ¿Que la hayan vaciado de significado? </div>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
Las palabras que son el único tesoro que es patrimonio de todos porque lo hemos construido entre todos. Y eso significa que todos y cada uno de nosotros somos coautores, por ejemplo, de <i>El Quijote</i>. Aunque también de los discursos de Nochebuena del Rey. Vaya una cosa por la otra.</blockquote>
<br />
<span style="font-size: x-small;"><b>Notas:</b> </span><br />
<span style="font-size: x-small;">La fotografía de la obra pertenece a </span><a href="http://www.elmundo.es/elmundo/2013/01/09/cultura/1357753505.html" style="font-size: small;" target="_blank">esta página de El Mundo</a><span style="font-size: x-small;"> y es propiedad de sus autores.</span><br />
<span style="font-size: x-small;">La conferencia de Millás puede verse en YouTube: <a href="http://www.youtube.com/watch?v=gbjaXTsuHV0" target="_blank">parte 1</a>, <a href="http://www.youtube.com/watch?v=WPjXpJ4QpIQ" target="_blank">parte 2</a>, <a href="http://www.youtube.com/watch?v=7shH0oebxeM" target="_blank">parte 3</a>.</span>Homo librishttp://www.blogger.com/profile/04085300464041454542noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5615156112666253385.post-63015268499111656262013-01-22T23:55:00.002+01:002013-01-22T23:55:39.998+01:00Biografía de Thoreau<div style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgpBVH8r6yRnJhSVZ6s-CFDIG5eL4Y3SmLQ3Ymd-_S05bRw3OdjgdN5ipl9OFt9PLaC5CM2R4n4NqqvLUQOJzwQn_hhr3xnJziHaka6wVZ8RIMHJZSBSnCaYdcN48gSXfKhQIEnMlakSn6G/s1600/h_d_thoreau.gif" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgpBVH8r6yRnJhSVZ6s-CFDIG5eL4Y3SmLQ3Ymd-_S05bRw3OdjgdN5ipl9OFt9PLaC5CM2R4n4NqqvLUQOJzwQn_hhr3xnJziHaka6wVZ8RIMHJZSBSnCaYdcN48gSXfKhQIEnMlakSn6G/s320/h_d_thoreau.gif" width="217" /></a></div>
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Uno de los últimos libros que leí antes de que acabase 2012 fue la biografía de Thoreau escrita por Antonio Casado da Rocha y que, editada por Acuarela Libros, está disponible para su descarga gratuita ya que ha sido publicada según los términos de la licencia libre <i><a href="http://es.creativecommons.org/" target="_blank">Creative Commons</a></i> Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 2.0. </div>
<blockquote class="tr_bq">
<i>All good things are wild and free.</i></blockquote>
<div style="text-align: justify;">
Afirmar que leí con gusto el libro sería quedarme corto en la descripción de lo que resultó ser un apasionante recorrido por la vida de este personaje tan singular y querido por mí. El que fuera inspirador de figuras de renombre como Gandhi o Martin Luther King se nos ofrece aquí sin ambages, tal cual fue, y así es como descubrimos al Thoreau enamorado, al joven rebelde que estudiara en Harvard y que se permitió el gusto de rechazar el diploma de <i>Master of Arts</i> que concediera la Universidad a los bachilleres pero que asistió a la ceremonia de graduación donde leyó un discurso en el que llegaría a afirmar: </div>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
Que los hombres sigan con autenticidad el camino que les indica su naturaleza y cultiven los sentimientos morales, viviendo vidas independientes y virtuosas; que hagan de las riquezas medios para la existencia, nunca fines, y no volveremos a escuchar una palabra sobre el espíritu comercial. El mar no va a detener su movimiento; la tierra seguirá siendo tan verde y el aire tan puro como siempre. Este curioso mundo que habitamos es más maravilloso que conveniente, más hermoso que útil; está más para ser admirado y disfrutado que para ser utilizado. El orden social de las cosas debería invertirse en cierto modo: el séptimo debería ser el día de labor en que el hombre se gane el pan con el sudor de su frente; los otros seis, su descanso dominical para el alma y los sentidos, para poder recorrer este amplio jardín y beber de los sutiles influjos y las sublimes revelaciones de la naturaleza. </blockquote>
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Durante un par de tardes de un fin de semana invernal pude recorrer imaginariamente las aguas de los ríos Musketaquid y Merrimack embarcado con Henry David y su hermano, pasear a su lado en compañía de Emerson y Hawthorne, así como sufrir estoicamente una noche en prisión junto a él porque se negó a pagar un impuesto que consideraba injusto; no porque no pudiera afrontar el pago o porque quisiera una reducción de su importe, como le sugirió el alguacil que habría podido solicitar, sino por (simples, claros y habitualmente escasos) principios. Esta vida suya, regida por estos y el que resultara ser el germen de la desobediencia civil, constituyó la forma de entender el mundo de Thoreau y le llevó a alejarse de la sociedad para instalarse durante un par de años en su famosa cabaña junto al lago Walden. </div>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe allowfullscreen='allowfullscreen' webkitallowfullscreen='webkitallowfullscreen' mozallowfullscreen='mozallowfullscreen' width='320' height='266' src='https://www.youtube.com/embed/IK9hTPZ8kd4?feature=player_embedded' frameborder='0'></iframe></div>
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Las obras sobre Thoreau, desgraciadamente, escasean en nuestro idioma. Por tanto, la oportunidad de poder acceder libremente a esta más que interesante biografía constituye una loable iniciativa por parte del autor y de la editorial del libro, y os animaría a disfrutar con la lectura de un texto que resulta tremendamente ameno y que acerca al lector del siglo XXI un personaje histórico que conviene (hoy más que nunca) tener presente.</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<blockquote class="tr_bq">
Pues sólo amanece el día que nos encuentra despiertos. Y quedan muchos aún por alborear. El sol no es sino la estrella de la mañana.</blockquote>
<div style="text-align: justify;">
Podéis encontrar el libro en formato electrónico en el <a href="http://acuarelalibros.blogspot.com.es/2011/03/descarga-thoreau-biografia-esencial.html" target="_blank">blog de Acuarela Libros</a> e impreso en su <a href="http://acuareladiscos.com/libros/catalogo.htm" target="_blank">catálogo</a>.</div>
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¡Feliz lectura!</div>
Homo librishttp://www.blogger.com/profile/04085300464041454542noreply@blogger.com3