martes, 13 de septiembre de 2011

Sobre chusma y sobre cobardes

“Se me han cabreado unos vecinos de Tordesillas porque el otro día califiqué de chusma cobarde a la gente que se congrega cada septiembre para matar un toro a lanzazos mientras la junta de Castilla y León, pese a las protestas de las sociedades protectoras de animales, mira hacia otro lado y se lava las manos en sangre, con el argumento de que se trata de una tradición y un espectáculo turístico. No sé si es que los llamara chusma o los llamara cobardes, o las dos cosas, lo que pica el amor propio de mis comunicantes. El caso es que se dicen «lanceros de Tordesillas, y a mucha honra», y preguntan cómo yo, que alguna vez he escrito que me gusta asistir de vez en cuando a una corrida de toros, me atrevo a hablar así de lo que desconozco, o sea, de «un duelo atávico y mágico, un combate de la bravura contra la inteligencia, un ritual de valor y de bravura que se celebra desde tiempo inmemorial». Exactamente eso es lo que dicen y lo que preguntan. Así que, con el permiso de ustedes, se lo voy a explicar. Despacito, para que me entiendan.

Amo a los animales. Por no matarlos, ni pesco. Tengo un asunto personal con los que exterminan tortugas, delfies, ballenas o atún rojo. También prefiero una piara de cerdos a un consejo de ministros. Creo que no hay nada más conmovedor que la mirada de un perro: mataría con mis propias manos, sin pestañear, a quien tortura a un chucho. Sostengo que cuando muere un animal el mundo se hace más triste y oscuro, mientras que cuando desaparece un ser humano, lo que desaparece es un hijo de puta en potencia o en vigencia. Eso no quiere decir, naturalmente, que caiga en la idiotez de algunas sociedades protectoras de animales que dicen que cargarse a un bicho es un acto terrorista. Incluso, como apuntaban mis comunicantes, cada año voy un par de veces a los toros. Cada cual tiene sus contradicciones, y una de las mías es que me gustan el temple de los toreros valientes y el coraje de los animales nobles. Es una contradicción -tal vez la única, en lo que tiene que ver con los animales- que asumo sin complejos; y sólo diré, en descargo, que nunca me horroricé cuando un toro mató a un torero. Al torero nadie lo obliga a serlo; y a cambio de jugarse la vida, gana dinero. Si no murieran toreros, cualquier imbécil podría estar allí. Cualquier cobarde podría dárselas de matador de toros. Cualquier mierdecilla podría justificar por la cara, sin riesgo, su crueldad y su canallada.

Yo he visto matar. Con perdón. Matar en serio. He visto hacerlo de lejos y de cerca, a solas y en grupo, y me he formado ciertas ideas al respecto. Una de ellas es que degollar y cascar tú mismo, cuando toca, forma parte de la condicion humana; y que son las circunstancias las que te lo endiñan, o no. También tengo una certeza probada: muy pocos son capaces de matar cara a cara, de tú a tú, jugándosela sólo con su inteligencia y su coraje, si alguien no les garantiza impunidad. Recuerdo a verdaderas ratas de cloaca, incapaces de defender a sus propios hijos, enardecerse en grupo y gallear, pidiendo sangre ajena, cuando se sentían respaldados y protegidos por la puerca manada. Conozco bien lo miserable, cruel y violento que puede ser un individuo que se sabe protegido por el tumulto. También leo libros, vivo en España, conozco a mis paisanos, y sé que para linchar y apuñalar por la espalda, aquí, somos unos artistas. Lo hacemos como nadie. Por eso, que media docena de tordesillanos, o más, se quejen porque a estas alturas de la feria me asquea lo del toro de la Vega y me cisco en los muertos de los lanceros bengalíes, me tiene sin cuidado. Lo dije, y lo sostengo. Llamar combate, torneo y espectáculo de épica bravura a miles de fulanos acosando a un animal solitario y asustado, y después tratar de héroes a una turba enloquecida por el olor de la sangre, que durante media hora acuchilla hasta la muerte al toro indefenso, refugiado en un pinar, y que luego salga la alcaldesa diciendo que «el combate fue rápido y ágil», y que el Aquiles de la jornada, o sea, el cenutrio que le metió el primer lanzazo, alardee, como el año pasado, de que «el toro estaba a la defensiva y se escondía en los arbustos, así que era difícil alancearlo», es un sarcasmo, una barbaridad y una canallada. Se pongan como se pongan. Al menos, en las plazas de toros el animal tiene una oportunidad: empitonar a su verdugo, de tú a tú. El consuelo, tal vez, de llevarse por delante al cabrón que lo atormenta.

Así que, por mi, todos los heroicos lanceros de la Vega pueden irse a hacer puñetas.

Arturo Pérez-Reverte. El semanal, 25 de mayo de 2003.

Yo no lo habría dicho mejor y posiblemente habría dejado corto el compendio de palabras malsonantes recogido por Cela en su Diccionario secreto. La negrita es mía, y aunque os haga mala sangre, deberíais ver lo que las palabras pueden describir; el miedo y el dolor de un animal noble convertido en un ternero temeroso que recula bajo un pino buscando cobijo sin encontrar más escapatoria que la muerte. Hoy Afligido nos hace partícipes de su nombre.


El vídeo pertenece a PACMA.

8 comentarios:

Isi dijo...

Pues no conocía la fiesta en concreto, pero vamos: de las que se estilan en los pueblos, continuada por pueblerinos por los siglos de los siglos, como si acabáramos de salir de la edad de piedra.
Una pena, de verdad, que sigan permitiendo estas cosas.

loquemeahorro dijo...

Está claro que no puedo estar de acuerdo con este hombre, ni cuando estoy de acuerdo.

Es decir, me parece ¿abyecto se queda corto? todo este asunto, pero no comparto gran parte de sus argumentos en contra, ni su tono, y lo de que él va a los toros pero no pasa nada porque el torero es muy valiente, mira, me enciende.


«un duelo atávico y mágico, un combate de la bravura contra la inteligencia, un ritual de valor y de bravura que se celebra desde tiempo inmemorial»: Nada, ni adornándolo cuela.

Iraya Martín dijo...

Creo que desde la primera línea no me hacía falta saber quien firmaba el texto. Este Reverte tiene el don de insultar como un maestro y encima no hay quien le replique porque el puñetero tiene razón :P

@scen dijo...

Firmaría casi todo el texto, excepto -como dice loque-, lo de que las corridas quedan fuera de la crítica ¿El torero es muy valiente? Yo iría aún mas allá: Para mí valientes son los artificieros que desactivas bombas, por ejemplo, los bomberos, policías,aunque también lo hagan por dinero.
No diré que "odie" a los toreros, ni siquiera que me resulten desagradables, pero lo cierto es que me parece un espectáculo salvaje y, digan lo que digan los aficionados, muy desigual en cuanto a equilibrio de fuerzas. ¡Ah!, y no me vale aquello de decir que si no fuera por las corridas el toro de lidia se habría extinguido. A lo mejor los toros de lidia lo prefieren.
Excuso decirte el toro de la Vega, los embolados... etc, etc.

Homo libris dijo...

Isi, desgraciadamente cada año por estas fechas vuelve a aparecer en los medios de comunicación, tal es la fama y renombre que viene adquiriendo, hasta cierto punto, por lo controvertido de las opiniones —enfrentadas, cómo no— que suscita.

Por desgracia es triste que tengamos que seguir presenciando actos así.

Loque, no puedo estar más de acuerdo contigo en lo del toreo. A mí también me desagradó lo del toreo (de ahí que marcase en negrita mi acuerdo con la parte en concreto que resalto), y no termino de ver esa relación que establece Pérez-Reverte.

Por lo demás, lo traje a colación porque si bien son muchos los autores que muestran su desacuerdo con las corridas de toros, no encontré a otro que hablase de alguna fiesta popular como esta (o de esta en concreto) y tampoco quise sesgar el texto. Pero estoy contigo en eso, aunque me guste su desfachatez al escribir, como he comentado en otras ocasiones (si bien es cierto que muchas veces peca de demagogo).

Elwen, te digo básicamente lo que a Loque: quitando la parte del toreo le doy la razón en todo. Y sí, su estilo es tan particular (esa forma de llamar a las cosas por su nombre y con la gracia que tiene el "jodío") que me encanta.

@scen, una vez más coincido con vosotras. Lo del toreo es posible que estuviese de más, y lo cierto es que imagino que Pérez-Reverte lo incluyó para marcar la diferencia entre el enfrentamiento uno a uno y el del Torneo del toro de la Vega, muchos contra uno. Pero olvida que el hombre no está desnudo, que va armado y que "por el camino" el toro es herido con banderillas, pullas del jinete, cuando no sale ya estresado y asustado al ruedo.

En definitiva, que salvando esos matices, en cuanto al tema de la masacre que celebraban ayer en Tordesillas no puedo más que oponerme desde el horror que me provoca una acto de tan suprema crueldad.

Como decía Gandhi, «la grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados por el modo en el que se trata a sus animales».

Un abrazo.

Lectora dijo...

Me encanta Pérez-Reverte, como articulista, como novelista no tanto, y mira me parece muy bien que un tío tan machote como es él reconozca que le duele ver sufrir a los animales y que tener sensibilidad no es una cuestión de pusilanimidad sino al contrarío, de hidalguía.

A mi no me gustan los toros pero opino que podrían torear sin necesidad de putearlos digo yo, y paso de ver el vídeo porque me voy a deprimir o me van a entrar ganas de matar a alguien.

MJGF dijo...

A mí, por motivos que no vienen al caso, Pérez-Reverte no me gusta. No obstante, comparto su visión sobre el toro de la Vega. Cada día estoy más convencida de que la masa está muy loca. Y si no, mira a los valencianos, que un toro mata a tres personas: a contratarlo en todas las fiestas veraniegas.
F

Senior Citizen dijo...

Estos espectáculos (por llamarlos de alguna manera) en los que se maltrata a los animales me parecen una barbaridad y una forma de sacar a relucir los peores instintos que el hombre lleva dentro, pero eso no justifica lo que dice Reverte de que cualquier persona es un hijo de puta en potencia y merece morir. Un respeto por el ser humano, por favor.