Deambulando hace un par de días por la Biblioteca Pública Provincial de Granada, en su laberinto formado por muros de papel, se me dibujaban en la memoria tantos momentos allí vividos, las horas entre libros y las lecturas disfrutadas, y echaba de menos aquellos tiempos en los que regresaba a casa con la mochila repleta de páginas por leer, el rostro aterido por el frío viento que bajaba de la sierra, entre olores a pan caliente y castañas asadas.
No llega el invierno aún (no con la prontitud que desearíamos más de uno), y el estío nos muestra estos días su rostro maldito de incendios forestales y temperaturas extremas, y de nada valdrá la nostalgia cuando, asentado en la realidad, recorra los tres pasillos de libros y audiovisuales de la biblioteca malagueña, con sus lomos marcados por la nomenclatura de un arcaico sistema de clasificación bibliográfica, y eche de menos la ciudad del Darro y el Genil.
Por eso, mientras ocupo mis días estudiando Ecología (en el enlace a "Andanzas de un Trotalomas" os dejo un breve fragmento de un texto de Aristóteles que ya vaticina el estudio de esta ciencia, en el que describe todo tipo de relaciones intraespecíficas e interespecíficas y que encontré precisamente en la biblioteca granadina) y maldiciendo entre dientes este último año que ya nació torcido y ha crecido contrahecho, deseo que llegue septiembre y que pase volando este último tramo, plantarme ante los meses que están por venir y reorganizar mi vida (y nunca he sido de propósitos de año nuevo, ya sea este sideral o académico), fijar mis prioridades y retomar, entre otras cosas, un hábito lector que ha quedado maltrecho en los últimos tiempos y que siempre fue, para mal o para bien, uno de mis indicadores de salud y paz mental.
Posiblemente sí que sea esta vez la de mi regreso a estos pagos cibernéticos. No sé cuánto tardará en llegar ni si será duradero, pero me gustaría que fuese con unas ganas retomadas por escribir (disfrutar haciéndolo y sentirme bien con lo escrito) y, por supuesto, por compartir lecturas tanto aquí como en vuestros blogs, que nunca he dejado de visitar si bien de forma errática en la figura de un ente etéreo y silencioso que no dejaba huella ni tan siquiera en el cajoncito de los comentarios.
Nos vemos en unas semanas y, entretanto, os dejo con "Elegi", de Lars Winnerbäck, un hermoso descubrimiento que me brindó Azote tiempo atrás.
För en tystnad mellan väggarna som skar genom cement
Två ögonpar i tomhet från september till advent
För en man som gick till jobbet som om inget hade hänt
För en kvinna som sa allting är förstört, allt är brännt
En elegi för alla vägar som vi inte vandrat än
för en tid som bara går och aldrig kommer igen
¡Feliz lectura!
2 comentarios:
Espero que ese examen de Ecología esté ya superado :)
Y que vuelva tu paz mental, que no se puede estar mucho sin ella.
Isi, ya está hecho y, espero también, superado. :) Este "año" académico espero estar más con vosotros; al menos más presente. Se os echa de menos. ;)
Un beso.
Publicar un comentario