miércoles, 18 de febrero de 2009

Fuera de catálogo

Con la crisis global cerniéndose sobre las cabezas de dos terceras partes del mundo (la última de ellas la sufrió siempre, a costa del desarrollo de las otras), el mercado editorial ha disfrutado de un repunte en las ventas que ha resultado claramente apreciable en las pasadas navidades, donde el libro ha sido el producto estrella en los regalos: es bueno, bonito, (relativamente) barato y permite quedar bien: al que regala, por su presunta cultura, y al regalado, por idéntico motivo. Pero no seré irónico al respecto; simplemente me ceñiré a las cifras: en España (como en tantos otros países, por otro lado), se edita infinitamente más de lo que se lee, y se reedita muchísimo menos de lo necesario.

Hace unos días escribía en esta bitácora una entrada referente a la caza de libros, y los medios con que contamos hoy día para localizar títulos que ya no es posible encontrar ni tan siquiera en las librerías de viejo de nuestras ciudades. Hay que cruzar, en ocasiones, medio país, varias fronteras o algún que otro océano para encontrar un libro que nos recomendaron, que leímos antaño o, simplemente, que han decidido dejar de editar porque no resulta rentable, o porque existe una nueva hornada de títulos que ofrecer. El mercado del libro fue devorado, tiempo atrás, por el consumismo exacerbado que tan bien ostenta el hombre moderno.

Dispuesto a no fenecer ahogado por la vorágine editorial, con mucho menos tiempo para leer debido al trabajo y, por tanto, con pocas ganas de acaparar los libros de la biblioteca pública más cercana durante semanas, con el consiguiente apremio de terminar su lectura, en los dos últimos años me he vuelto más consumista de libros: los compro de forma más compulsiva que antes, por lo que he debido buscar la forma de controlarme para no adquirir demasiados, y para no hacerlo según el arbitrio de la publicidad editorial de turno. Por un lado, ando sumergido en una larga saga, una novela río que me está apasionando y que os recomendaría encarecidamente: Canción de Hielo y Fuego, del autor norteamericano George R.R. Martin. Por otro, suelo indagar más que antes en los títulos que llaman mi atención, y para esto han resultado de gran ayuda los numerosos blogs literarios que sigo, y de los cuales cada vez cuento con más en mi lector de RSS. Por último, estoy dedicándome a buscar en mi memoria títulos que me gustaron de pequeño, o cuando era más joven, y las bibliotecas públicas constituían mi principal suministro de libros. Obviamente, su relectura a día de hoy me producirá una sensación distinta a la que me regalaron en su día, pero os aseguro que estoy disfrutando de lo lindo con algún que otro reencuentro. Para esta búsqueda me ayudan, por supuesto, las librerías de viejo e Internet (fundamentalmente con páginas web y buscadores de estas librerías), ya que la mayoría de títulos están descatalogados. Mi afán recolector sufre además el acicate de encontrar libros que me parecieron maravillosos en su día y que, llegado el momento, me gustaría compartir con mis hijos, y esperar que los disfruten como yo. Sé que es pecar de iluso, pero según se dice, este pecado es el último que se pierde.

Por último, ¿os soléis encontrar con el problema de libros descatalogados que andéis buscando? ¿Qué libros os marcaron u os gustaría recuperar, pasado el tiempo?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

En primer lugar era de rigor devolver la visita a tu blog, me ha parecido un excelente aporte tu comentario a mi entrada.

En segundo lugar estoy total y absolutamente de acuerdo con tu opinión de Canción de Hielo y Fuego. Son una obra magnífica si bien solo he tenido la suerte de leer los dos primeros. Eso me lleva a tu actual post, me ha sido casi imposible conseguir en Tenerife la edición de lujo de Tormenta de Espadas. Me dejé ir en su compra y para cuando por fin pude adquirirla ya estaba agotada. En fin, al final siempre acaba uno echando mano de algun amigo que pasaba por Madrid y obligué a visitar la Casa del Libro.

Total, que como es un libro tan complejo, ENORME, y por supuesto magnífico, estoy inmersa en su relectura para elaborar un resumen por capítulos porque tengo miedo haberlo olvidado todo para cuando salga el quinto de la saga, ¿Verá Martin finalizada su obra?

Ellen Kushner desde luego no le hace sombra pero a mi me gustaron muchísimo sus dos primeros libros, quizás porque son algo totalmente diferente a lo que acostumbramos a leer en este tipo de obras.

En fin, te he dejado un testamento aquí escrito y a fin de cuentas mi mayor intensión era agradecer tu visita.

Un Saludo y espero seguir leyéndote.

Homo libris dijo...

Encontré tu blog a través de un comentario en el de Regina Ex Libris, y cuando leí tu entrada sobre los libros de Ellen Kushner no pude más que acordarme de cuando estuve echándoles un vistazo, y a puntito de adquirir el primer de ellos. Ya te decía que, viendo que se confirma su calidad, posiblemente sean una de las próximas lecturas que acometa.

Respecto a la saga de Martin, lo cierto es que es tan inmensa, que mi miedo también pasa por olvidar detalles de aquí a que el buen hombre termine con ella. Pero son libros tan amenos que no aburrirán en una relectura. Ahora ando inmerso en Festín de cuervos, aunque me da la impresión de que faltan al menos un par de años hasta que podamos danzar con dragones, al menos en castellano. De modo que se hará obligado releer los libros, igual que ocurrirá con la de Geralt de Rivia cuando terminen de publicarla en España.

Algo similar me ocurrió con Otherland, de Tad Williams, que finalmente no terminé de leer por desidia (Timun Mas no llegó a publicar jamás la última novela de la serie, y lo hizo Círculo de Lectores años después, cuando mi interés por la serie había decrecido enormemente). Otra saga inacabada es la de Los Hijos de la Tierra, de J.M. Auel, que me entusiasmó hará ya quince años, y de la que aún falta por escribir la última de sus partes.

En resumen, que tenemos lectura para rato, aunque ya se sabe: el que espera, desespera ;)

Espero seguir contando con tu presencia por aquí, aunque tenga el blog (uno entre tantos) ciertamente parado.

P.S.: Respecto a la edición de lujo de Canción de Hielo y Fuego, es la que yo tengo. La disponibilidad de estos libros ha oscilado durante 2008 bastante, pero la editorial sigue sacándolos (no hace mucho los vi en varias librerías). Y últimamente la Casa del Libro "regala" los gastos de envío en pedidos que se hagan un día específico. Tal vez estando al tanto de esos días, puedas seguir con la serie sin que suponga un coste adicional el solicitarlos por correo.

Un saludo.

Humanoide dijo...

Si usted no encuentra un libro, no joda. Siempre va a haber otro disponible tan bueno como ese e incluso mejor. El que busca, encuentra.

No sean complicados, queridos.

La testarudez es pura vanidad.

Homo libris dijo...

No le digo a usted que no, señor Humanoide, que no existirán libros iguales o mejores, puede que desconocidos aún para nosotros, que el que andamos buscando. Pero no me negará que, en ocasiones, habrá sentido la necesidad de localizar un título del que ha oído hablar, que le han recomendado o, simplemente, que leyó tiempo atrás y quiere volver a localizar...

En cualquier caso, ya no se trata de si conseguimos localizar el libro o no, o de si nos gusta salir de "caza de libros" y ponernos el listón bien alto intentando localizar uno de estos libros imposibles.

Mi lamento viene dado por un mercado editorial devorador, en el que no tienen cabida los libros que fueron editados unos años atrás. Buenos o no, y salvo que haya algún aniversario que celebrar (y suelen darse por centenarios), no se reeditan estos libros.

Algo así ocurre con los Libros de Titus, de Mervyn Peake. La editorial Minotauro tardó en publicar casi 14 años, tras sacar la primera parte (Titus Groan), la segunda (Gomenghast). Incomprensiblemente, 4 años después fueron descatalogados ambos títulos, que son un referente y un clásico de la literatura fantástica anglosajona.

Por mi parte, obviamente no descartaré los posibles encontronazos con grandes obras, pero sin dejar de lado esta búsqueda rastreadora que tantos buenos momentos (vanidosos o no) ha logrado darme.

Un cordial saludo.