Aproveché la época previa a los exámenes para ir adelantando algunas de las lecturas livianas que vendrían a preceder a las que me proponía emprender en verano. Quienes seguís el blog habitualmente habréis podido ver que ha sido una época de sequía en lo tocante a escritura, con apenas alguna que otra entrada, en ocasiones redactada en apenas unos momentos o trayendo a colación algún párrafo que me había gustado o llamado la atención. No ha sido este un mal endémico de este blog, sino que ha enraizado también en el resto de los que escribo. De ahí que no hace tanto plantease aquí mis dudas existenciales sobre si sería mejor unirlos o no, sobre si merecía la pena continuar en estas circunstancias. No quiero, ni lo merece el blog ni quienes lo leéis, que languidezca durante un largo periodo hasta ser abandonado finalmente. No es mi intención tampoco esa y de algún modo tendré que encontrar el tiempo necesario para dedicarle la atención que merece.
Por lo pronto, y por dar zanjado el periodo previo e ir avanzando el estival, junto a la anterior entrada donde presentaba algunas de mis próximas lecturas os traigo esta, dedicada a unas pocas de cuantas me han acompañado estos meses.
Andaba releyendo a Thoreau cuando surgió el movimiento en torno al 15M que tanta tinta ha hecho correr. No podría haber hecho una elección mayor, y en varias ocasiones traje aquí o dejé en Andanzas de un Trotalomas algunos fragmentos de su obra, y hoy dejo uno final, que quise reproducir semanas atrás y para el que no encontré el momento:
Después de todo, la autentica razón de que, cuando el poder está en manos del pueblo, la mayoría acceda al gobierno y se mantenga en él por un largo período, no es porque posean la verdad ni porque la minoría lo considere más justo, sino porque físicamente son los más fuertes. Pero un gobierno en el que la mayoría decida en todos los temas no puede funcionar con justicia, al menos tal como entienden los hombres la justicia. ¿Acaso no puede existir un gobierno donde la mayoría no decida virtualmente lo que está bien o mal, sino que sea la conciencia? ¿Donde la mayoría decida sólo en aquellos temas en los que sea aplicable la norma de conveniencia? ¿Debe el ciudadano someter su conciencia al legislador por un solo instante, aunque sea en la mínima medida? Entonces, ¿para qué tiene cada hombre su conciencia? o creo que debiéramos ser hombres primero y ciudadanos después. Lo deseable no es cultivar el respeto por la ley, sino por la justicia. La única obligación que tengo derecho a asumir es la de hacer en cada momento lo que crea justo. Se ha dicho y con razón que una sociedad mercantil no tiene conciencia; pero una sociedad formada por hombres con conciencia es una sociedad con conciencia.[...]Las votaciones son una especie de juego, como las damas o el backgammon que incluyesen un suave tinte moral; un jugar con lo justo y lo injusto, con cuestiones morales; y desde luego incluye apuestas. No se apuesta sobre el carácter de los votantes. Quizás deposito el voto que creo más acertado, pero no estoy realmente convencido de que eso deba prevalecer. Estoy dispuesto a dejarlo en manos de la mayoría. Su obligación por tanto, nunca excede el nivel de lo conveniente. Incluso votar por lo justo en no hacer nada por ello. Es tan sólo expresar débilmente el deseo de que la justicia debiera prevalecer.Henry D. Thoreau, Desobeciencia civil.
Con el devenir de los acontecimientos, y habiendo leído el alegato de justicia de Stephane Hessel, ¡Indignáos!, me dispuse a leer un libro que recopila artículos de varios pensadores y periodistas. Se trata de Reacciona, una obra colectiva promovida por Rosa María Artal y que cuenta en su haber con autores de la talla de Hessel (el ilustre prologuista), José Luis Sampedro, Federico Mayor Zaragoza, Ignacio Escolar… Pienso que a nuestros desaparecidos Saramago y Sábato les habría gustado estar ahí, y que desde su recuerdo nos instan a reaccionar, a actuar.
Reacciona se lee con avidez, no aburre a fuerza de dar datos y más datos e invita a seguir investigando, a profundizar en los orígenes de la situación en que nos encontramos actualmente y a ponerle remedio. Somos muchos los que llevamos pidiendo este cambio, intentando hacer que la gente despierte y vea el inmenso poder que tiene en sus manos gracias a su capacidad de decisión. La del 15M fue una chispita pero hay que conseguir que el fuego prenda, que la sociedad desee decidir sobre su futuro y ejerza su derecho a hacerlo (sin menoscabar el de quienes están por venir, por supuesto).
También estuve terminando en esos días el último libro de artículos de Pérez-Reverte, Cuando éramos honrados mercenarios. Lo comencé, creo, durante los exámenes de febrero, y me ha venido acompañando durante todo este tiempo. Con los libros de artículos de don Arturo me ocurre siempre así: devoro de un tirón un año completo de artículos o dejo el libro olvidado y voy leyendo un par de ellos o tres de cuando en cuando. Me ha gustado, no obstante, y lo recomendaría sin dudar por la mala baba que rezuma y lo irónico de su pluma. Algo demagoga en algunas ocasiones, sí, pero siempre afilada y dispuesta a zaherir a politicuchos de poca altura y gentes de dudosa honra. Eso sí, he notado que con los años Pérez-Reverte se ha vuelto más oscuro, que sus artículos muestran, si cabe, un mayor desencanto hacia el hombre, aunque siga arrancándonos una sonrisa cuando, con la aguda mirada del que vivió informando, nos invita a compartir pequeños momentos con los personajes singulares que va conociendo en sus andaduras.
Por último, y aunque dejo alguna lectura en el aire, terminé con el libro de Misha Defonseca, Sobrevivir con lobos. Me lo prestó, hace ya demasiado tiempo como para que sea digno hacerlo público, mi amigo Alberto. Ya me avisaba de que a él no le había gustado demasiado pero, como somos amigos de cuanto tiene que ver con el hermosísimo cánido, quería leerlo también. Lo cierto es que el libro es emotivo y nos lleva a la infancia de una niña que, caída en desgracia cuando los nazis invaden su país, ha de sobrevivir sola en el bosque con lobos que son más humanos que quienes se expanden por Europa aquellos días. Tiempo después se demostró que la historia que la autora nos quiso hacer creer real no era más que una ficción, una novela que habría sido curiosa pero que queda en una farsa que busca el éxito (que lo tuvo, y mucho, en su día) a expensas del holocausto.
Y poco más. Tras esta última entrada rápida espero zanjar un periodo. No sé con qué periodicidad publicaré entradas aquí o en el resto de blogs, pero voy a intentar (aunque a veces me pueda la impaciencia y aproveche cualquier hueco para publicar algo) que las entradas vuelvan a ser más elaboradas, más cuidadas, y releerlas al menos antes de “entregarlas a imprenta”.
¡Feliz lectura!
4 comentarios:
Yo tengo el de Sobreviviendo con lobos en mi estanteria desde hace años y todavía no lo he leído. Me lo compré porque me encantan los lobos y las historias de "niños salvajes" que han sobrevivido en la naturaleza. Total, que me lo compré con mucha ilusión, y cual fue mi amarga sorpresa cuando trasteando por internet me entero de que ¡nada de eso le ocurrió de verdad a la autora! Así que ahí se ha quedado.
No me parece bien que alguien trate de lucrarse engañando a sus lectores, diciendoles que eso le ocurrió en verdad a ella... y ahora sencillamente no me puedo leer el libro. Algunas personas serán capaces de leerselo como si de una obra de ficción se tratase, pero yo no puedo olvidar que lo que estoy leyendo es todo una farsa para sacar dinero. Lo que no entiendo es cómo sigue este libro en el mercado sin aclarar que lo que se cuenta en él es ficción... para que las editoriales se sigan lucrando, claro. La farsa continua.
Perdona la parrafada, pero con ese libro me has dado la excusa para quitarme esa espina que tenia clavada desde que lo compré. Me gusta tu blog, ¡nos leemos!
Homo Libris, sabes que te echamos en falta y que nos encanta leer tus entradas, independientemente del grado de elaboración de las mismas (además siempre te salen bien)
Tengo que buscar Reacciona, ya que leí Indignados. En cuanto a Pérez Reverte, le tengo cierta tirria para compensar la buena opinión que tiene de si mismo. Eso no quita para que en alguna ocasión haya estado de acuerdo con lo que dice. Cuando sucede eso no sé si preocuparme o no :)
Estoy de acuerdo con que tenemos que reaccionar ante todo lo que nos disgusta y nos parece injusto y, de la misma manera, también ante lo que nos gusta y nos parece justo o heróico. Todos, pero sobre todos los jóvenes, necesitan manifestar sus ideas, sus esperanzas y sus ilusiones. Y participar, del modo que cada uno considere, de la vida pública.
Está bien eso que preguntas, o pregunta Thoreau, de "¿para qué tiene cada hombre su conciencia? ¿Debe el ciudadano someter su conciencia al legislador por un solo instante, aunque sea en la mínima medida?". Es bonito, pero utópico. Yo no quiero que cada uno se rija por su conciencia, que hay conciencias que merecen palos. Necesitamos un mínimo de normas para poder convivir, normas que nos ponemos entre todos y que no podemos saltárnoslas porque nos lo diga nuestra conciencia.
Al margen de esto, vuelvo a repetir que me parece bien que reaccionemos y no tanto que nos indignemos, que creo que es una palabra que tiene connotaciones negativas, aunque no sea esta la intención del autor del libro.
Yo, como mucha gente, me he declarado abiertamente a favor del movimiento 15 M. Sólo espero que sepan gestionar este apoyo popular y no se les escape de las manos.
Un saludo.
P.S. Tengo ganas de leer ese libro de Pérez Reverte, en particular. Aunque él no me parece precisamente muy simpático, sus obras son todas de mi agrado. Al menos hasta ahora.
Bueno, aquí estoy intentando ponerme al día, pero al otro lado del espejo: leyendo las entradas, no escribiéndolas ;)
Interesantes y variadas tus lecturas, jeje. Ya me habías comentado lo del libro de artículos de PR, yo también quiero ir leyéndolos poquito a poco, aunque creo que lo haré por orden.
El de los lobos también me llamaba la atención y, cuando he visto la portada, también creía que era una historia "basada en hechos reales"... Bueno, la verdad es que hubiera sido mejor que la autora dijera la verdad.
En cuanto al 15M, pues ya sabes que me parece maravilloso, aunque tengo esa sensación de pensar que no servirá para nada...
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