martes, 1 de noviembre de 2011

Samhain lovecraftiano

Asistiendo a una lectura poética unos meses atrás me enteré de que se estaba gestando la publicación de una edición en castellano de Hongos de Yuggoth, el conocido poemario de H. P. Lovecraft, de boca del propio traductor. Ni corto ni perezoso, como buen seguidor del oscuro escritor de Providence, me puse manos a la obra con el objetivo de hacerme con una copia del libro en cuanto fuese publicado buscando, como no podía ser de otro modo, disfrutar de la lectura de estos poemas, y por otro lado, deseando compartirla con vosotros a través del blog.

Dicho y hecho, me puse en contacto con la editorial y les solicité una copia del libro, a ser posible un poco antes de que apareciese en las librerías, con la intención de que la reseña apareciese aproximadamente en el mismo momento en que el libro estuviera disponible para sus lectores. Por azarosas circunstancias esto no ha podido ser así, si bien desde Cangrejo Pistolero Ediciones tuvieron la gentileza de regalarme la copia del libro, algo que desde aquí aprovecho para agradecerles. Abortado el plan primigenio, decidí publicar la entrada con la reseña en una fecha propicia y relacionada con la temática del libro. Si bien Lovecraft poco tiene que ver con Samhain, con aparecidos y brujas, con vísperas del Día de Todos los Santos o Halloween varios, sí que la cosmogonía que recogen sus escritos ha constituido el alimento necesario para que enfebrecidas mentes hayan divagado durante años por la difusa frontera que separa la cordura de la demencia. Solo por eso ya merecía aparecer por aquí en una noche como la de hoy.


Yuggoth, el planeta mitológico donde Lovecraft sitúa el origen de cuanto acontece en estos poemas, aparece descrito en otras de sus obras como, por ejemplo, en el relato «El susurrador en la oscuridad». Allí se nos habla de Yuggoth y de los extraños seres que alberga este planeta:
«En Yuggoth hay inmensas ciudades... interminables hileras de torres construidas en terrazas de piedra negra, como la muestra que traté de enviarle. Procedía de Yuggoth. La luz del sol no es más fuerte que la de una estrella, pero los seres no precisan luz. Poseen otros sentidos más sutiles, y en sus mansiones y templos no hay ventanas. La luz incluso les hiere, molesta y entorpece sus movimientos, pues no existe la menor traza de ella en el oscuro cosmos allende el tiempo y el espacio del que son originarios. Bastaría una visita a Yuggoth para volver loco a un hombre débil... pero yo voy a ir allá.
Los ríos negros de alquitrán que discurren bajo esos misteriosos puentes ciclópeos —obra de una antigua raza extinguida y olvidada antes de que los seres llegaran a Yuggoth procedentes de los últimos vacíos—, debieran bastar para hacer un Dante o un Poe de cualquier hombre.., si conserva el juicio el tiempo suficiente para contar lo que ha visto.
[…]
«Pero recuerde: no hay nada de terrible en ese oscuro mundo de jardines fungiformes y ciudades sin ventanas... aunque así nos lo parezca a nosotros. Probablemente nuestro mundo les pareció igual de terrible a los seres cuando lo exploraron por vez primera en épocas remotas.

La edición del Cangrejo Pistolero de los poemas de Hongos de Yuggoth está cuidada al detalle. Presentada en rústica, el papel es de calidad y el formato en el que aparecen los poemas no es el que acostumbramos a encontrar en una edición bilingüe. Es, quizás, menos cómodo para el lector que recurra una y otra vez a comparar las traducciones con los textos originales, pero no deja de ser original que encontremos todos los poemas en castellano en un bloque inicial y, justo después, en blanco sobre negro, los textos en inglés.

El libro pertenece a la colección de poesía ilustrada «Visionarios» así que obviamente incorpora numerosas y preciosas ilustraciones a cargo de Carmen Burguess y Daniela Zahra, y la traducción ha corrido a cargo de Luis Gámez, cotraductor de la archiconocida Guía de supervivencia zombie, de Max Brooks.

Pero como esta edición en particular tiene un especial interés para Azote Ortográfico, le doy a ella la palabra en esta entrada escrita a cuatro manos, sentándome junto a vosotros a leer sus palabras.

Leo en el prólogo de Javier Calvo, sobre Lovecraft, que «Lo intraducible es su idioma profundo». Cierto es que el americano es uno de esos escritores que sugieren mucho más de lo que dicen, que provocan escalofríos más allá del significado objetivo de los términos y, además, calan en el lector hasta un punto en que cuesta detenerse tras una lectura iniciática: Lovecraft irremisiblemente pide más Lovecraft.

Elevado a los altares de la literatura de terror por méritos propios, la poesía del de Providence no goza, sin embargo, de la misma aceptación entre sus lectores, pese a que Hongos de Yuggoth sea una perfecta amalgama de ritmo, rima y esencia lovecraftiana, a mi entender al menos. Esta edición bilingüe permite a los amantes de la poesía anglosajona gozar de esa cosmogonía tan singular; los giros argumentales, sorprendentes y característicos a la vez, que tan habitualmente pueblan sus relatos y, además, esa sonoridad que los pies yámbicos confieren a cada verso, engarzados minuciosamente en poemas que bien podrían calificarse de microrrelatos líricos.

Debo decir, no obstante, que a pesar de que mi objetividad a la hora de juzgar la traducción podría haberse visto menoscabada por el hecho de que Luis Gámez, el «traidor» temerario que se ha embarcado en una tarea tan titánica como traducir los poemas de Lovecraft, es mucho más que un viejo amigo para la que escribe, no ha sido este el caso. No ya porque sacar los colores a alguien a quien aprecias tanto siempre es difícil, sino porque Luis no me ha dado la oportunidad de hacerlo.

Al enfrentarme cara a cara con su interpretación, sentí en todo momento que su trabajo, minucioso, exhaustivo y, sobre todo, cargado de mimo a la hora de tratar el texto responde sin duda a lo que cabría esperar de él: un respeto total a la naturaleza de Lovecraft.

Si bien apenas tengo objeciones relacionadas con la traducción (que, no obstante, carece del ritmo que caracteriza al original, debido sobre todo a la pérdida de los pies yámbicos, así como de la rima), centradas por otro lado en sutilezas de interpretación más o menos libre, sí las tengo, en primer lugar, con la disposición gráfica de los textos traducidos. Aunque es encomiable que se haya querido respetar la simetría visual de los originales, el hecho de que los versos en español no cuadren con los ingleses y se abuse de unos encabalgamientos abruptos que no aparecen en estos rompe de alguna manera el efecto poético de los mismos. A grandes rasgos, convierte cada poema en una prosificación del original.

En segundo lugar, la pérdida del ritmo del original, aunque inevitable, combinada con lo anterior resta lirismo al resultado final.

Con todo, y volviendo al prólogo de Javier Calvo, ha sabido evitar sabiamente lo que este refiere con respecto a las obras traducidas de Lovecraft: que imitan «la letra pero sin el espíritu. Son como un niño que copia las letras de un texto sin saber leer». Los sacrificios cuasi forzosos realizados en relación con el original, esto es, el ritmo y la rima, han allanado el camino para que el espíritu del autor campe a sus anchas. Así, pese a la renuncia a la forma, el fondo ha sido digno del mayor de los respetos en la loable traducción de Gámez.

Bien hecho, hermano.

En resumen, esta nueva edición de Hongos de Yuggoth constituye una cita ineludible para cualquier seguidor de Lovecraft que se precie de serlo. Si sois osados, venid y acompañadnos en un recorrido entre hongos.

¡Feliz lectura!

P. S.: La presente constituye la entrada nº 222 del blog a día 1/11/11. Curiosa conjunción numérica, ¿verdad? Me pregunto qué opinaría Abdul Alhazred sobre esto...

7 comentarios:

Shorby dijo...

Qué grandísimo era este escritor!!! =)

Me ha gustado mucho la entrada, muy interesante.

Besotes

Lectora dijo...

Lovecraft me parece una magnífica elección para el Samhaim, ese no lo he leído pero me da muchas ganas, en cuanto pueda me lo consigo.

Lammermoor dijo...

Me gusta lOVECRAFT aunque reconozco que no conocía su faceta poética. El libro tiene un aspecto la mar de apetecible.

Carol dijo...

Me gustan los relatos de Lovecraft, aunque no he leído ningún poema suyo. Esta edición tiene una pinta estupenda. Bsos

Ardaleth dijo...

Interesantísimo! Hace años que no leo nada de Lovecraft y me estaba picando el gusanillo... le echaré un ojo :)

MJGF dijo...

¡Qué buena pinta tiene esa edición de Lovecraft!
Azote, recuerda al cura del Quijote cuando critica al truductor de Ariosto: "el cristiano poeta Ludovico Ariosto; al cual, si aquí le hallo, y que habla en otra lengua que la suya, no le guardaré respeto alguno [...] que le quitó mucho de su natural valor, y lo mesmo harán todos aquellos que los libros de verso quisieren volver en otra lengua: que, por mucho cuidado que pongan y habilidad que muestren, jamás llegarán al punto que ellos tienen en su primer nacimiento" (I parte, Cap. 6).
F.

Homo libris dijo...

Shorby, a ver si te haces con el libro y te gustan sus poemas. Lo cierto es que era más conocido por sus cuentos, pero te aseguro que como poeta no desmerecía.

¡Gracias!

Sonja, gracias. La verdad es que Hongos... lo leí hace mucho en una mala traducción y también me atreví con alguno de los originales, pero esta edición me ha gustado mucho. Le echaré un ojo a algunos otros libros de la editorial, porque parece los cuidan bastante.

Lammermoor, me temo que con la poesía de Lovecraft nos pasaba a todos un poco por igual. Incluso sabiendo que tenía esa faceta yo tampoco me aproximé demasiado a ella hasta ahora.

Carol, la verdad es que tengo ganas de releerlo. Me traje de Granada los Mitos de Cthulhu; ahora solo tengo que ponerme con ellos. :) ¡Gracias!

Ardaleth, o mucho me equivoco, o seguro que te gusta. ;)

Fulgida, es que Azote no es tal si no da rienda suelta a momentos así. :D Hay que comprenderla, jejeje.

¡Besos a todas!