miércoles, 5 de mayo de 2010

Viajes con Heródoto

El viaje no empieza cuando nos ponemos en ruta, ni acaba cuando alcanzamos el destino. En realidad empieza mucho antes y prácticamente no se acaba nunca porque la cinta de la memoria no deja de girar en nuestro interior por más tiempo que lleve nuestro cuerpo sin moverse de sitio.
El viaje, siempre iniciático, ha constituido desde que se tiene memoria uno de los leitmotivos más recurrentes en la literatura y es que leer es, en todos los sentidos, viajar con la imaginación y la memoria al permitir al autor que nos desvele el camino a seguir aunque podamos, siempre, cambiar el rumbo de lo leído, explorar otras rutas y senderos y, sobre todo, compartir lo descubierto con otros lectores ávidos de emociones y de sentimientos.

No hace mucho (aunque hay que ver cómo pasa el tiempo, son dos meses ya y me parece que fue ayer), Alienor nos transmitía con la vehemencia a que nos tiene acostumbrados su disfrute durante la lectura de Viajes con Heródoto, de Ryszard Kapuscinski, un libro a caballo entre la novela y el relato, entre la crónica periodística, el ensayo historiográfico y el libro de viajes que, como toda buena obra, trasciende los géneros y el tiempo para deleitarnos con una narración que abre nuestras mentes a nuevos y ricos descubrimientos.

Kapuscinki, joven reportero polaco, siempre ha deseado “traspasar la frontera”, viajar para descubrir cuanto acontece detrás de las intangibles pero contundentes líneas imaginarias que delimitan su país. Así, recibe con tanto agrado como miedo el encargo de viajar a la India como corresponsal. Afortunadamente le regalan Los nueve libros de la Historia de Heródoto para que le hagan compañía y es así como Kapuscinki comienza su andadura y, con él, la nuestra, por diversos países de Europa, Asia y África, a lo largo del espacio y del tiempo, puesto que el autor entremezcla la narración del joven reportero con situaciones de los libros de Heródoto de los que puede extraerse siempre un aprendizaje y que guardan un manifiesto vínculo con las que tuvo que vivir nuestro reportero durante sus viajes en los años cincuenta, durante un periodo convulso y en un mundo dividido.

Kapuscinki nos enseña a escuchar, la mayor virtud del reportero, a mi parecer, y la que más se obvia hoy día cuando su opinión prevalece sobre la noticia y esta aparece marcada por la parcialidad del pensamiento de quien debería ser un mero transmisor de cuanto acontece. Nos descubre algo que posiblemente sabemos pero que no conviene olvidar: que el viajero ha de ser humilde y atento, que nunca debe perder la capacidad de sorpresa y la curiosidad si desea que el viaje, que a estos efectos puede ser tanto como la vida, le enriquezca verdaderamente.

Viajes con Heródoto deja con ganas de más. Con ganas de más Kapuscinki (y tomo nota de Ébano, por supuesto), con ganas de más Heródoto (de sus nueve libros de la Historia, por supuestísimo) y con ganas de que llegue el verano, o unas hipotéticas vacaciones, y poder dar rienda suelta a la emoción contenida y al disfrute del descubrimiento.
El libro del griego, al igual que toda gran obra, hay que leerlo repetidas veces: cada nueva lectura desvelará entonces nuevas capas, contenidos distintos, no vistos antes, nuevos sentidos e imágenes.
Sé que muchos lo leísteis y que algunos lo tenéis pendiente. ¿Me acompañáis en una próxima lectura?

15 comentarios:

loquemeahorro dijo...

No solo lo tengo pendiente, lo compré hará un mes o dos, y en casita está esperándome, tentándome con la ayuda de Durero.

Muy buena reseña. ¡Cómo escribes! (jodío)

Teresa dijo...

Yo ya lo leí y lo puse en el blog. Un libro imprescindible como todo lo de este escritor.
Como bien dices, se presta a otra lectura y a otra más.
Ébano, otro libro maravilloso.
Muy buena entrada.
Un saludo
Teresa

MJGF dijo...

Provocador: eso es lo que eres. Leo la entrada y ya estoy pensando en pasar mañana por P-V para mercármelo.
MJ

Homo libris dijo...

Loque, recuerdo que lo comentaste en la entrada de La isla de Calipso que Alienor dedicó a este título, así que debe de hacer un par de meses que te espera el libro en la estantería. La portada con "La liebre" de Durero no puede ser más acertada y tentadora.

Calla, calla, que cuando publiqué esta mañana pensé: "espero que no se me haya colado alguna falta de ortografía". Teniendo en cuenta que anoche dormí poco y fatal y que en el trayecto cama-trabajo dejé por el camino una reguero correspondiente a la caída del teléfono fijo, una toalla también caída, la manga de una camisa que cayó en agua con lejía (afortunadamente tan diluida que tras enjuagarla he constatado esta tarde que no ha sufrido daño) y la basura orgánica que he estado en un tris de arrojar junto al plástico en el contenedor amarillo (ha faltado una pizca para que abriese la mano y llegase a cometer semejante falta), lo cierto es que confiaba poco en que la entrada que había dejado lista en el blog diese mucho de sí... Pero oye, agradezco muchísimo el piropazo, jejeje.

Besotes.

Homo libris dijo...

Cierto, Teresa, recuerdo tu reseña aunque descubriera el libro en otro blog (de hecho, sois varios los que habéis comentado el disfrute que este libro os ha proporcionado) debido a mi obligada anarquía en los últimos tiempos a la hora de leer las entradas, que provoca que "pierda" algunas a menos que vuelva a mi antiguo lector de RSS que me las guarda como si fueran correos electrónicos.

De Ébano ya he leído unas cuantas recomendaciones, así que os hago caso y tomo buena nota para hacerme con él.

Un saludo, y muchas gracias. :)

Homo libris dijo...

Fulgida, que conste que a mí también me "engañaron" para hacerme con él. Una de dos, o soy un objetivo claro para los que desean venderme algo o quienes me recomendáis una lectura tenéis muchísimo poder de convicción. :)

Si vas por la París-Valencia, que conste que serás objeto de mi más enconada envidia, jeje. Este año no sé si estaré en Valencia por la Campus (Azote sí, es de esperar, por el trabajo y me consta que quiere hacer lo posible por que os veáis si te viene bien) y si no voy me perderé conocerte y visitar de nuevo esa preciosa librería que tenéis allí (yo conocí la de calle Pelayo).

Un beso.

lammermoor dijo...

Cuando veo que dedicáis una entrada a un libro que me gusta mucho me pongo hasta nerviosa de la emoción.
Como ya dejé que tal sentimiento me embargara en los blogs de Teresa y Alienor, aquí seré comedida y diré simplemente que me ratifico en lo allí dicho. ¡Y que seguro que lo disfrutas un montón! Y tú, Loque, seguro que también (y de paso, decídete a leer por fin Señora de rojo sobre fondo gris)

Pilu dijo...

Aaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhh! Un libro imprescindible, y que, como dices, deja ganas de más. Yo leí después "Ébano" y "El Imperio". Pero el mejor, el que reseñas.

loquemeahorro dijo...

Tú dormido, te acuerdas de más cosas (de mi vida) que yo ... también dormida.

Pues nada, hijo, hasta con tanto accidente doméstico, te ha quedado redondo.

Lammermoor: El de Delibes no lo tengo, y después de las últimas decepciones "bibliotequeras"...

Isi dijo...

Yo también lo tengo en la lista desde que lo reseñó Teresa. Mira que el título no me dice nada, y me parece como que el argumento tampoco, pero como todos coincidían en que es un libro estupendo, apuntado quedó.
Te acompañaré en la lectura, pero no puedo precisar cuándo ;)

Javier G. Pérez dijo...

Hola HL. De momento tengo material para no sé cuanto. Eso si, tuve que comprar un libro de emergencia, medicinal y psicoterapéutico. Como cuando necesitas ver una película en la que los buenos acaben con toda la maldita maldad de este malvado mundo. El libro es: “Cuando éramos honrados mercenarios”, resumen de los artículos del Semanal de Arturo Pérez Reverte. Me deja como nuevo. Sé que no viene a cuento, pero aún así, te lo cuento.

Gracias por las recomendaciones, y saludos.

MJGF dijo...

Adoro París-Valencia. Y estoy entusias-ma-da (dixit Gorm) con la posibilidad de veros a finales de julio.
F

La Belle Dame Sans Merci dijo...

¡Ja! ¡Sabía que te iba a gustar! Pero claro, no conozco a nadie a quien no le guste "Viajes con Heródoto"... ^^ Yo ahora mismo estoy leyendo a Heródoto, por cierto, y me lo estoy pasando teta.

Y aunque es un poco malvado decirlo, que sepas que me he reído mucho con tus desastres hogareños. ;) Será porque me siento identificada: ayer me eché coca-cola al café en vez de leche y pisé una meada de mi querido gato Byron (se venga cuando le echamos de la habitación por tocar las narices a las seis de la mañana)... XD

¡Un abrazo!

@scen dijo...

Coincido con Isi: Ni el libro, ni el argumento me dicen mucho, pero que todos coincidáis en que es maravilloso e imprescindible... Hace que me lo piense.
Un saludo.

Homo libris dijo...

Lammermoor, me consta tu pasión por este libro (lo comprobé en los blogs que citas, jeje). Ahora, a ver si me hago con alguno de sus otros libros y os cuento. Me sumo a la recomendación: ¡Loque, lee Señora de rojo sobre fondo gris, que a buen seguro que te encanta! :)

Pilu, he leído opiniones encontradas (pero totalmente respetuosas entre sí) sobre si es mejor Ébano o lo es Viajes con Heródoto. De momento, este último me ha encantado y, por todo lo que decís, aquel debe de ser maravilloso, así que lo leeré sin prejuicio alguno. Tomo nota, también, de El Imperio.

Loque, lee Señora de roj…, esto… bueno, la verdad es que hay días que termino por arrastrarme en plan zombi. Si a eso le sumamos que estoy hecho un desastre y un despistado ya ni os cuento. Ahora bien, cuando me pongo con algo (y mi mente lo permite) soy todo lo meticuloso que puedo, jeje.

Isi, es un libro peculiar, ciertamente, pero la verdad es que se deja leer muy bien, con mucha fluidez, de la forma que lo hacen las mejores novelas. Creo que puede gustarte, ciertamente, así que ya nos dirás. Por lo pronto, para mi próxima lectura sé que me acompañarás… (en la primera entrada que escriba tras el fin de semana sabrás el porqué, aunque creo que ya puedes imaginarlo ;)).

Javier, los artículos de Pérez Reverte son geniales (en ocasiones, para mi gusto, es un poco demagogo, pero ciertamente admiro su pluma afilada y su verbo contundente: no deja títere con cabeza cuando es necesario). En su día, en un programa de radio sobre naturaleza y medio ambiente que hacía con un amigo biólogo, nos llamaban “los arremeteores” y nos comparaban con algo de tino y, sin duda, con mucho cariño, con este autor y su particular forma de ser. Este libro que citas es el único que me falta de los que recopilan los contenidos de su columna semanal. A ver si aparece, bien en Círculo, bien en edición de bolsillo, y me hago con él.

Fulgida, a mí me encantó la librería cuando la vi in situ, pero ya de por sí me encanta su catálogo on-line. De hecho, ya le tengo echado el ojo a una guía de rapaces que tienen por allí. A ver si fuera, o Azote me lo recogiese, o lo pediré por Internet muy a las malas. Ella va seguro, lo mío es más improbable -por más que me pese, después de 2 años fue en el pasado cuando comencé a cogerle gustillo a eso de la Campus por algunas charlas a las que asistí, y es que mis tiempos de “jugón” quedaron ya muy atrás, me temo. :)-.

Alienor, artífice de estas lecturas, de qué me sonará esto del gato vengador… Lupi tiene una costumbre similar cuando algo no le gusta del todo: llega y hace lo que más pueda fastidiarte el tío. Menuda guerra psicológica tenemos emprendida. Aunque claro, él lleva las de ganar, sobre todo cuando adopta posturas tan adorables como en la fotografía que ilustra la entrada posterior a esta, ¿verdad? Imagino que con Byron ocurrirá otro tanto: ¡los gatos son los dueños del mundo!

Ascen, te digo igual que a Isi: el libro es peculiar, pero no por eso resulta pesado o difícil de leer. Todo lo contrario; te deja con ganas de mucho más. Si te lo piensas y el resultado es afirmativo, estaremos al tanto de tu s entradas para saber qué sensación te dio.

¡Un abrazo inmenso para todos!