Aquel día, 3 de septiembre, me dirigía a casa de Sherlock Holmes a una velocidad de 26 toesas por minuto. Desde el primer momento me extrañaron dos cosas: lo mal que me había puesto la corbata y la fruición y la ansiedad con que todos los transeúntes devoraban los periódicos matutinos.
Leer a Jardiel Poncela tras unas semanas de exámenes, al finalizar el año académico (al menos, eso se supone) es recibir con nuevo ánimo los tiempos por venir. Ayer me acercaba, una vez más, a estas Novísimas aventuras de Sherlock Holmes que suponen un anticipo de Los 38 asesinatos y medio del Castillo de Hull y en las que el propio Enrique Jardiel suplanta a Watson para deleitarnos con las numerosas ocurrencias de un Holmes muy particular y las exquisitas ilustraciones del autor.
Ya que se trata de un librito bastante discreto en su extensión -no llega ni al centenar de páginas- me apetecía releerlo para recuperar pronto el ritmo del blog y, por qué no, por echar unas risas con su humor absurdo y algo cándido. Lo que no esperaba era comenzarlo y darle fin en la consulta del dentista. Lo llevé ayer conmigo para amenizar con alguno de sus relatos la espera, mas esta se prolongó demasiado y di cuenta de todo el libro intentando inútilmente que una constante sonrisa se dibujase en mi rostro pero logrando, al menos, no prorrumpir en carcajadas ante la atónita mirada del resto de los que allí permanecían a la espera.
Mientras leía el libro no podía dejar de pensar que entre nosotros contamos con una querida autora capaz de llevarnos a la hilaridad; en efecto, hablo de Loquemeahorro. También recordaba una entrada que AD nos regaló hace unos meses y la reflexión a que allí nos invitaba:
Nunca te olvides de sonreír porque el día que no sonrías será un día perdido.
Podría extenderlo diciendo que los días en que no podemos leer, son días perdidos. Así pues...
- Decía antes que ha habido una cosa que me ha impedido comenzar hoy mismo mis trabajos. Esta cosa es, sencillamente, que carezco de un ayudante. ¿Quiere usted ser el ayudante que necesito?- ¿Yo?- Usted, sí. Es usted ágil, sabe jugar al ajedrez, mide un metro sesenta de estatura y se llama Enrique. Necesito un ayudante que reúna esas condiciones.- ¿Y cómo sabe usted que...?- Porque lo deduzco todo. Ya se irá usted acostumbrando a mis deducciones. He deducido que se llama usted Enrique porque usa calcetines grises.
Feliz lectura, con una sonrisa en los labios.
17 comentarios:
jejeje pues no sabía de estas "novísimas aventuras, la verdad". Por el cachito que nos dejas, sí que parece apto para desestresarse :D
Serías el único que se ríe en la consulta del dentista, no??? jijijiji.
Isi, te aseguro que era el único, y no era para menos. Si sumamos al estar en la consulta del dentista (algo nada agradable para nadie) el retraso de cuarenta minutos que llevaban comprenderás que la gente no estaba para chistes. Excepto yo, que salí riéndome aún de algunos de los momentos que describe el libro.
Ideal para eliminar el estrés y para arrancar de nuevo el blog.
Un besote.
¡Muchas gracias! Me animan especialmente tus palabras ahora que estoy en mi enésima crisis bloguera (yo es que soy muy crisosa, como dijo Teresa)
Es curioso que Lammermoor preguntó por el libro de los 38 asesinatos en el blog de Alice Silver, ayer mismo.
Qué bien, a ver si lo encuentro por alguna parte, me ha encantado lo de que se sorprendía de lo mal que se había hecho el nudo de la corbata.
Hola, Homo Libris. Pues tal como dice Loque, compré la continuación. Leí sobre estos libros en la revista de Negra y Criminal y a los dos o tres días lo vi en la librería y no me pude resistir (Hago propósito de la enmienda (no comprar, ni tomar prestados más libros pero...)
Lo apunto en los libros medicina. Tendremos que hacer una lista de ellos porque van apareciendo bastantes:-)
Loque... lo que son las cosas, jejeje. No había visto el comentario de Lammermoor aún (ya estoy en proceso de redimirme con el resto del mundo bloguero, actualizándome en lo posible tras estos meses de vacas flacas, y es que las crisis blogueras están a la orden del día... A mí con mi Lobosoft me viene ocurriendo desde hace un tiempo tras los numerosos ataques (una vez más, ha vuelto a ocurrir) que está sufriendo de todo tipo de hackers, lammers o lo que sean... En fin, es lo que hay con gente así.
Tendremos que echar mano de la buena literatura y de libros-medicina tan divertidos como este, Lammermoor. Nos vendrá bien, sobre todo si decido escribir un par de entradas sobre algunos con los que he tenido que enfrentarme en los últimos meses (bastante más "espesos" pero muy interesantes, jejeje).
Un abrazote.
hola Homolibris, me encanta, lo tiene todo, un autor de altura, hace reir, un protagonista de excepción y es corto..., no sé como me voy a resistir, además tengo que descubrir lo de los calcetines grises, jejeeje.
jo, a mi me pasa igual, que carezco de ayudante....
Gracias por el libro medicina, un día de estos le vamos a pedir a Lammermoor que publique un glosario con sus/nuestros términos....
¿cómo que Loque está en crisis?...um, querido Watson....algo habrá que hacer...
Un abrazo a todos ;-)
Maribel, no hace falta que me lo pidáis. Ya tengo programada una entrada con ellos. :)
Maribel, como sé que finalmente te harás con él y posiblemente te lo pases pipa, ni te insisto. Me encanta veros por aquí (y poder pasar con algo de tranquilidad por allí). Eso sí, la entrada de Lammermoor espero que sea sin receta médica, máxime con el "copago sanitario" este que quieren implantar, jejeje. :P
¡Qué divertidísimo es este autor! Esta obra no la conocía. Yo, aparte de Eloísa y su famoso almendro, que me parece una obra maestra, también he leído "Amor se escribe sin h", pero creo que se merece un poco más de atención por mi parte. Intentaré encontrar este que tú nos traes hoy, que pinta apetecible, pero me da la sensación que me va a costar un poquillo. No creo que sea un autor fácil de encontrar en las librerías.
Ascen, la verdad es que sí que resulta complicado encontrar sus obras en las librerías, aunque es cierto que con algunas no tuve el menor problema (Espérame en Siberia, vida mía o La tournée de Dios ). Yo he tenido que ir haciéndome con ellas en muchas ocasiones solicitando que me trajeran el título en cuestión.
Lo cierto es que con la lectura de esta obrita me he quedado con ganas de más, así que posiblemente aproveche el verano para releer alguna otra. Ya os iré contando, jeje.
Un saludo.
Por acá tengo varios libros de Jardiel Poncela en Mi Librería, en ediciones viejísimas, de los años 50, parece que la gente no lo conoce mucho aquí y no le hacen caso, entonces, en espera de que lo compren, yo les doy una vueltecita y me río con ganas, me resultan muy ocurrentes y divertidos, la verdad. Tal vez no sea literatura mayor, pero es necesario reirse con frecuencia, así que poco importa su categoría. Gracias por el enlace, cierto es que me encanta reir y a veces hago cosas absurdas para lograr que un día triste se transforme... y muchas veces lo logro, créeme, jeje.
Un saludo
AD.
AD, es una pena que se le conozca poco por la isla y que no se disfrute más de su ironía y su fino sentido del humor. Tal vez tenga algo que ver con su afinidad política, o simplemente que no se le dio publicidad en su día.
De todas formas resulta, como dices, imprescindible reír, y este Enrique nuestro lo consigue sin duda alguna.
Un abrazo.
Iba a decir ¡Ya lo he leído! Pero no, el que me he leído es el de "Los 38 asesinatos y medio..." que gentilmente me ha dejado Lammermoor.
Muy gracioso, muy libro-medicina y desgraciadamente, muy corto.
Loque, tanto este como el que leíste son ciertamente libros que reconcilian con la literatura y con uno mismo. Si te gustó, te invito a disfrutar también de las Novísimas aventuras..., que te encantarán a buen seguro.
Abrazos.
Y qué decir de las comedias teatrales de Jardiel... Por otro lado, no se me ocurre una situación más inverosímil y humorística que reír con su libro a mandíbula batiente en la consulta del dentista.
Diego, el teatro de Jardiel Poncela es sublime, y pocas situaciones hay más hilarantes que la que propones.
Se me ocurre una que viví en primera persona no hace más de un par de semanas: esperar en la consulta del dentista leyendo La juguetería errante de Edmund Crispin. Me tronchaba con la persecución del par de protagonistas a una guapa chica de pelo rubio y perro a lunares.
Un saludo y bienvenido al blog. Espero que te guste.
Recientemente he leído esas Novísimas Aventuras de Sherlock Poncela, con su pura deducción absurdamente... elemental.
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(www.dfsandez.blogspot.com
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