martes, 3 de enero de 2012

Cumpliendo ciento veinte años


Tal día como hoy, hace ciento veinte años, nacía en la sudafricana ciudad de Bloemfontein nuestro querido profesor, J. R. R. Tolkien. El autor que tantos momentos felices nos ha regalado y que, para mí, es uno de los referentes literarios más importantes que poseo. Por eso, y por muchos años más juntos, alzo mi copa en un brindis que espero sea compartido por todos vosotros.

Os dejo con un fragmento de los apéndices de El Señor de los Anillos, en concreto el que narra la pérdida de Aragorn, con doscientos diez años, tras ciento veinte de convivencia con Arwen. Es un momento hermoso y triste, tal vez como este de júbilo por el cumpleaños del profesor y de pena porque no esté entre nosotros más que en su recuerdo.
»La Tercera Edad terminó así con victoria y esperanza; pero uno de los más tristes en medio de todos los dolores de aquella Edad fue la separación de Elrond y Arwen, porque era el Mar el que los seperaba, y un destino más allá del fin del mundo. Cuando el Gran Anillo fue destruido, y los Tres quedaron despojados de todo poder, Elrond, cansado al fin, abandonó la Tierra Media para nunca más regresar. Pero Arwen había elegido ser una mujer mortal, y su destino no quiso sin embargo que muriese antes de haber perdido todo lo que había ganado.
»Como Reina de los Elfos y de los Hombres, vivió con Aragorn durante ciento veinte años de gloria y de ventura; pero al fin Aragorn sintió que se acercaba a la vejez, y supo que los días de aquella larga vida estaban terminando. Entonces le dijo a Arwen: "Al fin, Dama Estrella de la Tarde, la más hermosa de este mundo y la más amada, mi mundo empieza a desvanecerse. Y bien: hemos recogido y hemos gastado, y ahora se aproxima el momento de pagar." »Arwen sabía muy bien lo que él pensaba hacer, pues lo había presentido hacía largo tiempo; y a pesar de todo, el dolor la abrumó: Di Esperanza a los Dúnedain, y no he conservado ninguna para mí.
"¿Querrías, entonces, mi señor, abandonar antes de tiempo a los tuyos que viven de tu palabra?", dijo.
»"No antes de mi tiempo", respondió él. "Si no parto ahora, pronto tendré que hacerlo por la fuerza. Y Eldarion nuestro hijo es un hombre ya maduro." «Entonces, fue a la Casa de los Reyes en la Calle del Silencio, y se tendió en el largo lecho que le habían preparado. Allí le dijo adiós a Eldarion y le puso en las manos la corona alada de Góndor y el cetro de Arnor; y entonces todos se retiraron excepto Arwen, y allí se quedó junto al lecho de Aragorn. Y no obstante la gran sabiduría de su linaje, no pudo dejar de suplicarle que se quedara todavía por algún tiempo. Aún no estaba cansada de los días y ahora sentía el sabor amargo de la mortalidad que ella misma había elegido.
»"Dama Undómiel" dijo Aragorn, "dura es la hora sin duda, pero ya estaba señalada el día en que nos encontramos bajo los abedules blancos en el jardín de Elrond, donde ya nadie pasea. Y en la Colina de Cerin Amroth cuando tú y yo rechazamos la Sombra y renunciamos al Crepúsculo, aceptamos este destino. Reflexiona un momento, mi bienamada y pregúntate si en verdad preferirías que esperara a la muerte, y verme caer del trono achacoso y decrépito. Oh Dama, soy el último de los Númenóreanos y el último Rey de los Días Antiguos; y a mí me ha sido concedida no sólo una vida tres veces más larga que la de los hombres de la Tierra Media, sino también la gracia de abandonarla voluntariamente, y de restituir el don. Ahora, por lo tanto, me voy a dormir.

Por cierto, ya que en las últimas semanas he estado ausente por aquí (y prácticamente del resto de Internet :)), aprovecho para enviaros un abrazo y todos los mejores deseos para este año entrante, así como que la pasada haya sido una hermosísima Navidad.

¡Feliz lectura!

10 comentarios:

Iraya Martín dijo...

Feliz Año! :D

Es curioso... pensaba en lo cerca que está la muerte de Aragorn del suicidio y lo raro que resulta eso viniendo de un cristiano como Tolkien.

Feliz cumpleaños al maestro, por cierto.

Homo libris dijo...

¡Igualmente, guapa! ¡Feliz 2012!

Ciertamente es una de las escenas más llamativas del libro. Denethor, por ejemplo, se inmola a sí mismo en la pira funeraria, pero dado su estado de enajenación es comprensible que Tolkien le "permitiese" cometer ese acto de suicidio. Sin embargo, Aragorn decide "dormir", morir voluntariamente, haciendo uso de un privilegio que comparte con los otros reyes de Númenor.

Es algo muy llamativo, tal y como apuntas, y creo que daría para un buen rato de charla junto a algunos de los tolkiendili presentes. ;)

Besos.

Iraya Martín dijo...

Lo de Tolkien y la muerte en general da para un buen rato. Solo hacía una reflexión porque creo que no había leído el fragmento que has puesto. Gracias ^^

Homo libris dijo...

Así es, Elwen. Las obras de Tolkien dan para muuuuuuuuuuuuuuchas horas de sesuda pero no por ello menos divertida conversación. Es lo que las hace grandes, lo que las convierte en verdaderas obras maestras.

Gracias a ti por tu reflexión y por compartirla aquí. :)

Un abrazo grande.

César dijo...

Portada en Meneame... Enhorabuena.

eulez dijo...

El momentazo de la muerte de Trancos (que por mucho rey que sea, siempre será Trancos) es épico. La sensación que provoca al leerlo por primera vez es inolvidable. Feliz cumple tolkiano!

Dr. Litos dijo...

Ciertamente, este tipo no sólo era un genio por crear semejante mundo, rico, coherente y fascinante. Encima sabía escribir: hay muchos momentazos, pero recuerdo siempre que me impactó mucho la muerte de Théoden en mitad de la batalla de los campos de Pelennor. Épico, pero a la vez entrañable.

El fragmento reproducido aquí también es precioso.

¡Feliz Tolkienaños!

vicente dijo...

A pesar del tiempo que hace que leí el señor de los anillos, el hobbit y el silmarilion ... leo este trozo y se me ponen los pelos de punta. Tiene sabor, regusto, sentimiento, imaginación ........

AI dijo...

Sin duda un gran escritor pero ante todo un creativo de cabeza a piés, me quito el sombrero ante tanta imaginación, siempre me asombra. Un libro brillante igual que todos los suyos.
Es un placer recordar alguien como él.

Último Íbero dijo...

¿Suicidio de Aragorn? Cielos, yo diría que no hay nada de eso en esa escena.

Sencillamente Tolkien describe la capacidad que tenía Elessar de elegir el momento de su muerte dentro de la naturaleza original de la humanidad. A fin de cuentas, la muerte es concebida como "el don de Ilúvatar a los hombres que hasta los elfos envidiarán llegado el momento".

Para comprender mejor esa escena, posiblemente el meollo de todo El Señor de los Anillos radica en ella (Tolkien, de hecho, explicaba que su obra versaba en torno a la idea de la Muerte), hay que tener en mente que en la mitología creada por el autor inglés, los humanos son creados mortales porque así no quedan atados al destino del mundo. De ese modo la muerte es un tránsito a un destino más elevado (esto es absolutamente Cristiano).

Pero en algún momento del pasado, al poco de la aparición de los hombres sobre la tierra, Melkor (la personificación satánica en la cosmogonía de la Tierra Media) consigue que los humanos dejen de ver la muerte como un "don" y pase a ser percibida como "una desgracia". Es la "Caída" , la oscuridad que ya siempre habitará en la humanidad y que Tolkien no describe pero que está asociada al pecado original de algún modo.

Como consecuencia de todo ello el mayor regalo que Ilúvatar (Dios) ha entregado a "los segundos hijos" (los humanos) pasa a ser percibido como algo negativo.

A fin de cuentas la muerte es un destino ineludible y, por eso mismo, terrible.

Ahora bien, esta percepción negativa de la muerte es anulada al final de la Primera Edad del Sol en el grupo de "humanos" que son premiados por su lealtad a los Valar (recomiendo encarecidamente la lectura de El Silmarillion para seguir esta argumentación). Así los "numenoreanos" son elevados a una posición cercana a la que la humanidad había tenido antes de la "Caída" y la muerte sería percibida entre ellos, de nuevo, como lo que realmente es: un don.

Aragorn, por lo tanto, percibe la muerte de ese modo, como un tránsito a la verdadera naturaleza de los hombres y lo asume con naturalidad y esperanza. Además, en su caso, tiene el privilegio de poder elegir el momento en que "dormir".