martes, 5 de mayo de 2009

Elegía para un americano

Al comenzar a escribir esta entrada, me vino a la mente el escritor Paul Auster; también su hija, la polifacética Sophie. A ambos los conocí tiempo atrás, al padre antes que a la hija. Tras verme sumergido en el azaroso devenir que narra el autor de Leviatán, pasé a devorar La trilogía de Nueva York, El país de las últimas cosas o El palacio de la luna, entre otros. En el celuloide, con Smoke, Lulu on the Bridge o Blue in the face, Auster también consiguió atraparme. Y Sophie, con sus poemas, su música e interpretación en la película La vida interior de Martin Frost (basada una vez más en el mundo literario de Paul), se reveló como digna sucesora artística de su progenitor.

En cualquier caso, no me he sentado a escribir sobre ninguno de ellos, sino para repasar la última novela de Siri Hustvedt, esposa y madre, respectivamente, de los Auster arriba mencionados. Imagino que Siri habrá sufrido durante bastante tiempo la tortura de ser etiquetada como “la mujer de Paul Auster”, una situación comprensible, habida cuenta del éxito del autor norteamericano, pero no por ello deseable. Siri tiene su propio estilo, su propia voz, aunque es cierto que, bien sea por su particular visión de la vida, bien por su proximidad al círculo de amigos compartidos con su marido, los personajes de Elegía para un americano guardan cierta similitud con algunos de los que plasmaron las novelas del mago del azar.

Nuestro protagonista, Erik Davidsen, psicólogo de profesión, nos cuenta sus vivencias junto a su nueva vecina, Miranda, de la que se enamora nada más conocerla. La hermana de aquel, Inga, eclipsada por la fama de su marido ya fallecido, un famoso escritor (¿tal vez una velada alusión a la situación personal de la propia Siri?), convive con su hija Susana, y mantienen una estrecha relación con Erik, especialmente a partir del fallecimiento de su padre. Éste será otro de los protagonistas del libro, ya que Erik le rememora a partir de escritos de aquél y de sus propios recuerdos, dejando entrever la intensa vida del veterano de guerra y profesor universitario.

Elegía para un americano está bien construida, sus personajes resultan sugerentes y es una novela que se lee con agilidad. Sin embargo, de su propia perfección se deriva el problema más importante que le he encontrado: resulta demasiado estudiada, en parte parece un ejercicio de análisis de sus personajes; está, quizás, pensada de forma tan milimétrica que por momentos resulta un tanto artificiosa. Por lo demás, estamos ante una novela realmente redonda, cuya seduce y termina por atraparnos hasta conocer el desenlace de las turbulentas vivencias de Erik Davidsen y su familia. Y aun así, según comentan los autores de otras bitácoras, el nivel de la autora ha disminuido respecto a obras anteriores. Habrá que buscarlas.

Que disfrutéis de una grata lectura.

2 comentarios:

Isi dijo...

Pues yo no la conocía, y si dices que otras novelas de esta autora son mejores, voy a buscarlas en la biblioteca.
Me encanta conocer nuevos escritores (nuevos para mí, claro).
Saludos!!

Homo libris dijo...

Buenas, Isi.

Bueno, yo sabía de su existencia precisamente por ser mujer de Paul Auster, pero no había leído ningún libro suyo hasta que Azote ortográfico me regaló su último libro.

Respecto a los títulos anteriores de la autora, lo cierto es que comentan que son mejores (en particular, citan Todo cuanto amé como uno de sus mejores libros). Así que, ya que me encanta también descubrir nuevos autores, yo también ando a día de hoy averiguando detalles sobre su obra.

Un saludote.