viernes, 24 de julio de 2009

Sóniechka

La autora rusa Liudmila Ulitskaya publicó en 1996 la novela Sóniechka, aunque no fue hasta hace un par de años que la tradujeron al castellano. Esta breve novela, ganadora en Francia del premio Médicis, nos cuenta en pocas páginas la singular vida de Sóniechka, una joven judía de los Urales que, debido a su fealdad, no se cree con derecho a ser feliz y que encuentra en su precario trabajo en una biblioteca pública, donde devora libros a mansalva como lectora compulsiva, y en el hombre que conoce allí y que llegará a ser su marido, el pintor Robert Víktorovich, su razón de existir.

Poco a poco abandonará el placer que le proporcionaba la literatura, cuyos personajes recrea en su imaginación de forma tan real que es capaz de sentirse más identificada con ellos que con las personas que han compartido su vida hasta entonces: sus padres, sus amistades…, para limitarse a ser la fiel y amable esposa que cualquier marido -de la época en que transcurre la trama de la novela, que coincide con la del régimen soviético y su desmoronamiento durante el pasado siglo- podría esperar. Aunque es mucho más joven que Víktorovich, Sonia se siente afortunada y agradecida de que él le preste atención y haya decidido pasar la vida a su lado. Juntos tienen una hija, Tania, que les trae tantos disgustos como alegrías; entre estas últimas se encuentra la joven Yasia, una huérfana polaca que llegará a compartir su vida con la familia de Sonia, y a cambiar la de ésta.

La verdad es que he leído buenos comentariostanto del libro como de la autora, a la que llegan a comparar con Chéjov. A pesar de su brevedad, aquél me ha resultado un poco lento, la actitud resignada de Sonia ante la vida, aunque comprensible en una mujer de su época, termina por apagar al personaje y convertirlo en una sombra de sí misma. En general me ha transmitido la impresión de ser un cuento que no llega a novela: carece de la frescura del relato y no termina de profundizar en la historia más allá de las pinceladas psicológicas con que esboza a los personajes principales de la misma. En este aspecto sí que entronca directamente con el resto de literatura rusa que he leído hasta el momento,y que ciertamente me encanta por su acercamiento a la psique de los personajes hasta el punto de contemplarnos observando la vida a través de los ojos de éstos, y por el amor desmedido hacia los libros y la cultura que suelen caracterizarles.

Me da la impresión de que el libro no puede ser tan flojo como me ha parecido -según parece la traducción pierde parte del lirismo del original, que el vuelco al francés supo mantener-, y no sé si he sacado una opinión precipitada del mismo, o simplemente lo he leído en un mal momento, en el que no he sido capaz de introducirme como debiera en él y la historia que nos narra. Desde esta perspectiva, os pregunto: ¿habéis leído el libro, o algún otro de la autora? ¿Qué os parecieron?

18 comentarios:

loquemeahorro dijo...

Pues no, no he leído nada de esta autora.

Desde luego que la traducción puede tener mucho que ver, pero tampoco tu juicio tiene que estar equivocado, además cada lector tiene su opinión, no?

Yo llevo años oyendo que no sé cuántas cosas (que a mí me parecen flojísimas) son la 8ª maravilla.

Isi dijo...

Bueno, pues yo tampoco lo he leído, pero a veces me ocurre lo mismo que a tí: que a todo el mundo le gusta algo que yo noe he entendido o no he conseguido sacarle el jugo...
Pero bueno, vuelve a probar con la autora y ya podrás tener una idea más clara, no?

Homo libris dijo...

Loquemeahorro, Isi, en eso tenéis razón: no todo puede gustar a todo el mundo, lo que sí es cierto es que los autores rusos de los que parece beber Liudmila Ulitskaya son algunos de mis preferidos desde siempre, y por eso mismo me extraña mi reacción un tanto apática ante su lectura. Con Doris Lessing me ocurre habitualmente algo parecido. Creo que dejaré pasar algún tiempo y leeré entonces algún otro libro suyo, a ver qué tal :)

Ascen dijo...

Yo tampoco conocía a esta escritora, pero si es como otros muchos autores rusos (lo digo por la comparación con Chejov) tendrá cierta dificultad su lectura. Creo que la literatura rusa no deja indiferente: o te parece genial o un rollo patatero.
Yo he leído algunos clásicos rusos, no muchos, y en general me han gustado bastante, a pesar de que suelen ser libros muy densos.

Besos para todos.

Anónimo dijo...

Tu post me ha inspirado, escribí uno yo por tu causa. Sabías que Soniechka es el diminutivo de Sonia? y Andriuska de Andrei, y Shura de Alexander o Alexandra, Katiushka de Katia o Ekaterina y Babushka, para terminar , es abuelita.En fin, nada que ver, sólo mi aporte rusial, perdón, rusoski.

Isi dijo...

Uyy, pues ahora que me acuerdo, una rusa que trabajó conmigo me dijo que Tania es el diminutivo de Tatiana; allí es el mismo nombre y aquí los utilizamos como que fueran diferentes. Curioso.

Anónimo dijo...

Pues la verdad es que yo no he leído nada de esta autora (ni la conocía, y tú me la has presentado) así que en eso no soy de mucha ayuda.

Soy de la opinión de que a veces, simplemente no hacemos click con algún autor. Puede deberse a muchos factores, pero yo le daría oportunidad con otro libro y si tampoco te gusta, pues hasta ahí y a conocer otros, que es lo bueno que tiene la bibliobulimia ¡la cosecha de escritores nunca se acaba! :-)

Homo libris dijo...

Ascen la verdad es que, en general, la literatura rusa no deja indiferente: suele exigir del lector un esfuerzo más o menos importante para ponerse en situación y obligarse a entrar en la mente de los personajes. Estas características la verdad es que son de mi agrado, por eso decía que lo que había leído hasta la fecha de autores rusos me había gustado, y en el caso de Liudmila Ulitskaya se dan ciertas similitudes con otros autores rusos aunque, sin embargo, no ha conseguido llegarme como ellos. Obviamente, ni todos los autores nos van a llenar por igual, ni todas las lecturas son las mismas ya que dependen hasta cierto punto del momento y las circunstancias en las acometemos, y presiento que algo de esto último es lo que me ha ocurrido en esta ocasión.

Estodevivir, me voy corriendo a ver tu entrada, aunque no sin antes comentarte que sí, que precisamente gracias al libro descubrí que Sóniechka es el diminutivo de Sonia (en general, como dices, todas las terminaciones en –shka y -chka, que deben ser algo similar a –ita, illa, -ica…) y algo más, que Sonia es el mismo nombre que Sofía. Esto último sí que me llamó la atención, y es lo que dice Isi, que hay diversos nombres que allí en Rusia (y no sé si en otros países eslavos igual) que son el mismo y que aquí los usamos como diferentes. Aunque por otro lado, aquí tenemos a los Josés y Pepes, y a los Franciscos y Pacos, por poner un par de ejemplos más que conocidos :)

Ale, en eso tienes razón, buscaré algún otro libro de la autora cuando pase algún tiempo, para ver qué me parece. Y si me gusta, dado que Sóniechka es realmente un libro breve, aprovecharé una tarde invernal para releerlo. Además, como dices, buenos autores no nos van a faltar, y si no, siempre nos quedarán los clásicos :)

¡Saludos!

Anónimo dijo...

Como cubana, también tuve mi buena dosis de literatura rusa. Quizás alguien no comprenda el porqué estodevivir y yo hablamos tanto de ellos. Es que había por los años 70 y más, varias editoriales, como la Progreso, que vendía lit. rusa y soviética en español, aquí se leyó de todo, ya lo verán en el post de estode... Pero tengo que decir, que defiendo esa LITERATURA. Es cierto, que no todo es buena, que estaba parcializada, en fin, todo eso, pero también hubo mucha buena, tanto que han quedado en nuestra memoria a pesar de los años pasados. Yo levanto la mano por los libros infantiles, incluso hice un post una vez del libro Cuentos y estampas, del que no me deshago.
AD.

Homo libris dijo...

Ade, sin duda con cualquier imposición vienen cosas malas, pero no por ello todo debe ser así. Coincido contigo en que hay muy buena literatura rusa, y que de ella sacaríais muchas y muy buenas enseñanzas, otra cosa es que también llegasen implícitas ideas y referencias culturales que interesasen al régimen.

En cuanto a los libros infantiles, la verdad es que mi única referencia son los cuentos populares recopilados por Afanásiev, pero bien sabéis que me encantan y son un verdadero referente de mi infancia.

Saludos.

lammermoor dijo...

La verdad es que aunque me gusta la literatura rusa, los autores que leí fueron los clásicos: Dostoievsky, Chejov, Tolstoi,...
No se si conoceis unos libros escritos por Shetalinski y publicados por Galaxia Gutemberg. El primero de ellos se llama Esclavos de la libertad. Los archivos literarios del KGB (hay otros dos).
Realmente interesantes.

Por cierto, el papel de los traductores es importantísimo aunque casi siempre pase desapercibido.

Homo libris dijo...

Lammermoor, en efecto, el papel de los traductores es más importante de lo que pudiera parecer en un principio. De hecho, con todo el tema del Tristram Shandy y del club de lectura, tenía pensado escribir algo al respecto. A ver si puedo concentrarme uno de estos días, y es que además del tema laboral, Azote y yo hemos tenido unos días un tanto estresantes (una rotura de lunas del coche la semana pasada y un intento de robo en la casa, así que no andan los ánimos demasiado arriba), y no he podido sentarme a escribir como quisiera.

En cuanto a los autores rusos, a mí también me encantan los clásicos, y no había echado cuentas a esta colección que mencionas, voy a indagar un poco en ella :)

Un abrazo.

lammermoor dijo...

¡Vaya, lo siento mucho!

Isi dijo...

Vaya Homo libris, espero que estéis bien Azote y tú y que sólo haya quedado en un susto.

Menuda faena!

Sergio Brenes dijo...

Gracias por tu visita a mi blog. no conocía éste pero me resulta de lo más interesante.

En cuanto a las sensaciones que nos transmite un libro está directamente vinculado a nuestro estado anímico.

En estos momentos me dedico a la novela negra de manera casi compulsiva y en otras etapas ha sido la literatura rusa de finales del XIX y principios del XX.

Ahora sería incapaz.

Recibe un saludo
(y perdona por la extensión del post)

Homo libris dijo...

Lammermoor, Isi, gracias por vuestras palabras de aliento. No nos ha pasado nada, simplemente ha quedado en un susto (que aún nos dura), especialmente porque pudiera haberles ocurrido algo a estos pequeños bichejos de la fauna librera que ya conocéis y que estaban solitos en casa en el momento del incidente. En cuanto al posible robo, la verdad es que lo más que hubieran podido llevarse es cuatro trastos viejos y un buen puñado de libros. Tal vez si lo hubiesen hecho, y les hubiera dado por leerlos, habrían aprendido a tener una perspectiva distinta de la vida.

Saludos :)

Homo libris dijo...

Sergio, bienvenido y gracias por devolverme la visita y por tu comentario, para nada extenso sino muy interesante. La verdad es que yo también he tenido mis temporadas, y en una relativamente temprana me dí al "vicio" de la novela negra y policíaca en todas sus vertientes. Ahora soy un poco más abierto, por decirlo de algún modo, y voy "picoteando" de un lado y otro, descubriendo nuevas lecturas y listas imposibles para mi Plan Infinito.

Nos leemos, recibe un cordial saludo.

loquemeahorro dijo...

Ahora me entero de lo que os ha pasado en casa, y de lo del coche.
Me alegro de que haya quedado en nada.
Comprendo que tengas miedo por los bichejos felinos, yo que también tengo gatita (y que he tenido casi toda la vida) a veces me preocupo, pero estoy convenida de que son inmunes a ciertas cosas, por sus súper poderes
- súper velocidad
- súper desconfianza
- súper capacidad para esconderse en cualquier rincón extraño