lunes, 14 de marzo de 2011

Invisible

En ocasiones ocurre que, cuando esperamos demasiado de algo o de alguien, quedamos defraudados si no cumple con las expectativas que habíamos depositado en él. En esos momentos, podemos preguntarnos si el problema lo habremos causado nosotros, al dejar que nuestra mente nos haya jugado una mala pasada –bien porque nos hayamos dejado llevar por las voces a favor de nuestro objeto de deseo, bien porque hayamos volcado en él demasiadas ilusiones–, o si, en efecto, realmente no era para tanto.

Eso fue lo que me ocurrió la última vez que me acerqué a una obra creada por Paul Auster. Mi historia (literaria) con él comenzó este era un completo desconocido en España. Con apenas alguna referencia sobre su reconocida Trilogía de Nueva York localizable en la prensa especializada, me llamó la atención lo que leí sobre él y su mundo narrativo y comencé a devorar sus libros. Además de la mencionada trilogía (Ciudad de cristal, Fantasmas y La habitación cerrada) fueron cayendo poco a poco títulos como El país de las últimas cosas (el que más me ha impactado, hasta la fecha), El palacio de la luna (magnífico), La música del azar (me atrapó), y cuantos se han ido publicando en castellano, incluyendo Jugada de presión (firmada con el seudónimo de Paul Benjamin). Todos, hasta que llegamos a Viajes por el Scriptorium.

Antes de publicarlo, Auster había anunciado que se sentía agotado y que con Brooklyn Follies había terminado su andadura literaria. Podéis imaginar la desazón que me produjo ver cómo uno de los autores que más admiraba decidía no proseguir su carrera. Cuando anunció que escribiría un nuevo libro lo recibí como agua de mayo, y ahí entró en juego la decepción de que os hablaba justo al comienzo de la entrada. Viajes por el Scriptorium me pareció una novela muy floja, con un argumento “cogido con pinzas”, y continuas referencias al universo austeriano que no terminaban de convencer a un lector ilusionado al acercarse a la obra. Tras eso, me sentí engañado, Auster había escrito un libro, a mi parecer, indigno de su genio, y no fui capaz de acercarme a otra obra suya hasta hace unos días. De Un hombre en la oscuridad había leído que era también una novela que flojeaba, y aunque me había hecho con Invisible hace más de un año, había quedado así –invisible– en la estantería. No terminaba de decidirme, de lanzarme a leer a Auster y quedar, de nuevo, desilusionado. Finalmente, como decía, hace apenas unos días lo abrí y empecé a leerlo.

Invisible es una novela coral, que circunscribe entre sus cubiertas la narración de Adam Walker, un joven estudiante de literatura en la voz senil, que se apaga, del anciano que escribe sus memorias, la visión que de la inconclusa historia tiene James Freeman, un escritor famoso que fue compañero de Walker en sus años de universitario (en Columbia, durante 1967, y que igual que Auster viajó a París durante un curso de intercambio para profundizar en su amor por la literatura francesa) y las impresiones que Gwyn, la hermana de Adam, tiene sobre lo contado por su hermano.

Invisible se divide en varias partes (“Primavera”, “Verano” y “Otoño”), y en cada una de ellas la voz del narrador es distinta, como si se tratase de un ejercicio de taller literario, como si Auster, maestro del posmodernismo, se empecinase en mostrarnos un ejemplo de metaliteratura, en ese juego de espejos que es esta novela, con un estudiante de literatura que comparte rasgos con el autor del libro y que, a su vez, es autor de parte del libro contenido en el libro, que conocemos a través de la interpretación que de él hace un escritor profesional y los diálogos entre este y la hermana y una vieja amiga de Walker. Tal vez por eso, estos personajes me han parecido antes reflejos que personas, hologramas que humanos. Si bien el ejercicio de escritura de Auster es magnífico una vez que asumimos entrar a formar parte del juego que nos propone, sus personajes me han parecido huecos, faltos del hálito de vida que tenían Anna Blume en El país de las últimas cosas o Marco en El palacio de la luna, por ejemplo.

No me gustaría dar la sensación de que el libro no me ha gustado, pero si bien me ha resultado entretenido, fácil de leer y con la estructura interna compleja a la que nos tiene acostumbrados Auster (como cualquier gran autor, el secreto está en hacer aparentemente sencillo lo que para nada es superficial), Invisible no ha terminado de convencerme por completo. Es un libro correcto, bien escrito pero, al menos a mí, no ha sido capaz de emocionarme. Y, aunque en parte me he reconciliado con Auster (me haré con Un hombre en la oscuridad o Sunset Park), me quedo con la sensación de que el bueno de Paul está agotado y que –literariamente al menos- debería renovarse o morir.

11 comentarios:

La Belle Dame Sans Merci dijo...

Uy, no eres el primero al que escucho (o leo) decir que Auster está agotado... Por eso, precisamente, no me he atrevido a leer sus últimas obras.
¿Soy la primeraaaa? ^^
¡Un abrazo!

Maribel dijo...

Hola Homolibris, en mi caso me resulto curioso el paralelismo entre la obra de Roth "Indignación" y este libro de Auster...
Yo no quiero considerarlo agotado, y si Sunset Park no me convence, seguiré recomendando "Leviatán", "Mr.Vértigo", "La noce del oraculo" y cómo no, "El Palacio de la Luna"...
un abrazo ;-)

lammermoor dijo...

Hola, Homo Libris. Aquí estoy reincorporándome poco a poco a la blogosfera.

Precisamente acabo de terminar Sunset Park -puede que no sea una obra maestra pero hubo muchas cosas en él que me gustaron (ya expliqué que Auster me gusta por motivos extraliterarios).

Es cierto también que no leí aún sus "grandes" obras, excepto quizás El palacio de la Luna, que me fascinó y que me vino a la mente en algunos momentos de la lectura.

Ah, Viajes por el Scriptorium lo dejé casi al principio.

Un beso

Homo libris dijo...

Alienor, mucho me temo que no se trata únicamente de un sentimiento individual. De cualquier modo, al menos esta novela no me decepcionó como lo hiciera Viajes... y, tras su lectura, si bien no encontré la voz de Auster en plenitud, creo que seguiré explorando -con cautela, eso sí- su universo.

Sí, ¡eres prime! :D

Maribel, en alguna ocasión te he leído comentar eso, así que ahora que me lo recuerdas, y que he leído el de Auster, me apunto Indignación para leerlo y comentarte al respecto.

De cualquier modo, estoy contigo en que independientemente de que sus últimas novelas resulten más flojas, nunca dejaré de recomendar a todo el mundo que lea alguno de esos títulos que citas y que me marcaron en su día.

Lammermoor, ¡qué alegría leerte! Ya te decía ayer que yo también ando recuperándome en cuanto a la lectura de vuestros blogs, e intentando romper con este parón autoimpuesto pero necesario en la escritura del blog. Me encanta que estés nuevamente por aquí (aunque eso "me quite" tiempo para ponerme al día con tus blogs, jeje) y leerte.

¿Así que terminaste ya Sunset Park? A ver si nos cuentas algo más sobre él, porque ayer estuve mirando en Círculo y, en efecto, está disponible. Posiblemente sea el próximo libro con el que me haga ahí, jeje.

Con Viajes... me temo que yo tendría que haber hecho lo mismo. Me empeciné en terminarlo y así me fue. ;)

¡Un abrazo grande!

Isi dijo...

hummmm bueno....
Yo es que no soy tan fan de Auster y no me he leído todo (ni siquiera las que dicen ser sus mejores obras), así que he podido evitar las comparaciones. Con este libro en concreto estuve muy enganchada, pero al final me quedé un poco en ascuas, como que el final no está a la altura del resto del libro o fuera una divagación del autor que sobraba.
Pero en general, quedé contenta.
Aunque las dudas todavía me reconcomen (¿sería verdad lo del verano?).

@scen dijo...

Yo tampoco soy demasiado fan de Paul Auster. La única novela que he leído suya ha sido "El Palacio de la Luna" y, a riesgo de que me miréis como bicho raro, diré que me pareció que estaba bien, pero nada más. Me resultó un tanto abusivo el recurso de la casualidad y el azar favorable durante todas las páginas del libro. Y lo dice alguien que es seguidora del CSI en todas sus versiones, donde siempre descubren al asesino por un grano de polen que "casualmente", sólo se da en una parte del país, o un mosquito tibetano que sólo se encuentra, "casualmente", en un laboratorio cercano a la casa del sospechoso. Aún así, creo que Auster les gana.
No descarto volver a leer otra obra de este autor, pero escogeré muy bien el momento y el título, puesto que, incluso a sus seguidores, hay obras que no les ha dejado buen sabor de boca, como aquí comentáis.
Me alegro, no obstante, que te hayas reconciliado con el autor, aunque sea sólo un poco.
Besos.

Carol dijo...

EStoy totalmente de acuerdo, me pasa como a ti, me gustaba mucho Auster, y Viajes... me decepcionó muchísimo, tengo Invisible en la estantería desde hace tiempo, pero me da una pereeeza, algún día caerá por supuesto, aunque de momento no me apetece, también creo que o se retira o se recicla, si no, va a empañar una estupenda carrera literaria. un abrazo

loquemeahorro dijo...

Me he leído tu entrada con mucha intriga porque mi camino con Auster ha sido similar (y creo que la de mucha gente): Entusiasmo inicial, seguido de un cierto desencanto.

En todo caso, hace tiempo decidí no abusar, y como con Camillieri, no leer más de un libro al año suyo, como no he leído tanto como tú me apunto tus favoritos para futuras lecturas.

pd. La Música del Azar no me entusiasmó, tampoco digo que no me gustara, en todo caso me gustaría hablar largo y tendido de su descripción de la esclavitud que es magnífica.

Lectora dijo...

Vaya yo es que tengo tan mala memoria...pero habré leido de él dos o tres, esos de la trilogía de Nueva York, de hecho en la mano tengo CIudad de cristal y recuerdo que me deslumbró, sin embargo luego leí algún otro que me quitó las ganas de seguir, pero no recuerdo cual. O sea que más o menos lo mismo que todos.

MJGF dijo...

El agotamiento del don es el mal de Auster ¿no? Cuando anunció que se sentía agotado, él ya debía saberlo; pero probablemente tendrá un contrato firmado, un agente, una editorial, o simplemente, la fama, el dinero... En otros campos, también pasa. Un científico que destacó por sus logros y, después, navega en la mediocridad solo sostenido por lo que fue.
Yo creo que preferiría ser como Zidane, retirarme en plena potencia y ser recordado siempre como un grande.
F
P.D.: Me encantó Trilogía de NY

Homo libris dijo...

Isi, es verdad que a mí el libro también me pareció algo flojo en lo que comentas, pero bueno, como también decía llegó a gustarme lo suficiente como para repetir.

¿Verano? Hummm... ¿quién sabe? ;)

@scen, el azar en Auster es un personaje más y como tal hay que asumirlo, jejeje. Es cierto que, en ocasiones, puede abusar un tanto de su presencia, como una especie de dios que interactúa en todo momento con los mortales. A ver si alguna otra obra suya te gusta más (por ejemplo, la atípica El país de las últimas cosas).

Carol, siendo así es posible que Invisible te guste si te acercas al libro sin esperar nada de él. Si lo haces buscando al Auster de hace años mucho me temo que no le encontrarás. Pero amena sí que resulta y, sin ser brillante, no es una mala novela.

Loque, mucho me temo que el camino con Auster es similar para muchos de sus lectores. Esto supone un (mal) consuelo, viendo que no es algo que esté causado por uno mismo, pero a la vez te deja con el frío de conocer que el brillo de Auster se apaga. En cuanto a La música del azar, ese aspecto de la esclavitud me llamó muchísimo la atención. Tal vez algún día podríamos plantear un debate en torno a ese tema, jejeje.

Sonja, la Trilogía de Nueva York es, como dices, deslumbrante. Posiblemente si diste el salto a alguno de sus últimos libros te llevaste un chasco. De cualquier forma, hay muchos de sus libros que podrían gustarte, especialmente de su primera época.

Fulgida, cuando Auster se declaró agotado me entristecí, porque a uno siempre le apetece leer más de sus autores preferidos. Pero me pareció una actitud loable y totalmente respetable. Para ofrecer lo que ofreció después (Viajes...) mejor haber guardado el silencio. Y no sé si estas otras obras vienen marcadas por la firma de un contrato, pero no están a la altura que estuvieron sus primeras novelas. En fin, siempre nos quedará Sophie... ;)

¡Besos!