Una de los aspectos más interesantes de leer libros publicados hace unas décadas y, en particular, bolsilibros (parte de la literatura popular o paraliteratura, como tan bien la definiese Fulgida hace unos meses en los comentarios de esta entrada) es que podemos encontrarnos con la sorpresa de que, además de estar firmados por autores de gran calidad (como Silver Kane, seudónimo de Francisco González Ledesma, que fue premiado con el Planeta en 1984) nos desvelan una forma de ser y pensar de una sociedad tan cercana y, a un tiempo, tan alejada de la nuestra como es la de la España de mediados del pasado siglo.
Ayer comenzaba a leer Los hombres de Venus, el primer título de la conocida Saga de los Aznar, obra del autor valenciano Pascual Enguídanos y que firmase como George H. White. Había oído bastante y muy bueno sobre ella (no en balde está considerada como la mejor serie europea de ciencia ficción, galardón con que se la premió en la EuroCon de 1978 en Bruselas) y lo cierto es que, aunque no avancé más allá del capítulo tercero, el libro verdaderamente promete. Tiene algunas carencias, el estilo es muy de “novela popular” y sus personajes algo arquetípicos pero parecen mejor construidos y con mayor profundidad que los de otras muchas “novelas de a duro”. Por lo pronto les aquejan problemas muy humanos y la acción transcurre de un modo muy realista. De todas formas no venía a escribir sobre su argumento (dejaré para eso el blog anexo a este “Bolsilibros de Homo libris”), sino sobre otro de los aprendizajes que nos ofrecen estos libros escritos y publicados, como decía antes, décadas atrás.
Ayer leía lo siguiente en el segundo capítulo del libro:
- Un viaje muy largo –comentó Ángel. Y volviéndose hacia el profesor preguntó-: ¿No hubiera sido más cómodo esperar a que el millonario Mitchel llegara a Nueva York para interviuvarle?
¿Interviuvarle? Está claro que es una castellanización de “interview”, el término inglés para entrevista o, en este caso, entrevistar. ¿Por qué utilizar ese extraño término en lugar de “entrevistar”? Es cierto que en aquella época, escribiendo siempre tras un seudónimo con reminiscencias anglosajonas (y, en particular, norteamericanas) los autores de bolsilibros cometían alguna que otra barrabasada de este tipo. Pero no lo es menos que España se abría al mundo poco a poco y comenzaba a recibir contaminaciones de este tipo provenientes del turismo, la televisión y las publicaciones extranjeras. Extrañado, tomé nota de la palabreja para comentarlo con Azote que, cuando la vi, llegada ya la noche, me dijo que posiblemente sí, sería una adopción del inglés (igual que interviú, que sí que viene directamente del verbo entrevistar inglés) y que en cuanto estuviéramos en casa podría consultarlo en el Nuevo tesoro lexicográfico de la lengua española. Finalmente, he sido yo mismo esta mañana quien me he puesto a investigar un poco sobre el asunto y, curiosamente, me he encontrado con que la palabra “entrevista” está recogida en los diccionarios de la RAE (en concreto, en el Diccionario de la lengua castellana compuesto por la Real Academia Española, reducido a un tomo para su más fácil uso) desde 1791 pero, sin embargo, el verbo “entrevistar” entró a formar parte del mismo en 1970. Por completar la información, “interviú” lo haría en 1984, igual que en “interviuvar” (aunque esta última está propuesta para ser suprimida en posteriores ediciones del diccionario).
"Entrevista" en Diccionario Usual de 1791.
"Entrevistar" en Diccionario Usual de 1970.
"Interviú" e "Interviuvar" en el Diccionario Manual de la Academia, Tomo IV, de 1984.
De este modo, y si no estoy equivocado –corregidme si no es así, pues me consta que hay gente con más conocimiento en estos lares que yo sobre estos temas- si bien es cierto que Enguídanos se adelantó a la entrada de la palabra en el idioma “oficial” no lo es menos que posiblemente su uso estaría más o menos extendido y aceptado en España por aquella época. De hecho, he encontrado una edición del ABC de 1927 donde es usada:
Curiosa esta historia de las palabras y, hoy más que nunca, impresionante el nivel de contaminación que sufre el castellano proveniente de otras lenguas (especialmente del inglés), ¿verdad?
11 comentarios:
Pues a mí me has dejado a cuadros, como supongo que se quedara cualquier persona que oyera eso de interviuvar por primera vez. Menos mal que está propuesto para eliminarlo (lo que me extraña es que lo adoptáramos así sin más).
Es que no se puede ser el colmo de la modernidad! Que luego pasa de moda tan rápido como vino.
¡Hola Isi!
La verdad es que la palabreja se las trae. Sí que es cierto que tendemos a asimilar con demasiada facilidad y prontitud cualquier barbarismo y así tenemos en el castellano un idioma, además de vivo, contaminado. :(
Un abrazo.
Qué curioso, yo es la primera ver que leo esta palabra...
Ohhhhhh, La saga de los Aznar, Silver Kane y el NTLLE en una sola entrada... Estoy en la gloria. Yo soy una amante de la paraliteratura, como tú bien sabes y creo que La saga de los Aznar es una joya. Hay que leerla con ambiente de siesta y grillos de fondo y no perder de vista lo que es, claro: entretenimiento puro.
En cuanto a lo de "interviuvar", no es tan sorprendente. En la última edición aparece "zapear" como "practicar el zapeo" y de éste, a su vez, se indica: "(Adapt. del ingl. zapping, con infl. del esp. zape).
1. m. Cambio reiterado de canal de televisión por medio del mando a distancia". Ésta, aparentemente, ha triunfado, mientras que "interviuvar" no ha calado en el uso de los hablantes. Es lo que tiene la lengua.
Besos,
F
Nerea, la verdad es que la palabrita de marras no es muy usada que digamos, jeje. A mí me chocó al principio y, aunque la ubiqué por el contexto (y por la clara similitud con interview y con entrevistar) quise investigar un poco sobre ella. La verdad es que es un tema bastante interesante el de la evolución de las lenguas. Azote no deja de sorprenderme estableciendo paralelismos entre distintos idiomas (de lo más lógicos, por otro lado) y con todos vosotros lo cierto es que aprendo mucho sobre estos temas (en particular, sobre temas lingüísticos, con algunos de vuestros blogs más cercanos a los mismos).
Fulgida, sabía que te iba a gustar la entrada aunque fuese únicamente por los temas tratados, jeje. ¿Así que eres una acérrima seguidora de La saga...? Bueno, entre que es una joyita, como dices, y la cercanía de su autor a tu tierra no resulta de extrañar. Allí debe de ser, dentro del olvido a que tienen sumidos a muchos de estos autores, todo un referente.
La verdad es que la paraliteratura hay que tomarla como lo que es: textos de evasión, amenos y sin más pretensiones que entretener al lector aunque, en ocasiones, tenga mucho que enseñarnos. Me ha encantado la ambientación que sugieres para leer la saga... Hum... me has dado una idea, me la apunto por si decidiera elaborarla. :)
Y tienes toda la razón sobre la palabra. Que no cuajase como lo han hecho otras no quiere decir que fuese menos apta para quedarse con nosotros. Simplemente no cuajó (es que la palabra se las trae) pero adoptamos cada día tantos y tantos términos insufribles que el DRAE cualquier día de estos se disuelve en su tinta. :D
Besotes.
Servidor tiene ya sus añitos y de jovencillo (entre los setenta y principios de los ochenta del s.XX) el verbo interviuvar era utilizado con cierta frecuencia en los medios de comunicación. Naturalmente se referían a entrevistar, aunque posiblemente dándole la intención de hacerlo con un estilo más agil y moderno siguiendo las últimas tendencias periodísticas de la época (dictadas desde la esfera anglosajona).
No cabe duda de que el palabro es horrible, más si se tiene en cuenta que en castellano nos basta con entrevistar, pero después llegaron palabras peores que se han asentado definitivamente entre nosotros. Es una lástima y una pérdida de diversidad cultural.
Saludos.
(Perdón, aquí añado el acento que me comí en la palabra ágil)
¡yo habría echado a correr pensando que me querian hacer algo con una vuvuzuela! jajaja
Fco. Javier, ante todo decirte que me alegra mucho verte por estos lares. Ciertamente, por lo que te conozco y sé de ti (más que nada por tus blogs) es cierto que debes conocer bastante a fondo estos mundos del periodismo y la publicidad, así que tu comentario sobre el uso que se daba hace unas décadas a esta palabra está más que fundado. Sin duda, tal y como dices, llegaron otras para quedarse y hoy día están más que integradas en nuestra lengua. Desde el omnipresente "zapping" a abominaciones como las que escucho a diario en el trabajo (la informática es caldo de cultivo para cualquier nuevo término que se quiera adoptar): se "rebutean" (de to reboot, claro) los ordenadores en lugar de reiniciarlos, no se rehace el código sino que se "refactoriza" y mil lindezas similares. ¡Ay, qué dolor! :)
Bibliobulímica, jajajajajajaja. ¡Sabia actitud! Ante la duda, mejor correr antes de que ocurra algo que tengamos que lamentar. Me ha encantado tu comentario.
¡Un saludo!
Espero realmente que la quiten. Cuanto antes. No es que tenga nada contra las palabras extranjeras que adoptamos y adaptamos, pero es que esta es fea, fea, fea.
Je, je, je... Parece que será en breve, Ascen, cuando desaparecerá el término. La verdad es que no es muy afortunado, aunque a mí me ha deparado un buen rato de disfrute buscando sus orígenes, uso y futura desaparición. :)
Un saludo.
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