jueves, 1 de octubre de 2009

El camino de los héroes

Es la de Miguel Delibes Setién una de las plumas más destacas de las letras en castellano del pasado siglo XX. Catedrático de Derecho Mercantil, profesor de la Escuela de Comercio de Valladolid, redactor y director de El Norte de Castilla, todos estos logros palidecen frente a los puramente literarios. Ganador del Nadal con su primera novela, La sombra del ciprés es alargada, los premios recibidos por el pucelano se suceden a lo largo de los años: el Nacional de Narrativa, el Príncipe de Asturias de las Letras o el Cervantes son algunos de los más representativos.

Sin embargo, si preguntaseis el motivo de mi predilección por su obra, obviaría los galardones y os diría, simplemente, que es por su llaneza. Porque ha sabido plasmar como nadie la profunda sabiduría que subyace bajo las palabras más simples, las del pueblo llano que aparece en sus libros. Si algo destaca del autor es su forma de escribir, pues su aparente sencillez no es más que la revelación de un estilo depurado, que le permite tratar, desde lo local, temas universales e imperecederos: la niñez, la muerte, el hombre tratado como individuo frente a la colectividad, el determinismo (en ocasiones, fatalismo) con que este debe afrontar su camino en la vida, la permanente crítica social y, siempre, el amor por la naturaleza, quedan reflejados en su obra.

Por lo dicho anteriormente, la obra de Delibes requeriría de entradas y entradas para llegar a abordarla con un mínimo de profundidad (y multitud de vuestros siempre enriquecedores comentarios), pero no es esta reflexión la que motiva a la presente, sino hablaros de forma sucinta sobre el último ensayo que he leído sobre don Miguel. Se trata de Miguel Delibes, el camino de sus héroes, de Mª Isabel Vázquez Fernández. En él, la autora lleva a cabo un acercamiento a la obra de Delibes a través de sus personajes. Establece vínculos entre ellos, busca similitudes, motivaciones en sus actos, nos ofrece una renovada visión de estos caracteres, tan humanos y, hasta cierto punto, tan autobiográficos. Porque Delibes vuelca en sus personajes parte de su ser, se desdobla en ellos. Tal y como Unamuno escribiría en Tres novelas ejemplares y un prólogo,
el novelista auténtico tiene dentro de sí no un personaje, sino cientos de personajes. De aquí que lo primero que el novelista debe observar es su interior. En este sentido, toda novela, todo protagonista de novela lleva dentro de sí mucho de la vida del autor. Vivir es un constante determinarse entre diversas alternativas. Mas, ante las cuartillas vírgenes, el novelista debe tener la imaginación suficiente para recular y rehacer su vida conforme otro itinerario que anteriormente desdeñó. Por aquí concluiremos que por encima de la potencia imaginativa y el don de la observación, debe contar el novelista con la facultad de desdoblamiento: no soy así pero pude ser así.
Si reflexionamos sobre ello, podremos comprobar que gran parte de sus personajes experimentan tristeza, angustia, o simplemente resignación frente a la muerte; Senderines, el niño de La Mortaja, Eloy, el anciano funcionario de La hoja roja, el Mochuelo en El Camino

La naturaleza, la caza, sus grandes pasiones, están presentes en gran parte de su obra. Una vez más, Daniel, el Mochuelo, que no desea separarse de sus amigos y de su pueblo, el Nini, protagonista de Las ratas, con su sabiduría heredada, casi instintiva, Azarías, el inocente cuñado de Paco, el Bajo, en Los Santos Inocentes, con su amor por la Milana, la grajilla que educase para la genial versión cinematográfica de la novela, dirigida por Mario Camus, el ya desaparecido Aurelio Pérez, naturalista y colaborador de Félix Rodríguez de la Fuente (este último fue un gran amigo de Miguel Delibes, quien le acompañó en numerosas ocasiones al campo). De su preocupación por el medio ambiente (esa temprana sensibilidad ecológica, cuando aún no se conocían en España términos como "biodiversidad", o el tan manido por los políticos "desarrollo sostenible") surgirían textos como este que, dedicado a los ríos moribundos, desgraciadamente no ha dejado de tener vigencia.
El agravio constante a que sometemos a la naturaleza adopta una de sus expresiones más lamentables en las corrientes fluviales. Hay ríos muertos, como los de las zonas fuertemente indistrualizadas, ríos agonizantes, que son la mayor parte de los de nuestro país, y ríos simplemente enfermos, a los que si no se les presta remedio pasarán a engrosar las largas listas de los dos primeros. Lo que ya no quedan son ríos sanos y, teniendo en cuenta que los ríos ibéricos son poco caudalosos, la noticia de la defunción de nuestras aguas fluviales, de no arbitrarse medidas rápidas y eficaces, no tardará en producirse.
Sorprende, sin embargo, que la Europa comunitaria, atenta siempre a conservar en España la fauna que ellos destruyeron antes en sus países respectivos, se preocupe tan poco de nuestros ríos. La contradicción únicamente es aparente porque ellos disponen de mayores masas fluviales, llevan años velando por su depuración y, en consecuencia, no ven en tanto peligro los peces como el halcón peregrino, el lince o el buitre negro, por poner solamente tres ejemplos de especies en el límite de supervivencia.
(...)
¿Por qué no empezar el proceso de recuperación del medio ambiente saneando nuestros ríos, esos cementerios acuáticos donde apenas sobrevive la carpa cenagosa y escatófaga? Bien es verdad que podríamos empezar por cualquier otra parte: nuestros bosques, nuestra atmósfera, nuestro Mediterráneo, nuestras basuras... Lo que apunto es la urgencia, la necesidad de empezar pronto y por algún lado. Nuestra dejadez en este terreno no debe ir más lejos de donde ha ido; urge poner un límite.
(...)
No lo olvidemos y pongámonos sin dilación a la tarea.
La niñez, por último, se hace presente a través de gran cantidad de sus personajes. Mediante la misma, el autor es capaz de estudiar los sentimientos, aún incólumes, del hombre. De ese hombre que "nos guste o no, tiene sus raíces en la naturaleza y al desarraigarlo con el señuelo de la técnica, lo hemos despojado de su esencia", como afirmaría en su discurso de ingreso en la Real Academia de la Lengua Española, allá en 1975.

En resumen, os diría que se trata de un ensayo realmente interesante, ideal para reflexionar sobre las ideas que Delibes plasma en su obra, siempre comprometida y sincera, desde el punto de vista de sus personajes, a través de los cuales ha plasmado el modo de vivir de varias generaciones de españoles, y algunas de las problemáticas más universales del hombre.

(Que conste que intentaba sacar la fotografía únicamente al libro... pero ha resultado tarea imposible ;) ).

15 comentarios:

lammermoor dijo...

No puedo esperar a llegar a casa y comentar. Coincido contigo en lo que dices sobre "nuestro" Delibes y la admiración por él.
Precisamente oía en la radio esta mañana una noticia sobre la disminución de la pesca en el Cantábrico (y los problemas con los ríos salmoneros y el HORMIGONADO de rutas de senderismo en parques naturales (para facilitar la accesibilidad(?) y... podría seguir pero eso mejor lo dejamos para tu otro blog)
El libro del que hablas no solo lo leeré sino que es de los que quiero que formen parte de mi biblioteca.
Respecto al autor, lo propongo como próximo candidato al club de lectura (aunque aún tenga pendientes mis comentarios sobre Murakami y Tristram Shandy.Tambíen ahí estoy atascada)
Y en cuanto a la foto, me encanta ver que a tu gato le gusta también Delibes.
(Para ser un comentario furtivo, me he pasado. Pero es que me embarga la emoción cuando hablo de este autor)

loquemeahorro dijo...

Siempre está bien tener en la lista infinita un ensayo, y este parece muy interesante.

Yo sin embargo no me apunto a tenerlo de autor en el club de lectura, como comentaba en Fenixcidio, hace años leí varios libros de Delibes seguidos, y ahora no me apetece retomarlo, no sé... me apetecen más autores que no conozca, o que casi no he leído como Coetze, del que tanto hablamos últimamente, o Muñoz Molina de quien reconozco, avergonzada, no haber leído nada.

La foto me ha encantado, de verdad, el modelo, la foto en sí, la postura ... y el libro gana muchísimo así, no se puede negar.

Maribel dijo...

Mimosoooo!!,
hola Homolibris, esto va por el gato eh!, no por ti. Ya veo que has conseguido que quiera los libros casi tanto como tú.

Ya había leído en tus comentarios que estabas con este ensayo, y me alegro de que lo hayas posteado.
Yo creo que más que mérito de la obra, es tu admiración por Delibes, que como dices escribe con un lenguaje llano, de la tierra, siempre humilde, lo que me gusta de este post.

Supongo que resulta lógico el camino que ha seguido su hijo, a quien también me gusta oir en defensa de esta tierra cada vez más maltrecha.
(Hago un paréntesis para decirte que del HORMIGONADO que menciona Lammermoor, hablamos otro día, en tu otro blog, ya que subiremos de tono...)

Lo del atasco con Tristram Shandy es general, y de Murakami, estoy un poco saturada ( sólo me queda After Dark, pero no caerá de momento, ya sé que a ti es uno de los que más te han gustado, y es por lo que dudo , que si no ....)

Loque, pero sí leer Delibes después de años es un refresco de pantalla,jejeje, ¿nos leemos Siestas con viento del sur?, creo que Homolibris también lo tiene pendiente ¿no?.
Aunque claro sí lees a Muñoz Molina tampoco nos enfadamos ¿verdad? (todo esto dicho a la Mujer de incontestable belleza, autora de ensayos sobre Antigona...., debe leerse con ironía y envidia, claro está )

(Y este también es un furtivo, ya que voy al límite esta semana, pero me ha pasado como a Lammermoor, no me he podido resistir)

Un saludo a todos desde aquí, os pido disculpas sí de aquí a unos días os visito menos, trabajo obliga ;-(

Isi dijo...

Ahhhh ese gato achuchable!!!

Isi dijo...

Confieso que antes no había leído la entrada, pero ahora sí.
Como no he leído ningún libro de Delibes (por favor, que nadie me insulte...) no tendría ningún sentido que leyera ningún ensayo sobre sus personajes, porque no me enteraría de nada.
Pero a mi favor, diré que ya les tengo echado el ojo a los libros de Delibes que tienen mis padres. OPL

Homo libris dijo...

Lammermoor, sabía que te encantaría el libro, jeje.

El intento de Delibes por transmitir valores de reconciliación con la naturaleza, de la búsqueda de nosotros mismos en ella, es constante en toda su obra, y no puede más que indignarnos a quienes la conocemos, y a aquellos que sabemos apreciar el valor de lo verdaderamente importante, cómo se esquilman los recursos naturales, se considera al campo como a un vertedero o como un simple objeto de disfrute.

Sí, cuando deseéis podemos hablar de todo ello, bien aquí, bien en ese otro blog en el que no consigo reprimir la vehemencia con que surge todo lo que escribo en él. Voy a parecer un predicador de desgracias, a este paso :)

También yo quiero hacerme con el ensayo, que saqué de la biblioteca, porque lo considero muy interesante. Y secundo tu voto por Delibes para el club de lectura. De Murakami esperaba más afluencia, y el Tristram Shandy creo que se nos a atascado a casi todos (excepto a Isi, jeje), y mira que resulta divertido por momentos, pero no creo que fuese la mejor lectura veraniega.

Sobre el club debemos de hablar en cuanto terminemos con esta primera lectura. Sobre cómo lo organizamos, y qué hacemos con él, porque últimamente no deja de llegar spam, y tal vez deberíamos plantearnos otra plataforma para el mismo.

Saludos.

Homo libris dijo...

Loquemeahorro, para el club votaremos el autor como en la vez anterior, y ahora que mencionas a Coetze, he de confesar que no leí nada de él, y no es por falta de ganas. A ver si con Bibliolandia le hincamos el diente a él, o a Muñoz Molina, que también me parece una buena opción, ya que me quedé con ganas de leer más libros suyos.

En cuanto a la foto, que conste que intenté que Lupi no se interpusiera... pero nada, no hubo forma. Después se pasó roncando todo el rato que estuve escribiendo la entrada :D

¡Un abrazo!

Homo libris dijo...

¡Muy buenas, Maribel!

Sí, el ensayo me pareció bastante interesante, lo suficiente para traerlo al blog porque creí que podría resultaros interesante para conocer, un poco más en profundidad, a este autor tan nuestro.

El camino que tomó su primogénito, Miguel, no resulta extraño ciertamente, pues ha dedicado su vida a trabajar en el estudio y defensa de la Naturaleza. Por lo humano, por lo peculiar de este diálogo escrito entre padre e hijo, os recomendaría La Tierra Herida: ¿Qué mundo heredarán nuestros hijos? No es el único de sus hjos, por cierto, que ha alcanzado logros en el campo científico, aunque sí es el más conocido de todos. Germán Delibes de Castro, por ejemplo, es director del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Valladolid, y autor de numerosos libros sobre la Prehistoria. Su quinto hijo, Juan, es biólogo, periodista y escritor, trabajó durante varios años en el CSIC y, si no me equivoco, es director del canal de pago Caza y Pesca TV (cazador, pues, como el padre :) ). En cuanto a sus hijas, Elisa es profesora de instituto, y Ángeles es bióloga y trabaja como profesora titular en la Universidad Politécnica de Madrid. Sin lugar a dudas, Miguel Delibes es un hombre que imprime carácter. :)

Con Tristram Shandy creo que, como dije más arriba, metimos un poco la pata para ser el primero de los libros escogidos para el club, pero en fin, como suele decirse: a lo hecho, pecho. De Murakami, After Dark me gustó, aunque no es un libro sobresaliente. Engancha, como tantos otros del autor, y su historia es amena, pero creo que supuso más bien un reencuentro con el autor, tras el fiasco de Sauce ciego, mujer dormida, que no me terminó de convencer.

Sobre el hormigonado, a ver si preparo una cosita, dadme tiempo :) . Por cierto, me sumo a tu petición de clemencia: en breve posiblemente baje el ritmo “blogueril”, tanto en mis publicaciones como en la frecuencia con que pueda pasar a visitaros… pero ya me apañaré como pueda para seguir haciéndolo. ¡De mí no os libráis tan fácilmente! ;) El motivo… si puedo y me dejan, os lo cuento hoy en las Andanzas de un Trotalomas.

¡Besos!

Homo libris dijo...

¡Jajajaja! ¡Isi, ya te vale con el gato!

Obviamente, si no has leído ningún libro de Delibes, la lectura del ensayo pierde todo el sentido. De hecho, iba a añadir que el mismo era tanto más interesante cuantos más libros de Delibes hubiéramos leído, pero como me pareció algo tan evidente, pues no lo hice. :)
Eso sí, te insto a acercarte a él. Tal vez el libro de que nos hablaba R. hace unos días pueda ser un buen comienzo (Señora de rojo sobre fondo gris), aunque el Delibes más delibeano (si se me permite la expresión) es el de El caminio, Las ratas, Los santos inocentes y tantas otras obras en las que se aprecian a la perfección todos los elementos de su corpus narrativo que mencionaba en la entrada.

¡Un abrazote!

R. dijo...

¡Hola Homo libris!

A mí me encantan leer los libros ensayísticos sobre la obra de mis escritores favoritos, y son mis favoritos justamente porque he leído la mayoría de sus libros, así le saco el jugo a sus páginas y me embarco en relecturas provechosas.

He leído tu post muy por encima, ya que cuento con seguir leyendo al Delibes más delibeano.

Saludos,
R.

Homo libris dijo...

¡Buenas, R.!

En efecto, este tipo de ensayos se disfrutan tanto más cuanto mejor conocemos al autor y a su obra. Me alegra que te haya interesado, aunque te hayas visto obligado a leerlo por encima antes de sumergirte un poco más en la maravillosa prosa de nuestro querido vallisoletano.

No dejes de comentarnos las impresiones que te causa su lectura.

Un abrazo.

Elwen dijo...

Sobre avisarte porque siempre pasas por allí pero que sepas que hay un premio esperándote en tu próxima visita a mi blog ^_^

Homo libris dijo...

¡Muchísimas gracias, Elwen!

De hecho, acabo de verlo por allí, jejeje. No siempre comento, pero sí que leo. :)

Tengo que preparar alguna cosita para los premios, como ya te decía en el comentario de tu blog. ¡Este es particularmente significativo!

Una vez más, gracias.

Besos.

Shulamithie dijo...

Precioso tu gato. Los gatos son adorables. ^-^
De Delibes sólo he leído "La sombra del ciprés es alargada", pero me encantó. Bueno, y un librito de Alianza 100 de "La mortaja", donde recuerdo que hablaba de una fábrica que contaminaba un río.
Está bien tu blog, pero hay cosas que no se ven porque salen cortadas.

Homo libris dijo...

Shulamithie, ¿a que es precioso? Y por ahí anda también Obito, con algún libro que otro.

Delibes es de lo más recomendable; al menos, yo lo recomiendo, y es que es mi autor en castellano preferido (ah, ¿lo he dicho ya? :P). La mortaja es uno de sus cuentos más impactantes, me encanta.

No sé qué se te ve mal, debe de ser por la plantilla, aunque nadie me había comentado nada. ¿Qué navegador usas? Me consta que con Explorer 6 se ve regular, pero aparte de poder hacer poco con Blogger a ese respecto, me niego a tomarme más trabajo (ya tuve bastante en la faceta profesional hace tiempo) para que se vea bien en ese navegador, jeje. De todas formas, creo improbable que sea ese, así que si me dices el que usas le echaré un vistazo. Gracias, en cualquier caso, por avisar ;)

Un abrazo.