viernes, 14 de agosto de 2009

Alfred Hitchcock... sin necesidad de presentación.

Ayer, 13 de agosto, se cumplían 110 años del nacimiento del maestro del suspense, Alfred Hitchcock. El director de tantas y tantas películas inolvidables (sin obviar su faceta televisiva al frente de series como Alfred Hitchcock presenta…) se basó en multitud de ocasiones en obras literarias a la hora de encontrar la inspiración adecuada para despertar el asombro entre sus espectadores. De entre toda su filmografía, algunas de las películas que más me impactaron y que posiblemente haya visto en más ocasiones son las que visitan hoy Homo libris, basadas todas ellas, como apuntaba, en libros ya existentes.

De la etapa británica de Hitchcock, una de sus películas de persecución más interesantes es Los 39 escalones (The 39 steps), un filme en el que un inocente deberá fugarse de una serie de asesinos que intentan liquidar a Annabella Smith, quien confiesa a nuestro protagonista, Richard Hannay, que es una espía que ha descubierto un complot para robar unos secretos militares de Inglaterra. Esa misma noche será asesinada y Hannay deberá huir para salvar la vida. El guión de la película está basado en la novela de John Buchan del mismo título. Curiosamente, Buchan fue recomendado por el mismísimo Robert Graves para un puesto de profesor en la Universidad de El Cairo, tras lo cual sería nombrado presidente de la Sociedad Escocesa de Historia.

A esta misma etapa pertenece Alarma en el expreso (The lady vanishes), donde el director nos lleva a un país ficticio de Europa central donde contemplamos cómo avanza un tren en el que viajan una serie de pasajeros con destino a Londres. A causa del mal tiempo, el tren debe detenerse en un pueblo, y será ahí donde desaparecerá uno de los viajaros. Cuando nuestra protagonista intenta localizarlo, nadie parece haberlo visto o conocido nunca. Esta película se basó en la novela The Wheel Spins, de Ethel Lina White, una autora británica de novelas de misterio.

Rebeca (Rebecca), rodada en 1940 es, posiblemente, la película de Hitchcock cuyo referente literario está más claro. La novela de Daphne Du Maurier es sencillamente opresiva y maravillosa. En ella, Maxim de Winter viaja a Montecarlo tras la muerte de su primera esposa, Rebeca, y allí contrae matrimonio con una joven a la que llevará, tras la luna de miel, a Manderley, la mansión de los de Winter. Sobre ellos planeará la sombra de la fallecida Rebeca y el misterio que rodeó siempre su muerte. Sin duda alguna es un libro más que recomendable y con el que, por cierto, no terminó la relación entre autora y director. La no tan conocida Posada Jamaica y la que pudiera ser la película más representativa de Hitchcock, Los pájaros, están también basadas en relatos de Du Maurier.

Recuerda (Spellbound) es otra de las películas más emblemáticas de Hitchcock. Una de sus escenas más recordadas es la secuencia onírica creada por Dalí, donde aparece un hombre con unas tijeras gigantes cortando uno ojo en un claro homenaje a Buñuel. Se basó en la novela The House of Dr. Edwards, de Francis Beeding, y en ella se recrea la angustia de la pérdida de memoria del doctor Edwards y el amor de la doctora Constance Petersen hacia él, en el opresivo ambiente de una clínica psiquiátrica donde nada es lo que parece a primera vista.

La Soga (Rope) es una de mis películas preferidas del director. Entre sus peculiaridades se cuenta el curioso metraje de la misma, con escenas de 10 minutos de duración, que era el tiempo máximo de grabación que permitían las cámaras en aquél momento. La idea de Hitchcock era grabarla en tiempo real, en una sola toma que recrease el espíritu del texto en que está basada, una obra de teatro de Patrick Hamilton. Ante los impedimentos técnicos que mencionaba, la primera película a color de Hitchcock recurrió a diversos fundidos sobre zonas oscuras de la escena para dar la sensación de continuidad de la acción.

Atormentada (Under Capricorn) nos lleva a Australia para presentarnos la historia de amor y celos de Cahrles Adare, Henrietta y Sam Flusky. No es una de las películas más afortunadas del director y es que, basada en una novela de Helen Simpson, su ritmo extremadamente lento y el escándalo surgido de la noticia de la infidelidad de Ingrid Bergman con Roberto Rossellini no supusieron la mejor publicidad para la cinta (hoy día, posiblemente, este último hecho habría provocado justo el efecto contrario).

Una de las películas de Hitchcock de la que guardo mejor recuerdo es Extraños en un tren (Strangers on a train). Basada en la novela del mismo nombre de Patricia Highsmith, tanto la cinta como el libro son altamente recomendables si os gustan las historias de intriga bien urdidas. En la elaboración del guión trabajo, al menos en una primera etapa, Raymond Chandler, por lo que podemos ver que Hitchcock sabía escoger bien a sus colaboradores (aunque luego chocase frontalmente con ellos, como fue el caso de Chandler, por la visión que cada uno tenía del desarrollo de la historia). La novela parte de una situación inocente, como es el encuentro en un tren del famoso tenista Guy Haines y su admirador Bruno Anthony, y a partir de la misma desarrolla una trama que busca el grial criminal de todos los tiempos: el crimen perfecto.

No fueron estas las únicas obras de Hitchcock basadas en novelas, cuentos u obras teatrales. Yo confieso (I confess), por ejemplo, está basada en la obra de teatro de Paul Anthelme, Nos Deux Conscience. Crimen Perfecto (Dial M for a Murder), otra obra imprescindible, se basa en la de Frederick Knott y El hombre equivocado (The wrong man), en la novela de Maxwell Anderson La verdadera historia de Christopher Emmanuel Balestrero. Vértigo (de entre los muertos) (Vertigo) se lo está en la novela escrita por Pierre Boileau y Thomas Narcejac Sueurs froides: d’entre los morts. Frenesí, por su parte, se basó en Goodbye Picadilly, Farewell Leicester Square, de Arthur La Bern y Topacio (Topaz) en la de León Uris

Para terminar, Psicosis, otra de las obras emblemáticas de Hitchcock, encontró su inspiración en en la novela homónima de Robert Bloch, y poco (mas que, simplemente, todo) puede decirse sobre una película que ha pasado a la memoria colectiva de varias generaciones. Vedla y, por supuesto, os animo a leer a estos autores y a descubrir un poco más al maestro del suspense.



11 comentarios:

Maribel dijo...

Diso mio, ¿tienes negros contratados que te escriben las entradas?, ¿puedes hacerlo con Papyre desde Granada? ;-)

Preciosa entrada sobre un prolífico personaje que tanto ha influído sobre el cine y la literatura posterior

De las obras que señalas, decirte que está de gira una obra de teatro basada en 39 escalones con Gabino Diego, en Madrid y viene a Bilbao en Agosto!!

Me voy a repasar la selección que has hecho,
Estoy de acuerdo en que autores como Patricia Highsmith o Chandler, son muy recomendables.
¿Te gustó "El talento de mr. Ripley"?

Homo libris dijo...

¡Hola Maribel!

Pues la verdad es que las estoy escribiendo en los ratitos que paso en Málaga, jejeje. Bueno, no es por asustaros, pero ya hay una programada para mañana, y Elwen me ha dado una idea para otra en uno de sus últimos comentarios… ya os contaré.

Lo que me cuentas sobre la obra teatral de 39 escalones simplemente me ha encantado. Imagino que no vendrán tan al sur, así que posiblemente no pueda verla, pero me la apunto por si en un futuro viaje a Madrid pudiera verla (aunque si ya sube para Bilbao… mal asunto). Si vais a verla, no dejéis de comentarnos vuestras impresiones :)

De Highsmith no me gustó, sino que me encantó El talento de Mr. Ripley (pero no vi la adaptación cinematográfica, aunque en alguna que otra ocasión me llamó la atención sacar la película del videoclub, ni he leído aún El juego de Ripley). Curiosamente, la primera obra que leí suya fue Cuentos misóginos. Estaba en la biblioteca pública de mi pueblo, y la tarde que lo encontré lo leí allí mismo, del tirón, sentado en un sofá. Tendría que releerlo, ya que lo descubrí de niño y posiblemente la atracción que despertó en mí fue más por el carácter morboso de los cuentos que por lo que llegué a entender de ellos.

MJGF dijo...

No has hablado de "Alfred Hitchcock y los tres investigadores"... ;-D
F

Homo libris dijo...

¡Ja, ja, ja! Fulgida, la verdad es que tienes toda la razón. En la reorganización de los libros en casa encontré cuatro o cinco libros de Alfred Hitchcock y los tres investigadores. Decir que estos libros infantiles me encantaban es quedarme corto. Me fascinaban los misterios que Jupiter Jones, Pete Crenshaw y Bob Andrews se encargaban de resolver. Nacidos de la pluma de Robert Arthur, eran libros tan amenos y adictivos que los leía a pares. Los editó Molino y, a día de hoy, imagino que únicamente podrán encontrarse a través de librerías de viejo o por Internet.

No fueron, sin embargo, la única aproximación de Hitchcock a los libros de misterio. Precisamente me inscribí a Círculo de Lectores, y de ello hacen transcurrido casi 20 años, para conseguir el libro Relatos que me asustaron, y hasta hoy :) No fue el único libro de relatos que apareció coordinado por Hitchcock. De aquella época recuerdo una revista de relatos aparecida con su nombre (existía otra de ciencia ficción, bajo el nombre de Isaac Asimov Magazine), y algún otro, como uno que encontré recientemente y cuya lectura tengo pendiente, editado por Orbis en una de sus colecciones de quiosco.

Sin duda, la vinculación del mundo de los libros, el misterio y Hitchcock es más fuerte cuanto más profundizamos en ella.

Saludos.

El Guisante Verde Project dijo...

Al hilo de tu comentario, diré, no se sin sonrojarme o no, aunque la cara de Maribel me hace pensar que sí. Nunca he leído un libro de los Tres Investigadores, y eso que ahora en casa tenemos uno, rescatado del desván de un amigo, el nº 38 "El Misterio de los Cristales Rotos".
Pues eso que no me llamaban, no se por qué; tampoco de los cinco, los hollister, etc. Leía otras cosas más sesudas jajajajajaj.
Un saludo!
(Maribel me pincha diciendo que me parezco a uno, tendré que investigar)

Homo libris dijo...

Je, je, yo creo que te habrían resultado divertidos, aunque quién sabe ;) A mí me gustaba leer todo cuanto caía en mis manos, así que igual estaba con uno de estos libros, que con otro de Verne, que con un tratado de química universitario (sí, me daba por ahí), que leyendo Fauna, la enciclopedia dirigida por el inmortal Rodríguez de la Fuente :D

Tal vez para un ratito, de una tarde veraniega, te resulte interesante descubrir a esos tres investigadores ;)

loquemeahorro dijo...

Qué entrada más completa, bueno, como todas las tuyas.
Yo me leí Rebeca, hace años y "39 escalones" en la misma época.
De las películas que dices, creo que las he visto todas, incluída "La posda Jamaica", que creo que fue la última que rodó en G.B.

Efectivamente la de Ingrid Bergman "Atormentada", era bastante floja, la he borrado de mi mente, la verdad.

"Extraños en un tren" me gustó mucho más la novela que la película, que solo toma el planteamiento inicial del libro, después cada una va por su cuenta.

Jo! yo no conozco los tres investigadores!!!

Homo libris dijo...

Loque, la verdad es que yo también soy un apasionado de la obra de Hitchcock. Me alegra que la conozcas tan bien, y que te guste igualmente. Sobre la versión de Extraños en un tren coincido contigo: también me gustó más la versión original literaria.

En cuanto a Los tres investigadores, ¡son fantásticos! (Bueno, lo eran cuando les leía, aunque también es cierto que tenía pocos añitos :D)

MJGF dijo...

Yo tengo bastantes de Los Tres Investigadores (en las alturas) y (Sr. Guisante) de Los 5, Los 7 secretos, los Clásicos Bruguera y un largo etcétera. Me los traían los Reyes Magos ;-)
F

Homo libris dijo...

¡¡Fulgida, los Reyes Magos contigo tenían especial querencia!! ¡Menuda suerte! Yo guardo algunos de los libros infantiles y, con el paso de los años (y en ocasiones gracias a Internet), he ido localizando otros que leí en su día en la biblioteca pública y que no tenía en la colección :D

Anónimo dijo...

Debo decir que en unas vacaciones, cuando yo era muy peque, una prima malosa me puso a ver la película de “Los pájaros” de más está decir que no dormí varios días y además, miedo de daba voltear al cielo y ver a un ave. De ahí le agarré una tirria a el pobre de Don Alfred que no vean. Nunca más he visto nada de él y en cuanto lo veía aparecer por ahí en tv en un programa que tenía, yo salía disparada de la habitación…cosas de la vida….