martes, 24 de noviembre de 2009

Ciento cincuenta añitos

No podía dejar pasar un día como el de hoy sin escribir, aunque fuese de forma concisa, unas palabras sobre el libro que celebra el centésimo quincuagésimo año de su publicación: El origen de las especies, de Charles Darwin, del que se celebra además este año el bicentenario de su nacimiento. La obra más difundida del naturalista británico, y también la más controvertida, es la que cambió para siempre la percepción de la historia natural y del desarrollo y aparición de las especies. Sin embargo, como suele ocurrir con muchas grandes obras, la de Darwin es la gran desconocida, aquella de la que todo el mundo ha oído hablar pero nunca ha leído. Tal vez nos digamos a nosotros mismos que siempre habrá tiempo de incluirla en nuestro plan infinito de lectura, o puede que nos eche un poco atrás la carga científica del libro (que en este año conmemorativo está sufriendo duras críticas). Sea como fuere, lo cierto es que El origen de las especies es un libro ameno, que casi puede leerse como una novela de aventuras que nos lleva de la mano de Darwin y de su maravilloso periplo a bordo del Beagle a disfrutar con el descubrimiento de los mecanismos evolutivos que, en aquella época, tanto el autor como Russell Wallace llegaron a vislumbrar.

La aproximación de Darwin y Wallace a la teoría de la evolución orgánica por selección natural transcurrió por caminos similares, aunque no paralelos. Mientras Darwin postulaba su teoría basándose en la dispersión de las especies desde un único “centro singular de supuesta creación” para llegar a concluir que en la especiación ejercía una tremenda influencia la selección natural, Wallace aplicaba las hipótesis evolutivas para respaldar las interpretaciones biogeográficas, construyendo modelos de procesos históricos que explicaran los espaciales.

La obra de ambos científicos influyó, para bien o para mal, en el estudio de las ciencias biológicas durante los siglos XIX y XX. Ya en su día el libro que hoy nos acompaña suscitó una gran polémica. El porqué sucedió esto tal vez nos lo explique el propio libro, que en una de sus últimas páginas afirma que “se proyectará mucha luz sobre el origen del hombre y su historia”, es decir, que Darwin, a través de su teoría de la selección natural y del origen de las especies, buscaba explicar también la del propio ser humano. Curiosamente, algo más de un siglo después otro reputado científico sufrió igual escarnio por un breve capítulo de pocas páginas al final de la que posiblemente es su obra más reconocida (y que entronca directamente con la selección natural). Me refiero a Edward O. Wilson y su tratado La sociobiología; la nueva síntesis, un estudio sobre la conducta del hombre que viene de la mano del darwinismo social. El estudio del hombre desde un punto de vista estrictamente biológico, frente al de los historiadores, antropólogos y sociólogos no fue realmente bien recibido.

La teoría sociobiológica, al igual que la de la selección natural, puede ser mal utilizada y entendida, no cabe la menor duda de ello, ya que ha ocurrido en el pasado. Sin embargo, y al margen de esto (precisamente estudios de Wilson y otros autores propugnan la importancia del altruismo para la supervivencia de la especie y de los propios genes, frente a la supervivencia del “más fuerte” tan en la línea de la obra de Dawkins, El gen egoísta, y de ciertas interpretaciones interesadas de la teoría darwiniana, como es el caso de Malthus que, en su Ensayo sobre el principio de la población, afirmaría que la población aumenta en progresión geométrica en tanto los medios de subsistencia lo hacen en progresión aritmética, justificando así la miseria de los obreros y haciéndoles a ellos mismos responsables de la misma por tener un número demasiado elevado de hijos. La conclusión a la que llegaba era a que había que luchar contra la pobreza mediante la reducción de la natalidad. Es decir, intentaba difundir un “darwinismo social” que pretendía interpretar y justificar la estructura de la sociedad humana basándose en los esquemas propuestos por Darwin para la flora y la fauna. Marx y Engels criticarían mordazmente las teorías malthusianas, pero esto es otra historia que merece ser presentada, tal vez, en otro momento.

Para animaros a leer esta obra, me gustaría cerrar la entrada con un párrafo que me encanta (pues demuestra que, además de su base científica, el libro de Darwin está escrito con una hermosa prosa que lo convierte en un verdadero texto literario). A saber,
Podemos comprender, hasta cierto punto, por qué hay tanta belleza por toda la naturaleza, pues esto puede atribuirse, en gran parte, a la acción de la selección natural. Que la belleza, según nuestro sentido de ella, no es universal, tiene que ser admitido por todo el que fije su atención en algunas serpientes venenosas, en algunos peces y en ciertos asquerosos murciélagos que tienen una monstruosa semejanza con la cara humana. La selección sexual ha dado brillantísimos colores, elegantes dibujos y otros adornos a los machos, y a veces a los dos sexos, de muchas aves, mariposas y otros animales. Por lo que se refiere a las aves, muchas veces ha hecho musical para la hembra, lo mismo que para nuestros oídos, la voz del macho. Las flores y los frutos han sido hechos aparentes, mediante brillantes colores en contraste con el follaje verde, a fin de que las flores puedan ser fácilmente vistas, visitadas y fecundadas por los insectos, y las semillas diseminadas por los pájaros. Por qué ocurre que ciertos colores, sonidos y formas dan gusto al hombre y a los animales inferiores –esto es, cómo fue adquirido por vez primera el sentido de la belleza en su forma más sencilla-, no lo sabemos, como tampoco sabemos por qué ciertos olores y sabores se hicieron por vez primera agradables.

19 comentarios:

@scen dijo...

Esta es un obra que quería yo leer para celebrar su cumpleaños y el caso que la tenía buscada y preparada para leer... pero la verdad es que no encuentro el momento.
Pero bueno la leeré para sus 150 años y unos meses y le desearé un feliz No-cumpleaños, como diría el Sombrerero Loco.
Un beso.

Rubén D. Caviedes dijo...

Pues fíjese usted que en mi casa Darwin lo peta horrores; tenemos hasta un retrato del insigne inglés debajo de uno de Rodríguez de la Fuente. Debajo no por cuestión de rango, ojo: por tema estético.

El darwinismo se lo han llevado al huerto unos y otros con tanta intención les ha dado tiempo e inspiración el siglo XX, que ha sido un siglo con unas inspiraciones muy variadas y muy cabronas. Darwin, en todo caso, no se abstrae de los tópicos de su época, pese a ser de una lucidez que quita el hipo: le pierde la contundencia verbal, como a todo el siglo XIX. Esto a ojos de sus críticos, ojo. Yo mantengo que en el XIX o se era contundente o no se era, sencillamente. Pero hay quién apoyado en tanta vehemencia en el juicio ha querido hacer lecturas más bizarras de lo que dijo el hombre con gran tino, y le pasó como a Freud: que quién se lo hubiera dicho a él. Pero esto, por no ponernos pesados y por parafrasear a Ende como bien hace usted, que coño, es otra historia que debe ser contada en otra ocasión.

Viva Darwin, en todo caso. Qué sería de nosotros sin él. ¿Se lo ha preguntado alguna vez?

Mallory Knox dijo...

Curiosa entrada, cuando he leído en el reader el aniversario de los 150 años pensé que era una referencia a Washington Irving.

Hace tiempo leí un libro sobre el viaje del Beagle que me pareció maravilloso, pero para mi desgracia no recuerdo el título. Pero sí diré que hubo algo sobre la vida de Darwin que me llamó mucho la atención.
Por lo visto nunca destacó como estudiante brillante e incluso creo recordar que acabó abandonando la carrera de medicina. Sin embargo solo necesitó de un gran poder de observación para ver algo que que estaba delante de las narices de todos y nadie veía.

Y no sé porqué eso me motivó. Quizás no sea una lumbreras, quizá no sea la cerebrito de la clase. Pero sí pongo dedicación y empeño en lo que hago puedo hacer grandes cosas.

Gracias Señor Darwin

lammermoor dijo...

Homo Libris, mereció la pena la espera. ¡Como ibas a pasar por alto esta fecha!
El libro está en mi plan infinito antes de que se convirtiera en infinito y espero leerlo aunque tengo que esperar a una época relajada (quizás las vacaciones veraniegas sean la época más adecuada)
También a mí me gustaría terminar el "año Darwin" con una colaboración sobre el (alucinante) vigor de las teorías creacionistas (A ver si mi artista invitada se decide a enviarme el artículo)

Isi dijo...

Pues mira que la he visto en carrefuor en edición de bolsillo muy barata y he pensado en comprarla un millón de veces. Quizás ahora sea el momento.
oye es verdad, por qué nos parece hermoso lo mismo que a los animales o plantas? ¿es que tenemos un microgen que nos lo dice "esto es potito"? Ayyy misterios!

loquemeahorro dijo...

Buena entrada, y muy interesante el hablar del Darwinismo Social, hace muy poco vi un documental sobre este tema y la eugenesia y sus filantrópicos orígenes, relacionándola a su vez, con el nazismo.
Realmente interesante.

El Guisante Verde Project dijo...

Buenas, algo iba a decir pero después del comentario de M.d.I.B, cualquiera pone algo...
Esta obra para mí es un conjunto de fragmentos, porque así la he leído, por partes, y en años diferentes. Es, otro más, ejemplo de como teorías científicas son arrastradas al juego político-social, haciendo flaco favor a la ciencia.
Y aunque algunos aspectos sean discutibles, que lo son, me parece un trabajo increíble del que somos deudores, y que merece la pena leer, sin duda.
Saludos!

Pdta. como es este Darwin, cumplir años con el Guisante, jejejeje.

La Belle Dame Sans Merci dijo...

¡Hombre, Darwin! Gracias a esos 150años tengo la sección de "Orígen del hombre" llena de obras suyas y sobre él. ;) Tengo que decir que, cuando me leí "El orígen de las especies" lo pillé con algo de miedo, por si los tecnicismos biológicos iban a hacerme costosa su lectura, pero para mi sorpresa es un libro que me encantó; a ver si aprovecho las ediciones especiales baratas y me lo compro para mi biblioteca. ^^
Coincido contigo en que se lee como una novela de aventuras, casi. Ahora ha salido un libro sobre su expedición en el Beagle que quiero leerme, pero no sé cuándo, aish. Las lecturas de clase para mis trabajos me tienen muy cercada.

Una anécdota curiosa, al hilo de todo esto: con la muerte del gran Ayala, hubo alguna mente grandiosa en el departamento de compras de nuestra central que me mandó diez ejemplares de "Darwin y el diseño inteligente", de Francisco J. Ayala... ¡Mira que confundirlos! XD En fin, lo que hace la informática si se mezcla con la ignorancia. Por cierto, ¿te has leído este libro? Tengo mucho interés por él desde hace tiempo, por esto que hablábamos en mi blog hace unos días de la discusión evolución-religión. La verdad es que el libro pinta muy interesante, y Francisco J. Ayala me encanta. Ya me dirás. XD

¡Un abrazo!

lammermoor dijo...

Alienor, de Ayala leí Teoría de la evolución: de Darwin a los últimos avances de genética. qye me dejó mi hermana y ne gustó mucho. El del "diseño inteligente" quiero leerlo aunque lo de embarcarme este año en el RETO me alejó un poco de este tipo de lecturas.

lammermoor dijo...

Alienor, de Ayala leí Teoría de la evolución: de Darwin a los últimos avances de genética. qye me dejó mi hermana y ne gustó mucho. El del "diseño inteligente" quiero leerlo aunque lo de embarcarme este año en el RETO me alejó un poco de este tipo de lecturas.

Iraya Martín dijo...

Fíjate que eso de que es "ameno" me ha dado la risa (xDDDDD) porque claro luego ves la portada y sigues leyendo el post y suena a que hay que saber latín para leerlo (xDDD).

En fin que yo, como muchos, va a ser que de momento no lo pongo en mi plan infinito porque me da miedito. Pero si que lo anoto para cuando sea mayor y tenga la paciencia de una viejecita para este tipo de lecturas.

Sí, es una idea totalmente precondebida de alguien a quien le gusta engullir bestsellers que nadie me mate por ello xDDD

Javier G. Pérez dijo...

Para mi vergüenza, después de haberme leído biografías y trabajos de Félix Rodríguez De La Fuente, Konrad Lorenz, Desmond Morris, etc. me apura no haberme acordado de leer, salvo pequeñas reseñas, algún trabajo completo de nuestro disciplinado naturalista Charles Darwin.
Ya que me lo pones a la vista, no desaprovecharé esta oportunidad.
Saludos

La Belle Dame Sans Merci dijo...

¡Gracias, lammermoor! ^^

Eva dijo...

Curiosamente, me gustaría añadir que el otro día vi en un periódico on line, que se había subastado este libro de la primera edición y que llevaba 50 años (creo) en la estantería de un aseo adornándolo, jejeje. Han sacado por este "adorno" 66.000 euros, claro está que aunque yo no pueda pagarlos me parece poco dinero.
Un abrazo.

Homo libris dijo...

Bueno, Ascen, que sea pues para su 150 cumpleaños y pico (como el del pinzón, jeje). A ver qué te parece, ya que siempre es bueno acercarse a estas lecturas, y el cumpleaños de la obra puede ser un buen momento para ello.

Muy Señor mío, no se imagina usted lo que me encantaría visitar su casa, con sendas velas que encender bajo ese simpar altar que tiene usted instalado. Tanto Rodríguez de la Fuente como Darwin lo merecen, sin lugar a dudas, independientemente de la posición que ocupen. Respecto a las inspiraciones, tiene usted toda la razón. Hay que ver la mala sangre que hay por el mundo, y cómo hacemos propias, para tergiversarlas, las ideas ajenas. Si pasa hasta con las series de televisión y las películas (y si no, vean las diferencias entre “El coche fantástico” de entonces y el de ahora, o el remake que se quiere hacer de “Verano azul”). Me estremezco sólo con pensarlo.

Mallory Knox, también, también tienes razón, podría haber sido una referencia a Irving, aunque en esta ocasión ganó la vena científica. El libro que mencionas debe estar bastante bien, habrá que intentar localizarlo. Lo interesante de la doble celebración es que se están editando bastantes libros sobre el tema y, sobre todo, reeditando muchísimas obras de Darwin, que no escribió únicamente El origen de las especies, aunque sea por lo que más se le conoce. En cuanto a los científicos que no destacaron en clase, sumaría a Einstein, que tampoco era moco de pavo, jejeje.

Lammermoor, me alegra que te gustase la entrada: por supuesto, no podía dejar pasar la fecha (¡si creo que la tengo en cuenta desde que creé el blog, jajaja!). A ver si te animas con el libro y, por supuesto, esa firma invitada nos deleita con un buen artículo sobre el tema.

Isi, pues es el momento, con ediciones baratitas, de bolsillo, que resulten manejables y prácticas. La mía es de una librería de ocasión que había en Granada (“Librería Urbano”) que, tristemente, ya desapareció para ser sustituida por una librería técnica… En ocasiones la evolución es así de triste. :( En cuanto a ese “gen” (por llamarlo de algún modo) que hace que nos guste la naturaleza, E. O. Wilson lo llamó “biofilia”, y forma parte de nuestra naturaleza.

Homo libris dijo...

Loquemeahorro, ese tipo de usos (abusos más bien) de las teorías científicas dan mucho, pero que mucho miedo. Es justo lo que le ocurrió a E. O. Wilson con su teoría sobre la sociobiología, pues se le tachó de nazi y genocida… En fin, ver para creer.

Roberto, estoy espeso… ¿M.d.I.B.? Seguro que es obvio, pero me acabo de perder, jajaja. Respecto al libro de Darwin, lo que comentas es lo habitual: se conoce la obra por partes, porque así nos la enseñaron, destacando ciertos fragmentos. Lo cierto es que suelen sacar de contexto según qué aspectos de las teorías científicas para usarlos en el juego político, con lo que la teoría puede quedar en entredicho… Es increíble la singular destreza que tenemos para torcer las cosas y hacerlas “malas”, ¿verdad?

Aunque tarde, en el comentario (más que en vuestro blog, eso sí), ¡Muchísimas felicidades! Ah, no sé si lo habéis pensado, pero no es cosa del azar… Vuestras flores guisantiles sirvieron a Mendel para confirmar su teoría de la herencia, jijiji.

Alienor, me alegra que fuese grata la lectura de El origen de las especies. Tal y como dices (y por eso animo a leerlo), su lectura no resulta nada pesada, y como buen autor decimonónico, su prosa es cuidada aunque algo ampulosa, jeje.

El libro de Ayala (esa confusión que nos cuentas ya la presencié en alguna ocasión, en vida del último representante de la generación del 27 :S) que dices no lo leí, y de hecho le tengo ganas. Sobre el “diseño inteligente” se ha escrito y dicho bastante (hay un curioso documental sobre el caso de Dover que no sé si habéis visto), y presumo que Ayala afrontará esa controversia con bastante tino, así que habrá que adelantarlo unos puestos en el Plan Infinito.

Homo libris dijo...

Jajaja, Elwen, mujer, que es ameno de verdad. Obviamente todos tenemos nuestras particulares filias y fobias, y que un tema en concreto no tiene que atraernos necesariamente, pero que como dicen por aquí el libro asusta más de lo que luego realmente resulta ser. Me atrevo a situarlo unos cuantos niveles más arriba en lo tocante a diversión que el mismísimo Tristram Shandy, fíjate lo que te digo, jeje.

Javier, con esa trayectoria (Lorenz, Morris…) por supuesto que debes leer a Darwin, a buen seguro te gustará, y mucho. La aguda visión de Darwin para hilvanar en su teoría lo que estaba ante los ojos de tantos seguro que te resulta más que interesante.
Eva, a mí también me parece poquito para la obra que es (y para lo que se paga por los futbolistas, jajaja). Con lo del aseo me he quedado muerto, te lo juro… voy a buscar la noticia; ¡gracias por traérnosla!

Ah, y aunque no tiene nada que ver con los comentarios de todos vosotros, me acabo de acordar de unas escenas de la película “Master and Commander”, cuando el doctor Maturin desembarca junto a Jack Aubrey en las Galápagos y rememora la genialidad de Darwin acompañado por una banda sonora de espectacular belleza. Sentimiento naturalista en estado puro.

¡Abrazos!

loquemeahorro dijo...

Ejem,ejem , me temo que se refería a mí, ya sabes Mujer de Incontestable Belleza...

Homo libris dijo...

Jajajaja, si ya sabía yo que era algo más que obvio. ;)

Ya en serio, si se refieren a ti así en el blog de "El Guisante...", es cierto... Jo, ya os decía yo que andaba espeso. Si es que el polimorfismo tiene cada cosa... :)

Saludotes.